ALICANTE. En el último año, la Ley de Startups se ha creado en el país para buscar subir la inversión en España en un 20% en tres años e incentivar la creación de empresas emergentes. Tras varios meses de implementación, este periódico habla con el CEO de AticcoLab, Quino Fernández, para analizar los cambios de la Ley de Startups en emprendedores y su enfoque para potenciar el emprendimiento.
¿Cómo ha evolucionado la estrategia de España con respecto a la gestión del emprendimiento -tanto desde empresas como administraciones-en los últimos cinco años?
Creo que la palabra clave es "crecimiento". Hay mucho más apoyo desde las corporaciones, las aceleradoras corporativas, los premios, las challenges se han multiplicado en estos años. La administración pública con el empuje de los Next Generation también ha ayudado a crear nuevos programas por parte de todo tipo de aceleradoras. La Ley de Startups ha mejorado, al menos parcialmente, el entorno en el que se mueve el emprendimiento Y, si bien parece que haya muchos más emprendedores, estos llegan mucho mejor preparados.
La Ley de Startups tardó algunos años en gestarse y hay cambios que se introducen para su funcionamiento. ¿A qué van enfocados?
En líneas generales, a apoyar el emprendimiento "de base", a los que empiezan, simplificando burocracia, suavizando la fiscalidad o mejorando el tratamiento de los business angels.
¿La Ley de Startups ha llegado para quedarse mucho tiempo?
El mundo startup cambia continuamente, sería muy optimista pensar que una ley en nuestro entorno puede durar tanto como en otros más consolidados. De hecho, la anterior "Ley de emprendedores" es de 2013 y no habían pasado cinco años cuando el sector empezó a pedir una nueva, que ha tardado otros cinco años, por cierto.
¿Qué le hace falta a España (y a Europa) para impulsar la inversión en startups al nivel de otras áreas como Estados Unidos?
En España siguen faltando más fondos potentes, que puedan seguir a las scale-up en su camino a las grandes rondas y, por motivos culturales o por falta de acompañamiento tampoco es fácil para los emprendedores españoles ir a buscar esas rondas fuera.
No toda Europa es igual. España y otros países, incluso algunos teóricamente más avanzados como Italia, van muy por detrás de Inglaterra o Alemania, que, aunque a distancia, siguen el rebufo de los Estados Unidos.
Pero, en general seguimos teniendo un problema claro de mercado para las startups en fase inicial: aunque la población de Europa viene a ser el doble de la de Estados Unidos, la fragmentación del mercado europeo, con 27 idiomas (y culturas) diferentes, dificulta mucho el acceso a un mercado de suficiente tamaño.
Una startup de Denver accede inmediatamente a 350 millones de posibles clientes, antes de pensar en internacionalizar. Una de Málaga a 47 millones. Aunque ambas tengan el mismo riesgo para un inversor, la recompensa, desde el primer momento, es casi ocho veces mayor en Estados Unidos. Es normal que el inversor americano asuma más riesgos.
¿El talento emprendedor y técnico en España tiene opciones y atractivos para quedarse y formalizarlo en el país?
Más allá de las nuevas ayudas legislativas, las diferencias salariales son tan grandes que la tentación de ir a explotar tu talento fuera es enorme.
¿Qué hará la Ley de Startups por atraer talento que se fue (y a talento internacional que quiera venir)? ¿Contribuirá a eliminar trabas burocráticas? y ¿qué incentivos fiscales aporta?
Si, la Ley contribuye y ayuda. Pero el talento tiene dos opciones: emplearse para un tercero y descubrir que incluso las grandes multinacionales pagan mucho menos en España o emprender, con la esperanza de un exit que compense los años de esfuerzo. Y ese no es el resultado más habitual. Al final volvemos al argumento de la mejor calidad de vida y de unos bajos costes que compensan parcialmente los bajos ingresos.