VALÈNCIA (EFE). El impacto en la salud mental en la población afectada por la Dana es "tan elevado" que el Ministerio de Sanidad prepara un estudio para cuantificarlo, aunque ya avisa de que los estragos de inundaciones como esta, sobre todo trastornos de estrés postraumático y del sueño y depresión persisten durante al menos 3 años.
Así lo advierte en el documento "Evaluación del Riesgo de las Lluvias torrenciales y catástrofe natural en la Comunitat Valenciana", elaborado conjuntamente por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y otros departamentos del Ministerio como el Comisionado de Salud Mental, además de la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat y los Centros Nacionales de Epidemiología y Microbiología.
Tras un desastre como este, el riesgo de aparición de problemas de salud mental existe desde la fase aguda hasta la de respuesta y recuperación, de forma que su impacto en los afectados "persiste durante al menos tres años".
Las víctimas de una inundación, explica, se ven expuestas "a múltiples estresores (pérdidas humanas, animales, vivienda, materiales, situación de vulnerabilidad, dificultad para el acceso a recursos básicos, etc.)" que podrían favorecer el desarrollo de trastornos de salud mental.
De hecho, los afectados por una inundación tienen seis veces más de probabilidades de desarrollar estrés postraumático (TEPT), trastornos del sueño y cuadros ansioso-depresivos. La depresión es el más frecuente a largo plazo.
Además, el informe avisa que las personas que ya tenían trastornos mentales graves son "un grupo especialmente vulnerable" y su situación podría verse agravada aún más por la limitación al acceso a los servicios sanitarios.
"El impacto de este tipo de eventos en la salud mental es tan elevado que será objeto de estudio en un documento independiente", concluye.
Por lo demás, el informe evalúa los riesgos para la salud de la dana, que ha dejado por ahora 219 fallecidos, la mayoría en la provincia de Valencia.
Riesgos que dependerán de "la capacidad de respuesta rápida que garantice en un periodo breve de tiempo el correcto manejo de las aguas residuales, el suministro de agua potable y el evitar las aglomeraciones de personas en condiciones higiénicas deficientes", pues "limitarán la probabilidad de aparición de brotes".
Además, la capacidad de vigilancia epidemiológica e implantación rápida de medidas de control restringirán su impacto.
Moderado:
- Enfermedades transmitidas por agua y alimentos: la mayoría son gastroenteritis leves y autolimitadas que se suelen controlar con reposición hidroelectrolítica (de agua corporal y electrolitos) y tratamiento sintomático.
Las medidas de higiene, asegurar la inocuidad de los alimentos con una preparación segura y el uso de equipos de protección personal son esenciales. Niños, personas mayores, embarazadas y quienes participan en labores de limpieza son especialmente vulnerables.
- Leptospirosis: la acumulación de basura, escombros y restos de alimentos favorece un aumento en las poblaciones de roedores, reservorio de la enfermedad, con lo que aumenta la probabilidad de transmisión, que es baja a corto plazo pero moderada a medio en quienes presentan en la piel soluciones de continuidad que faciliten la infección.
- Enfermedades transmitidas por vectores:
En años anteriores se han detectado casos de fiebre del Nilo occidental en humanos y en équidos en áreas próximas a las zonas inundadas; la probabilidad de transmisión de esta enfermedad que porta el mosquito común o "culex" es moderada mientras prosigan las masas de agua estancada y la temperatura continúe en rangos favorables.
Una vez pasada la temporada activa del vector, que suele acabar en noviembre, pasa a ser baja.
Mientras, la aparición de casos autóctonos de dengue, zika o chikungunya, enfermedades que transmite el mosquito tigre "Aedes albopictus", depende tanto de la densidad del mosquito como de la existencia de casos importados.
Ambos factores suelen descender en esta época del año, aunque podrían registrarse casos importados durante los desplazamientos internacionales navideños y, si las temperaturas son templadas, podría persistir la actividad del insecto.
Con todo, el impacto de estas enfermedades es bajo dado que la mayoría de los casos desarrollarían enfermedad leve y que el Sistema Nacional de Salud es capaz de detectar y manejar de forma correcta los casos.
Bajo:
- Infecciones de heridas: aunque la probabilidad es moderada en personas especialmente expuestas a aguas contaminadas a corto y medio plazo, el impacto es muy bajo en la población general.
El riesgo de tétanos deberá ser valorado siempre de forma individual por el personal sanitario, teniendo en cuenta las características de la herida y el estado vacunal.
- Legionelosis: pueden aparecer casos esporádicos o pequeños brotes, especialmente en personas involucradas en labores de limpieza que no utilicen una correcta protección respiratoria, con comorbilidades o edad avanzada, en cuyo caso es moderado.
El hecho de que no se transmita de persona a persona y de que existen protocolos específicos de diagnóstico precoz y tratamiento efectivo, hace que el riesgo sea bajo para la población general y para las personas que realizan actividades de limpieza utilizando correctamente las mascarillas.
- Virus respiratorios como gripe, covid-19 y Virus Sincitial respiratorio (VRS): en espacios cerrados como albergues, polideportivos u otro tipo de instalaciones puede aumentar el riesgo de trasmisión, aunque en general es bajo.
- Enfermedades inmunoprevenibles: España es un país con baja endemicidad para la hepatitis A, por lo que el riesgo de transmisión es bajo.
Aunque aumenta en quienes vayan a realizar un trabajo con aguas residuales, de alcantarillado o en el subsuelo, sobre todo si se trata de población joven susceptible, el impacto seguiría siendo muy bajo.