El premio Nobel de Física, Penrose, hablaba de que hay puntos en el universo en los que existen ciertas singularidades, es decir, lugares donde las leyes que creemos universales no se aplican. Bajando a la tierra, en un rincón de esta gran nación que es España, está pasando algo parecido, salvando las distancias.
En estas últimas semanas, hemos podido leer innumerables noticias y escuchar otras tantas innumerables declaraciones sobre la singularidad de la financiación autonómica para Cataluña. Sánchez y sus socios separatistas pretenden que las leyes no apliquen en Cataluña de la misma manera que en el resto de España.
La necesidad de los votos de los separatistas por parte de los dos partidos que se han ido alternando en el gobierno de España, Partido Popular y Partido Socialista, vamos a dejar lo de obrero y español, ha hecho que desde hace ya mucho tiempo se fueran produciendo cesiones a estos separatistas.
Los nacionalistas catalanes han estado durante años utilizando los recursos de todos los españoles para ir creando una masa social independentista.
Que el sistema de financiación autonómica no funciona es obvio.
Que hay comunidades autónomas infrafinanciadas recibiendo mucho menos que otras es claro.
Que las comunidades autónomas que están recibiendo por encima de la media no renunciarán a parte de esos recursos que reciben, eso es más obvio y más claro que lo anterior.
¿Y entonces qué? ¿Cuál es el escenario que nos encontramos? ¿Cuál es la reacción de los líderes políticos ante esta situación de clara desigualdad entre españoles?
A mi entender hay tres posturas claramente definidas.
La de Sánchez y su gobierno, o más bien la de Sánchez, porque no olvidemos que el presidente del gobierno es, como diría Ortega y Gasset, él es él y sus circunstancias. Y, por tanto, solo le importa su posición porque sin ella no es nada.
Así las cosas, a Sánchez no le importa absolutamente nada el futuro de España, la igualdad de los españoles, ni ese supuesto estado del bienestar que la izquierda pregona. Su intención, y eso es lo que ha pactado con ERC, es entregar la gestión total de los impuestos a Cataluña haciendo saltar por los aires definitivamente la igualdad de los españoles. Uno vendió su derecho de progenitura por un plato de lentejas y Sánchez pretende vender los derechos de los españoles por la llave de La Moncloa.
La segunda postura de las que hablaba es la de los líderes regionales de distinto signo, algunos exigiendo claramente “que hay de lo mío” y otros haciéndose los indignados porque es lo que se espera, mientras de reojo miran y esperan de perfil su parte del pastel. ¿Recuerdan la llamada “clausula Camps” del Estatuto de Autonomía? Viene a decir, “lo que tengan otros yo también lo quiero”, aunque eso suponga la ruptura de la nación.
Ya de por sí, el sistema de financiación es injusto, el modelo territorial es discriminatorio y si a eso añadimos la eliminación de la solidaridad entre las regiones que es lo único que palía de alguna manera este sistema injusto, ya tenemos el desastre, la ruptura y el caos.
La inmensa mayoría de esos líderes regionales abogan en mayor o menor medida, unos con la boca grande y otros con la boca más pequeña, por la singularidad de su región. Diecisiete singularidades.
En el diccionario de la RAE podemos encontrar los sinónimos de singular, y algunos de ellos son: único, diferente, extraño, absurdo…
Ni Cataluña es única, ni los catalanes son diferentes al resto de los españoles, ni son extraños, lo que si es absurdo es pretender que lo son.
Y por último, la tercera postura ante esta complicada situación, es la postura de abordar el problema desde el único punto de vista desde el que se debe abordar, primando la unidad y la igualdad de los españoles en derechos, en acceso a los servicios públicos y por supuesto, igualdad ante la ley.
Una postura que defienda una nación en la que tus derechos no dependan de tu lugar de residencia, y por desgracia, solo Vox se mantiene firme en ella.
Comenzaba este artículo con las singularidades del espacio-tiempo en las proximidades de los agujeros negros. Y esa es la voracidad de los separatistas y la izquierda, un pozo sin fondo como un agujero negro. Y por lo que sabemos antes de que termine este artículo, ese agujero negro también hace desaparecer prófugos de la justicia como la materia desaparece en esos agujeros negros del espacio. Ignoro si habrá aparecido cuando ustedes lean esto.
De cualquier forma, es complicado que una nación pueda soportar indefinidamente que su Constitución sea continuamente ignorada y despreciada. Pero les aseguro que Vox no cejará en su empeño por defenderla, pueden estar seguros.