Casi con total seguridad, el Banco Central Europeo recortará tipos de interés por primera vez desde septiembre 2019. El comunicado de la última reunión de política monetaria que apuntaba en este sentido y las declaraciones por parte de muchos miembros del BCE en las últimas semanas, apoyan un movimiento a la baja de 25 puntos básicos para la reunión del 6 de junio.
Es por ello por lo que, el principal foco de atención estará en intentar vislumbrar el ritmo de bajadas a partir de junio. En las últimas semanas la eurozona ha publicado datos macroeconómicos fuertes que alejan a la región de la recesión, a la vez que se ha conocido que la inflación del mes de mayo se situaba por encima de lo estimado. Esto, junto con un mercado laboral que sigue algo tensionado, da más argumentos a los miembros hawkish del BCE para enfriar expectativas respecto a próximas bajadas de tipos.
Esto hará que probablemente el BCE se muestre muy precavido respecto a los próximos pasos a dar y condicione sus actuaciones a los datos de los próximos meses. En cualquier caso, parece improbable que, con los últimos datos publicados, anticipen una subida para la próxima reunión en julio, por lo que seguramente dejen todo abierto para la de septiembre donde volverán a actualizar las proyecciones macroeconómicas.
Otro factor relevante para tener en cuenta será la evolución de la política monetaria en EEUU y las implicaciones que pueda tener en la evolución de las futuras bajadas de tipos en la eurozona. En este sentido, Lagarde fue muy tajante en la rueda de prensa de la última reunión indicando que no eran dependientes de la FED y si de los datos. Sin embargo, estas declaraciones fueron suavizadas por varios miembros del Consejo de Gobierno con posteridad, por lo que será interesante escuchar lo que opine Lagarde en la reunión del 6 de junio. Parece que la fortaleza de la economía americana va a retrasar el inicio de bajadas de tipos por parte de la FED; este será un aspecto que deberán tener en cuenta en futuras decisiones del BCE, por las implicaciones que puedan tener sobre el tipo de cambio las divergentes políticas monetarias.
Será relevante también ver las nuevas proyecciones macroeconómicas para los próximos años, donde probablemente sean revisadas ligeramente al alza tanto las expectativas de crecimiento como de inflación, lo que no dará certidumbre sobre las futuras bajadas de tipos a futuro.
Respecto al balance, no se esperan novedades relevantes. El BCE confirmará la reducción del tamaño del PEPP en 7.500M euros al mes a partir de julio, así como la no reinversión de vencimiento del APP que ya viene aplicando.