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CALLE LIBERTAD / OPINIÓN

Señorías de verdad

Foto: Gustavo Valiente / EP
7/12/2022 - 

Durante el pasado fin de semana, el Congreso de los Diputados acogió sus tradicionales Jornadas de Puertas Abiertas en las que, cada año, miles de ciudadanos visitan la sede de la soberanía nacional, lo que viene siendo su misma casa. Rostros de curiosidad, reconocimiento de planos televisivos, escaños de los diputados más conocidos y preguntas sobre el funcionamiento de los Plenos son el menú habitual de unos días que merecen mucho la pena vivir como ciudadana de a pie y, por supuesto, como parlamentaria.

En este 2022, estas jornadas venían precedidas por una semana de alta tensión en el Congreso de los Diputados, con un hemiciclo convertido por momentos en un lugar muy ruidoso donde las descalificaciones viajaban de un lado a otro de las bancadas sobrevolando grupos parlamentarios y cabezas de diputados. Soy consciente del riesgo que conlleva referirse a estos episodios siendo una misma representante de la soberanía nacional. Pero quiero poner la mano en el fuego y destacar que no habrán visto a nadie de mi Grupo Parlamentario participar de este cruce de improperios. En momentos de máxima tensión, la forma en la que se hace política es casi tan importante como lo que se propone, y no podría sentirme más orgullosa de estar en Ciudadanos tanto por una cosa como por la otra. Ser liberal también es respetar al rival político, defender el pluralismo y, sobre todo, estar a la altura de lo que el pueblo español espera de nosotros.

Desde mi entrada en política he intentado mostrar a través de mis redes sociales cómo es el día a día de una persona de la sociedad civil que se dedica, de pronto, a la compleja tarea de legislar. Procuro acercar 'lo que el ojo no ve' a mis seguidores, curiosos ellos, que se interesan por comisiones parlamentarias, negociaciones y plenos de la Cámara. Lo entiendo como una forma de acercar, compartir y hacer más natural una actividad a veces difícil de seguir, pero muy necesaria, que tan denostada es en estos tiempos, y me temo que, en parte, con razón. Es responsabilidad de los políticos acercar el servicio público a los ciudadanos, y tenemos que tener muy claro que, con sectarismo, palabras gruesas y falta de respeto, no hacemos sino alejarlos aún más, alentar la antipolítica y desvirtuar las instituciones que al fin y a la postre son las que generan derecho, garantizan nuestro estilo de vida y nos traen progreso y prosperidad. 

Según la RAE, el término 'señoría' se refiere al "tratamiento que se da a quienes corresponde por su dignidad, como jueces o parlamentarios". No por la dignidad personal, sino por ser, cada uno, representante de todos los españoles. Por ser responsable de su bienestar y del de las generaciones futuras. Hagamos honor a esta definición que, más que palabras, debe nombrar una realidad. Comportémonos como unas señorías de verdad.

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