VALÈNCIA (X.A./AGENCIAS). El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se lanzó este martes a recuperar la iniciativa política en el Debate sobre el Estado de la Nación celebrado en el Congreso de los Diputados.
La debilidad del Ejecutivo en los últimos tiempos se ha puesto de manifiesto: las dificultades económicas derivadas de la pandemia primero y, ahora, de la guerra en Ucrania, además de los problemas de convivencia entre socialistas y Unidas Podemos, han situado a Sánchez en una situación muy delicada a falta de año y medio de las elecciones generales.
Prueba de ello, las últimas derrotas electorales del PSOE y los malos resultados de Podemos en los comicios autonómicos de Madrid, Castilla y León y Andalucía, lo que unido al cambio de liderazgo en el PP, ha propiciado que diversos sondeos de ámbito nacional abran la puerta a la llegada de un gobierno de derechas.
Ante esta situación, Sánchez decidió este martes apelar a los bolsillos de los españoles con medidas para combatir la galopante inflación, además de otras con sabor a sus socios de gobierno que muchos interpretaron como un giro a la izquierda del líder socialista.
Así, el presidente del Gobierno anunció la gratuidad de los abonos de Cercanías y trenes de media distancia de Renfe entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre. Además, también avanzó la implantación de una beca complementaria de 100 euros mensuales para los estudiantes mayores de 16 años que disfruten de una beca.
En cuanto a las pugnas verbales, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, reprochó a Sánchez que no renunciara a su "macrogobierno" de 22 ministerios, no aclaró si su formación apoyaría las medidas anunciadas hasta "conocer la letra pequeña" y calificó de "ignominia" que el presidente hubiera sacado adelante la Ley de Memoria Democrática junto con Bildu. Unas palabras ante las que Sánchez se defendió reivindicando la nueva ley por la necesidad de recordar a todas las víctimas del terrorismo, también las de 11-M, que ha acusado al PP de utilizar para ganar unas elecciones, y a las de la dictadura franquista.
Por su parte, el presidente de Vox, Santiago Abascal, calificó las medidas del Gobierno de "sobornos con la excusa de garantizar la paz social" y llevar al país a la ruina y las "cartillas de racionamiento". Además, acusó a Sánchez de no contener la inflación: "Cada vez que usted habla, sube el pan, literalmente". Sánchez replicó negando que incurra en gasto superfluo y defendiendo su agenda social, mostrando su deseo de que este partido vuelva al "armario de la historia". "¿De qué museo salen ustedes?", espetó, para afear que Abascal tildara de "porquerías legislativas" iniciativas como la de Memoria Democrática, la de eutanasia o la interrupción voluntaria del embarazo, reivindicando el movimiento feminista o el Orgullo.
Sánchez también se enfrentó a las críticas de sus socios, Unidas Podemos, quien apeló al presidente para que desista de aumentar el gasto militar e incremente, por el contrario, el gasto en Defensa. El presidente del Gobierno llamó a esta formación a proteger Ucrania con el mismo "principio de integridad territorial" que les llevó a protestar en la calle tras la invasión de Irak por parte de Estados Unidos.
Además, el jefe del Ejecutivo también mantuvo un momento tenso con el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, quien exhibió en la tribuna del hemiciclo tres "balas" rojas que, según dijo, fueron utilizadas por la Gendarmería marroquí para "matar" a 37 migrantes en el último asalto a la Valla de Melilla. Un gesto que molestó mucho a Sánchez, quien le instó a que fuera "útil" y recordó las balas del golpe de Tejero en el techo del Congreso para sentenciar: "Se ha equivocado".
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