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EL JOVEN TURCO  / OPINIÓN

Regalar Feria

Foto: KIKE TABERNER
21/01/2022 - 

Hay quien se empeña en infantilizar a la ciudadanía. Declaración tras declaración nos creen desmemoriados o sin capacidad de entender lo que nos rodea. No puede ser que se nos tome en serio y, a la vez, se digan determinadas cosas. Y, aunque pasa a menudo, conservo mi capacidad de asombro como un tesoro. Creo que el día que dejen de llamarme la atención ese tipo de declaraciones habré normalizado aquello que no debería ser cotidiano en política.

Leí hace unos días lo que la portavoz del Partido Popular en la ciudad de València dijo en una conferencia en el casino de agricultura. Señaló que Rita Barberà nunca habría regalado Feria Valencia a la Generalitat. Y,  aunque, como apuntó alguien en redes sociales de forma acertada mezclar Rita, feria y regalo en la misma frase no es un planteamiento estratégico muy inteligente, las declaraciones tienen miga.

Feria Valencia es esa institución en la que, mientras Rita Barberà ostentaba su presidencia, la intervención de la Generalitat detectó sobrecostes no justificados de hasta el 160%, donde se produjo una operación de ampliación disparatada que puso en riesgo su propia supervivencia o en la que esos años dejaron una deuda superior a los 1000 millones de euros. De hecho, fue la propia exalcaldesa quien lanzó balones fuera como Ayuntamiento de València y alegó que era un ente privado, una vez que la imagen de la gestión de este recinto estaba hipotecada por su mala gestión. Tal era su defensa localista de la institución y su compromiso municipal.

Eso es lo que se encontraron los nuevos gobiernos valencianos. Y no hace tanto. ¿Qué han hecho? Asumir desde las instituciones un rescate de la Feria para que no se perdiera este centro de actividad económica, cuya situación le asomaba a la desaparición. Pero, además sea hecho sin que el Ayuntamiento de València tenga que hacer frente a un solo euro de la deuda. Por tanto, la actitud de la Generalitat, lejos de ser la de aceptar un regalo de la ciudad, ha sido la de prestarle ayuda, salvar el recinto ferial y no comprometer las cuentas de la ciudad. Esas que, por cierto, también acumularon una deuda milmillonaria bajo la gestión que ahora se pretende poner de ejemplo. Habría que hacer una reflexión profunda sobre sé qué se aproxima más concepto de regalo. 

Parto de la creencia de que es bueno desconfiar, al menos inicialmente, de quienes pretenden explotar como argumento la nostalgia. Qué existan dificultades no quiere decir que cualquier tiempo pasado fuera mejor. Pero creo directamente que debemos encender todas las alarmas cuando la referencia es a un pasado tan aciago. La historia está llena de situaciones que en su día fueron incluso populares y ahora serían injustificables.

Puestos a reivindicar legados hace muy poco el fallecimiento de Ricardo Bofill puso de relieve la capacidad transformadora del rio verde en la ciudad. Algo que habría sido imposible sin un ayuntamiento socialista liderado por Ricard Pérez Casado que se atrevió a impulsar ese proyecto en comunión con la ciudadanía y con una Generalitat presidida por Joan Lerma que hizo posible su ejecución. De haber decidido apostar por la alternativa de la gran autovía en lugar del gran parque urbano esta ciudad no sólo sería distinta, sino, a todas luces, peor. Esa puede ser una referencia para la València que viene y que, con el mismo, espíritu está recuperando espacios para las personas con proyectos como la peatonalización que supone la ciudad de plazas. Puestos a permitirnos el mal de la nostalgia que sea productiva y no, una propuesta de reincidencia en el error. Siendo generosos en el adjetivo.

Si alguien pretende que su proyecto consista sólo en subirse al recuerdo de tiempos pasados, por favor y dicho con todo el respeto, que no nos tome a todos por tontos.

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