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más de 5.000 familias del ámbito rural valenciano viven del sector avícola de puesta

Rebelión en la granja: el huevo pelea por mantener su rentabilidad en el camino hacia un modelo sin jaulas

11/10/2021 - 

VALÈNCIA. El consumo de huevos, como el del resto de alimentos básicos de la cesta de la compra, aumentó notablemente durante la pandemia. Los españoles consumimos en 2020 una media de tres a la semana, un 16% más que el año anterior. El confinamiento y la repentina afición por la repostería contribuyeron a elevar hasta casi 23 euros el gasto anual per cápita y permitieron al sector avícola de puesta crecer un 17,5% en ventas hasta superar los 1.056 millones de facturación agregada.

Sin embargo, los productores andan revueltos por una escalada en el coste de las materias primas que comenzó el año pasado y que los tiene fritos. A ello se suman las nuevas exigencias que se están incubando la UE para eliminar la cría en jaulas, un duro proceso de transformación del modelo productivo que puede suponer la puntilla para docenas o docenas de explotaciones familiares que aún están amortizando las inversiones que tuvieron que realizar para adaptar las jaulas de las ponedoras a la directiva comunitaria de Bienestar Animal de 2012.

Más de 5.000 familias del ámbito rural valenciano viven directamente o indirectamente del sector avícola de puesta. Según la interprofesional del sector (Inprovo), la producción en la Comunitat Valenciana alcanzó los 126 millones de docenas y el volumen de negocio rozó los 85 millones en 2020, un ejercicio en el que se consolidó como cuarta región productora del país por detrás de las dos Castillas y Aragón.

A diferencia de las zonas de interior, con entornos rurales más propicios para extensas explotaciones, en la Comunitat Valenciana proliferan las granjas de pequeña y mediana dimensión y en las cercanías de grandes núcleos de población por el carácter perecedero del producto. Son en su mayoría granjas familiares de segunda o tercera generación acostumbradas a reinventarse para incorporar la automatización a sus procesos productivos, cumplir las crecientes exigencias alimentarias y adaptarse a la tendencia de un mercado que poco a poco demanda cada vez más huevos de gallinas libres de jaula.

La realidad de las ventas, sin embargo, demuestra que esta demanda aún es incipiente. Aunque los que más crecieron fueron los huevos de gallinas criadas sueltas en gallineros (código 2), el factor precio sigue decantando la balanza a favor de más económicos, los de gallinas criadas en jaulas acondicionadas (código 3), porque los costes de producción de los camperos (código 1) o de los ecológicos (código 0) son notablemente superiores. Hasta un 40% más, según explican a David Cervera y su hija Ángela, propietario y responsable de Recursos Humanos, respectivamente, de Avícola Llombai, una explotación valenciana con siete naves de ponedoras, más de 110 empleados y una producción diaria de 600.000 huevos.

"Actualmente tenemos varios núcleos de producción que hemos ido adaptando a la demanda del mercado. Tenemos una explotación de huevos camperos (código 1), otra de código 2 y para el año que viene tenemos en proyecto una explotación de número 0 (ecológicos), lo que nos permitirá tener todas las variedades en nuestro portfolio. Pero la mayoría de huevos que se venden en España aún son del numero 3 –el 56%, según Inprovo– y hoy por hoy la gente no está dispuesta a pagar más", explican David y Ángela Cervera.

La comunitat ES LA CUARTA REGIÓN PRODUCTORA con 126 millones de docenas y unas ventas de 85 millones

"Produciremos lo que demande el mercado, pero la realidad es que no cuestan lo mismo porque la productividad de una gallina en jaula acondicionada es más alta", asegura Raúl Girbés, jefe de producción de Avícola Girbés, una empresa fundada por su padre y su tío hace 54 años "con métodos muy manuales" con sede en Algemesí.

Hace 60 años, explica Girbés, una explotación podía se rentable con 3.000 gallinas. Desde entonces, las crecientes exigencias de calidad hicieron evolucionar los métodos de cría al de gallinas estabuladas o en jaula porque era la mejor fórmula para garantizar la salubridad al impedirles el acceso a sus propios excrementos. Ahora la tendencia es la contraria, volver a lo que se dejó de hacer hace sesenta años y recuperar la cría en el suelo, pero manteniendo una productividad alta y cumpliendo los estándares de calidad.

Raúl Girbés, jefe de producción de Avícola Girbés

"El reto al que nos enfrentamos es automatizar la producción en todo lo que se pueda y criar las gallinas en suelo manteniendo el reto sanitario. Mantener la productividad traducida a eficiencia y que cada animal produzca en la misma cantidad y calidad que en jaula es complicado porque si la gallina sale tiene acceso a excrementos y se puede contaminar. Las gallinas que están sueltas tienen más desafíos, consumen más pienso y tienen más mortalidad", asegura Raúl Girbés.

Según David y Ángela Cevera, además de la mayor inversión que requieren las instalaciones para gallinas criadas en suelo o las camperas, el coste en mano de obra es más del doble por docena y el consumo de pienso es entre un 15 y un 20% más. En el caso de los ecológicos, los más caros de producir, se exige también que tanto la cría del animal como el pienso también lo sean.

Ahora Bruselas va más allá del acondicionamiento de jaulas que pidió en 2012 y exige avanzar hacia la eliminación de las mismas cuando muchos productores, según Cervera aún están pagando la inversión que realizaron entonces para adaptarse a las condiciones de bienestar animal.

Los productores sostienen que el modelo de jaulas acondicionadas es el más rentable y salubre

"La UE está imponiendo unas exigencias a los productores locales y tememos que eso pueda suponer la entrada de huevos de terceros países sin esas exigencias. Al consumidor se le ha hecho llegar el mensaje del bienestar animal, pero no el de que las condiciones de cría actuales de las gallinas son muy buenas y se puede producir el mismo alimento de la misma calidad de forma mucho más eficiente", sostiene Raúl Girbés.

"El bienestar animal te lo da la gallina ponedora todos los días a través de sus huevos. El bienestar va implícito totalmente a la productividad y los más interesados en ello somos los granjeros", añade el responsable de la avícola de Algemesí.

"Venimos de cambiar todo el sistema de jaulas en 2012 y ahora vamos a volver a tener que cambiar. Entonces sí tuvimos acceso a ayudas, pero ahora no sabemos si sacarán algo. Va a suponer el cierre de muchas explotaciones como pasó en 2012, cuando muchas naves se quedaron atrás y acabaron cerrando", lamenta Daniel Tello, gerente de Huevos Alto Turia, en relación a las nuevas exigencias.

Ángela Cevera, responsable de Recursos Humanos en Avícola Llombai

El pienso y el cartón, por las nubes

Al margen del nuevo esfuerzo económico que va a suponer la reconversión de sus granjas para cumplir el compromiso de la UE con la eliminación de las jaulas, los productores sufren desde hace meses una escalada en el coste de materias primas como el cartón, el plástico o el pienso.

"El sector atraviesa un momento crítico. El cierre de la hostelería por la pandemia y la caída del turismo han generado bastante excedente, con lo que ello supone para un producto perecedero que no se puede almacenar. A ello se suma ahora el fuerte incremento de materias primas como cartones y piensos que apenas hemos repercutido en el precio; los costes de producción nos cambian prácticamente cada mes", lamenta David Tello.

Tello, que junto a su hermano ha dado continuidad a la producción que inició su abuelo y continuó su madre, gestiona una explotación de ponedoras en jaula "como toda la vida" en Tuéjar. Sus tres naves con 55.000 gallinas producen 40.000 huevos al día que venden directamente a la hostelería, pequeños supermercados y tiendas de alimentación de su entorno.

Daniel Tello, gerente de Huevos Alto Turia

"Los pequeños productores vamos a tender a desaparecer. Vamos a pasar a menos animales de los que tenemos y el coste lo vamos a tener que repercutir en el producto. Pasar del código 3 al 2 supone alrededor de veinte céntimos por docena en el precio final, pero la hostelería lo que pide es un producto bueno y barato y hoy el huevo de jaula tiene mejores condiciones de salubridad", reflexiona Tello, que también distribuye camperos y ecológicos que compran a pequeños productores de su entorno.

Según subraya David Girbés, el pienso supone entre el 60 y el 70% del coste total de producción del sector avícola de puesta y este se ha disparado un 30% desde julio del año pasado y se mantendrá elevado al menos hasta abril. "El cartón ha subido un 100%, el plástico, la energía... Todo ha subido y no hemos sido capaces de repercutirlo. La docena de huevos ha subido apenas 5 céntimos, no es lineal con la subida de los costes de producción, Hay granjas que lo están pasando mal y han tenido que detener la producción", ratifica Raúl Girbés.

Combatiendo los mitos

Al margen de las estrecheces económicas que ya les golpean, los productores han de enfrentarse también a un buen puñado de mitos sobre el consumo excesivo de este producto que, a pesar de ser una joya nutricional, aún se asocia con contraindicaciones que ya han sido desmontadas por infinidad de estudios.

El pienso, que supone hasta el 70% del coste de producción, acumula una subida del 30% en los últimos quince meses

El estigma más reciente sobre el huevo está relacionado precisamente con los diferentes métodos de producción y la supuesta correlación con el nivel de felicidad de las gallinas. Una mala fama alimentada por los algunos famosos e influencers con referencias a las "gallinas presidiarias" sin tener en cuenta que el método con el que actualmente se producen la mayor parte de los huevos que se consumen en España ofrece unas cualidades nutricionales iguales a las del resto.

"El lineal es el que dice la verdad y el valor nutricional es idéntico, pero para seguir en el mercado tenemos que adaptarnos", subraya David Cervera.

David Cervera, propietario de Avícola Llombai

"Nosotros comenzamos con gallinas ponedoras y posteriormente implementamos la cría. Compramos la pollita de un día y criamos a los animales en nuestras instalaciones. También fabricamos nuestro propio pienso para controlar totalmente lo que comen nuestros animales porque lo que se hace bien tiene un retorno y una gallina bien criada responde mejor. Todo con el objetivo de que las gallinas produzcan bien", relata Raúl Girbés.

En su opinión, los clientes en general no demandan huevos de gallinas libres de jaula. "No lo apreciamos como una demanda real del consumidor, sino una imposición de las grandes cadenas de alimentación", lamenta Girbés, que insta a la UE a acompasar sus nuevas exigencias con una campaña de concienciación contra las falsas etiquetas para garantizar la sostenibilidad de los pequeños productores.

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