CASTELLÓ (EFE). Diez años le ha costado al CD Castellón volver al fútbol profesional, un tiempo en el que ha vivido un descenso administrativo por impagos a Tercera División donde militó siete temporadas; ha estado a punto de desaparecer varias veces; numerosos cambios accionariales; juicios... y donde la afición evitó su desaparición y batió el récord de abonados del fútbol español.
Castalia regresa al fútbol profesional y lo hace como campeón del grupo III de Segunda división B y después de vencer en la fase de ascenso al Cornellà por 1-0, tras haber eliminado previamente a la Peña Deportiva. El CD Castellón militará por 42ª temporada en la categoría de plata, siendo uno de los clubes con mayor participación en esta división.
Para llegar hasta aquí la afición ha tenido que tirar de la entidad y evitar una desaparición que ha rondado en la última década en varias ocasiones alrededor del CD Castellón y es que tras el descenso deportivo en la temporada 2008/09 a Segunda división B, la sociedad Castellnou 2005 SL, que en aquel momento gestionaba el club de la mano del representante de futbolistas, José Manuel García Osuna y del expresidente del Levante, Antonio Blasco, llevaron un año después a Tercera, descendiendo el club por impagos.
Una travesía por el desierto que duraría siete temporadas, en los que el Castellón ha visto como alrededor suyo aparecían supuestos salvadores que apenas llegarían a durar horas o semanas al frente de la entidad. Ni deportiva, ni económicamente, sus gestores aportaron ilusión. Más bien todo lo contrario.
Parecía que había tocado fondo en 2012, cuando el equipo cumplió con la amenaza de huelga en la jornada 29 en Tercera división y no se presentó a jugar el partido que le debía enfrentar en Castalia ante el CD Llosa. El entonces presidente, Fernando Miralles, adeudaba tres mensualidades a una plantilla que venía de sufrir numerosas promesas incumplidas.
La campaña siguiente llegaría David Cruz a la presidencia del CD Castellón, quien abandonaba la entidad en 2017 tras no conseguir el ascenso a Segunda B y dejando durante su etapa numerosos problemas institucionales, deportivos y económicos. De hecho, los jugadores siguieron sufriendo impagos y Cruz se enfrentó a todo el entorno: desde las instituciones hasta a la propia afición.
En junio de 2017 se hizo con el control de la entidad el grupo conformado por el actual presidente, Vicente Montesinos, acompañado del ex futbolista de Castellón y Valencia CF, entre otros, Ángel Dealbert, que es el director deportivo y el internacional español, actualmente en el Leeds United, Pablo Hernández.
En su primera temporada lograron despertar a un Castellón que batía el récord de abonados en Tercera división con 12.701 y lograría el ansiado ascenso a Segunda B.
En ese momento llegaba al club José Miguel Garrido como máximo accionista y haciendo una limpieza en la plantilla que no fue del agrado ni de la afición ni tampoco de Montesinos, Dealbert y Pablo Hernández. Éstos dos últimos llegaron incluso a abandonar el Castellón. El equipo fue colista durante gran parte de la temporada y fueron tres los entrenadores que pasaron por el banquillo, hasta que con Óscar Cano se obró un primer milagro: la salvación se produjo una vez ya había finalizado el encuentro de la última jornada con un gol del Conquense que condenaba a la promoción de descenso al Alcoyano y daba la permanencia al Castellón.
La planificación deportiva fue clave para que Montesinos decidiera recuperar el club que un año antes le había vendido a Garrido y, con ello, Dealbert y Pablo Hernández regresaban al Castellón, recuperando la ilusión de una afición que este año ha alcanzado el límite de abonados con los que puede contar y que es la mayor masa social de Segunda B e incluso mayor que la de equipos de superior categoría: 14.000.
Y el segundo milagro ha sido realizado por Óscar Cano: Toda la temporada en los puestos de ascenso y con un bloque y estilo de juego reconocibles que ha llevado al CD Castellón a Segunda división, pese al tropiezo inicial en la tanda de penaltis ante la UD Logroñés y lograr el ascenso en la repesca.
Pero es que hace poco más de una semana la afición del CD Castellón daba ejemplo, una vez más, de que no tiene límites. En la primera fase de la campaña de abonos y sin saber si el equipo militaría en Segunda B o ascendería y jugaría en Segunda la próxima temporada, 11.938 seguidores renovaron su pase.