VALÈNCIA. "No estoy para fiestas". Con esta frase pronunciada el pasado 20 de junio, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ponía de manifiesto su incomodidad con la crisis abierta en el Gobierno valenciano con la imputación de la vicepresidenta primera y portavoz del Ejecutivo, Mónica Oltra. El jefe del Consell respondía así a la pregunta respecto al acto con cierto carácter festivo con el que Compromís había cerrado filas en defensa de su máxima referente. Apenas 24 horas después, la presión iba en aumento y Oltra presentaba su dimisión antes de la Ejecutiva de la coalición convocada para ese mismo martes. Lo hacía visiblemente emocionada pero también con afiladas críticas a sus socios principales del Botànic, a la justicia y a los medios de comunicación.
Unos momentos delicados para el Botànic II que, sin embargo, han dejado paso a unos días en los que, poco a poco, ha comenzado a recobrarse cierta normalidad en el Consell. Los socialistas celebran este domingo el 'Día de la Rosa' -antes conocida como 'Fiesta de la Rosa'- y basta una pequeña ronda de llamadas para detectar en sus filas cierto alivio y relajación tras unas semanas de alta tensión. "No estamos para fiestas, pero sí para alguna 'fiestecilla'", comentaba un alto cargo a este diario con cierto sarcasmo.
Lo cierto es que aunque el Botànic II no está, ni mucho menos, en su mejor momento, los socialistas valencianos se ven mejor ahora que hace unas semanas. Puig salió de la crisis del Consell la pasada semana proclamando la permanencia de Ford Almussafes, mientras estos días ha podido recibir a la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, para anunciar entre otras cuestiones la licitación a finales de julio del canal de acceso por valor de 475 millones de euros. Además, el presidente de la Generalitat también adelantó la moratoria en el pago del canon de saneamiento del agua para los próximos meses, con un ahorro mensual de entre 12 y 18 euros para cada hogar valenciano.
Unas medidas que, en definitiva, han servido para que, de alguna manera, el presidente de la Generalitat haya conseguido poner el foco de nuevo en la gestión política y apartarlo de la crisis atravesada en las últimas semanas. Es más, la incorporación de Aitana Mas como vicepresidenta del Consell con su correspondiente debut como portavoz del Ejecutivo este viernes, ha convencido a más de un dirigente socialista de que las relaciones con Compromís en lo que queda de legislatura pueden reconducirse o, al menos, alejarse de las situaciones de conflicto más enconado que se han vivido con anterioridad.
Es más, incluso hay quien cree en las filas socialistas -o al menos así lo manifiestan- que la entrada de aire fresco con Mas puede beneficiar a la coalición valencianista y, por ende, la suma en el futuro de las fuerzas de izquierdas para alcanzar el Botànic III.
Como añadido a esta semana de calma tras la tempestad para Presidencia, Puig ni siquiera tuvo que sufrir una sesión de control excesivamente exigente. Bien es cierto que la oposición se centró todavía en los ataques vinculados a la situación de Oltra, pero la pregunta de Compromís formulada en este caso por el exconseller Vicent Marzà a Puig, pese a ser en cierto modo delicada porque se refería a la falta de ejecución de inversiones del Gobierno de Sánchez, fue presentada sin beligerancia y con una llamada al fortalecimiento del Botànic de cara al futuro que el presidente pudo responder con cierta comodidad.
Con estos mimbres, y a falta de ver cómo se van desarrollando las próximas semanas, los socialistas se muestran esperanzados de cara al futuro y a la cita con las urnas en 2023. Tal y como ha informado este diario, el PSPV tiene previsto firmar su destino al perfil presidencial de Puig y, con esto, confían en una mejoría importante de resultados. Son conscientes de que la marca nacional atraviesa un momento difícil, algo que se ha puesto de manifiesto con las derrotas electorales en Madrid, Castilla y León y Andalucía, pero también ponen el acento en que en todas esas plazas los gobiernos y los presidentes fuertes han salido reforzados.
Pese a que los sondeos nacionales, incluido el CIS señalan una mejoría importante, en el PSPV creen que si la situación económica mejora y Compromís y Unides Podem mantienen el tipo, el Botànic III está al alcance de la mano. Es más, los más optimistas no descartan que Puig pudiera dispararse como Díaz Ayuso en Madrid o Juanma Moreno en Andalucía si consigue transmitir a la ciudadanía la sensación de estabilidad en los próximos meses incluso aunque esta no sea la tendencia nacional.
Una mirada sin duda positiva que emerge de la sensación en el Botànic de haber atravesado una complicada tormenta en el último mes que ha comenzado a amainar. Resulta evidente que las relaciones entre PSPV y Compromís no volverán a los mejores momentos iniciales de 2015, pero sí existe la creencia generalizada de que podría haber Botànic III si se culmina la legislatura sin demasiadas estridencias.