Hace más de una década que no participo en ningún acto festivo del 9 d' Octubre. Varios son los motivos. El principal y más destacado, el de evitar caer en un conflicto permanente con mis propios vecinos. Decidí pasar página respetando mucho a los valencianos e Instituciones que han forjado su ideario valencianista entorno a la figura de Jaime I y sus conquistas.
Tras años de lectura e interpretaciones históricas, he llegado a la conclusión de que dicha festividad es de tendencia cristiana, prolongada en el tiempo y auspiciada por la España de las Autonomías. Por mi parte, tampoco encuentro sentido festejar la rendición de unos valencianos a otros por un acto de ideología religiosa.
Perpetuar y mitificar la figura de Jaime I de otoño en otoño, y no reivindicar en el Parlamento y al resto de ciudadanos españoles los derechos forales de los valencianos, no sirve para nada. La mayor conquista es volver a conquistarlos.
Tras estas breves conclusiones, me aferré a seguir buscando el ADN valenciano retrocediendo aún más en el tiempo, rebuscando información entre los papeles de los cuadernos de arqueología editados por el Ayuntamiento sobre el nacimiento de València. Lecturas complementadas con la gran enciclopedia de la historia romana.
Y aquí he de meter el dedo en la llaga, haciendo un inciso por el poco sentido o escaso valor que le damos a lo nuestro los nuestros. No acabo de entender como el nuevo gobierno municipal reconoce en el callejero a Rita en el Puente de las Flores. Una pasarela que era de construcción provisional y como bien escribió en su día Juan Lagardera, en València lo que es provisional viene para quedarse.
No hubiera estado de más otorgarle a Rita Barberá ese más que merecido honor en algún espacio en el magno complejo del Centro Arqueológico de L' Almoina, que tanto se esforzó dicha mujer por colocar a nuestra historia y ciudad subterránea en el puesto número dos del ranking del circuito de los museos de Europa.
Allí, a espaldas de la Basílica, luce una gran placa de la Plaza Décimo Junio Bruto, Cónsul, que junto a sus legionarios, pondrían la primera piedra de Valentia, lo que hoy es València. Así rezaba el estribillo de una canción del apartado de coros y danzas de la Grada Gol Gran en los noventa, "Porque somos fieles a tu historia'…- en referencia al Valencia C.F.
A los "infieles" los rendimos, los borramos del mapa de la ciudad, no caigamos en la infidelidad de no homenajear a aquellos soldados de la centuria romana, que un día decidieron acampar a orillas del río Turia. Estos sí que vinieron para quedarse y fundar la gran Valentia.