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vals para hormigas  / OPINIÓN

Sant Jordi contra el dragón de los mercados 

24/04/2024 - 

La secuencia fue así. Primero, hablé con un experto académico en Economía que me comentó que los centros escolares deberían contar con un equipo de orientadores que mostraran a los alumnos la ruta directa hacia las titulaciones con más y mejores salidas laborales. También me señaló que las universidades públicas deberían reducir las plazas en carreras no requeridas por el mercado, recalco lo de mercado, laboral. Es decir, que, como se pudo comprobar desde el primer minuto después de la implantación del Plan Bolonia en los campus de toda Europa, la enseñanza superior tiene que dejar de esforzarse en la mera transmisión de conocimientos y centrarse en el rendimiento económico tanto de sus cuentas como de las de la sociedad en general. Salí profundamente triste de la entrevista. Soy de letras. Les escribo desde el día de Sant Jordi. Y sigo pensando que los gigantes que Don Quijote vislumbraba en los campos de La Mancha son tan interesantes e importantes para el desarrollo de la Humanidad como el armazón de tela y madera de las aspas de los molinos. Puede que el dinero esté en la ciencia y la tecnología. Pero es a través de las disciplinas de Humanidades como cobraremos conciencia del deterioro del planeta y plantearemos las soluciones.

Sigo con mi descenso a los infiernos de la rentabilidad. Poco después de mi charla, escucho en las noticias al cantante colombiano Manuel Turizo. Asegura que la técnica musical está bien para los músicos y los ingenieros del ramo, pero que no tiene nada que ver con el volumen de ventas de un disco. Que lo importante es conocer los gustos de la audiencia. Omar Montes cuenta poco después en un periódico algo parecido. Que sin el autotune, el procesador de sonido creado inicialmente para corregir errores de afinación de los cantantes y que ahora se pretende vender como generador de sonidos creativos, no vendes una escoba, dice. El arte, de nuevo, reducido a objeto de consumo. Exclusivamente. Un vistazo a las listas de libros editados, a las carteleras cinematográficas, a las audiencias de las plataformas de streaming, a las jornadas de cómic, a cualquier análisis relacionado con las actividades artísticas, deja bien claro que corren malos tiempos para la lírica. Soy de letras. Les escribo desde el día de Sant Jordi. Y no me molestan los productos destinados a un consumo masivo, pero sí me molesta la derrota del duende, del pellizco, del asombro, bajo el ataque de la comercialidad.

Vuelvo a celebrar un día de Sant Jordi con la sensación de que, por muchas actividades de fomento de la lectura que se den en todos los ámbitos, no estamos enseñando a leer a nadie. En los diferentes estratos de la literatura, desde la infantil hasta el ensayo, pasando por la poesía, los relatos o la dramaturgia, el mensaje es lo único que se está sustanciando. El entorno de los libros, que diría Johan Cruyff. No soy quién para imponer un gusto u otro, nadie es quién para sentenciar un canon, pero la educación, esa que según el experto económico debe estar orientada exclusivamente sobre la generación de beneficios, también debería centrarse en la carpintería de los párrafos y las estrofas. En distinguir los fogonazos de los clisés. En potenciar la artesanía frente a las líneas de montaje. Si no, cualquier día será el dragón el que churrascará a Sant Jordi.

Feliz lectura.

@Faroimpostor

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