grand place / OPINIÓN

Sin piedad

20/12/2022 - 

Los drones iraníes sobrevolaban la ciudad de Kiev, mientras la ciudad anochecía a pleno sol. La red eléctrica ucraniana había mostrado su debilidad al invasor ruso. Una vez pertrechados con los tanques occidentales, la partida comenzaba en serio. En el Año II d.C. -después de la Covid- era inimaginable que se librara una guerra en el campo de batalla. En 2022, la victoria estaba en las redes: las eléctricas y las digitales.

El ejército ruso comenzó a jugar en serio cuando dejó a oscuras la capital de Ucrania. Los servicios de seguridad no habían funcionado. Los hackeos eran constantes y amagaban con hacer caer el satélite de comunicaciones y, con él, internet. Sería el final si se prolongara en el tiempo. Un país incomunicado con el exterior y sangrando por los cuatro costados.

Mientras, en el TerritorioEuropea lidiaban con el duro invierno y los cortes de suministros, que no tardarían en evidenciar otra guerra soterrada, la del gas. Desde inicios del año 2000, el gas fue moneda de trueque entre Rusia y Ucrania, por donde pasaban los gasoductos de Este a Oeste, convenientemente saboteados cuando se pretendía algún acuerdo político o comercial a uno y otro lado.

Una vez que la Unión Europea renunció al gas ruso, tras la invasión del Kremlin a su vecino, la guerra se recrudeció. Las energéticas no jugaron limpio y aprovecharon para especular en los mercados a futuros de Gas Natural Licuado, mientras el gobierno de Ursula von der Leyen intentaba cambiar el mecanismo de regulación de precios de la subasta energética, el índice de referencia y la factura de la luz.

Los 27 llegaron a un acuerdo que no satisfizo a todos y que los mercados recibieron con escepticismo. ¿Quién les iba a hacer vender el gas más barato? La predecible bajada de temperaturas del invierno asiático haría virar los barcos de gas licuado en mitad del océano. China pagaría cualquier precio…, y Corea y Japón, con tal de no hacer pasar frío a sus ciudadanos. “Cueste lo que cueste”, ésta era su política para mantener la paz social, bastante frágil tras la pandemia de la Clovid-19 y sus últimos coletazos.

Europa también quería una Navidad de “Paz y Amor”, con los misiles acariciando su cielo. No lo conseguiría. Una semana antes, el Comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, apeló a las energéticas y les recriminó que “en el sector de la energía se han identificado una serie de prácticas desleales, incluidos aumentos de precios injustificados, publicidad agresiva y presión indebida para cambiar de proveedor”.

Renos, en un descanso. Foto: ESA

Por eso, los ministros de energía de la UE llegaron a un acuerdo político sobre una nueva normativa, a propuesta de la Comisión, que establecía un mecanismo de corrección del mercado para proteger a los ciudadanos y a la economía contra precios excesivamente alto, que se activará automáticamente si se produce el siguiente "evento de corrección del mercado”: que el precio del mes por la Instalación de Transferencia de Títulos (TTF) supere los 180€/MWh durante tres días hábiles y que el precio del TTF del mes por la mañana sea 35€ más alto que un precio de referencia para el GNL en los mercados globales durante los mismos tres días hábiles.

Mientras el mecanismo está activo, no se permitirá que se realicen transacciones relacionadas con los futuros de gas natural que estén dentro del alcance del MCM por encima de un llamado "límite dinámico de licitación". El "límite dinámico de pujas" es el precio de referencia del GNL en los mercados globales (basado en una cesta internacional de centros de transacciones de GNL) más 35€/MWh. Si el precio de referencia para el GNL está por debajo de 145€, el límite dinámico de pujas se mantendrá en la suma de 145€ y 35€.

Una vez activado, el límite dinámico de pujas se aplicará durante al menos 20 días hábiles. Si el límite de pujas dinámicas está por debajo de 180€/MWh durante los últimos tres días hábiles consecutivos, se desactivará automáticamente. El límite dinámico de licitación también se desactivará automáticamente, en cualquier momento, si la Comisión Europea declara una emergencia regional o de la Unión de acuerdo con la regulación de la seguridad del suministro, especialmente en una situación en la que el suministro de gas es insuficiente para satisfacer la demanda de gas (“rationing").

-“El Reglamento tiene como objetivo limitar los episodios de precios excesivos del gas en la UE que no reflejan los precios del mercado mundial, al tiempo que garantiza la seguridad del suministro de energía y la estabilidad de los mercados financieros”, indica el DOC1912-22. Te lo explico luego, David.

-Sí, por favor, Laura. Los datos del documento no están claros… ¡No tuvieron piedad!

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