Proliferan las críticas a un sistema educativo que incluye lecturas de siglos atrás que se consideran aburridas y pesadas para los estudiantes actuales. Se dice que de esta manera no se fomentará su amor por la lectura. Lo cierto es que si rascamos un poco, en algunas de esas obras encontramos material tan incendiario que parecen letras de Rock Radical Vasco, como el caso de El libro del buen amor
VALÈNCIA. Parece de coña, con la que está cayendo con la intolerancia a las lenguas co-oficiales, pero el otro día me encontré sin esperarlo con una bonita escena de hermanamiento de las culturas castellana y catalana. Iba por la calle y, a los pies de un contenedor de basura, entre meadas, pañales y fruta podrida, había libros de texto de lengua española y lengua catalana. Todos juntos, en la mierda. La imagen era para inmortalizarla y enviarla a ARCO. Por lo pronto, sacudí los restos de líquidos lixiviados de sus portadas y me llevé ambos a casa. Eran manuales de bachillerato, pero me son igualmente útiles profesionalmente, tanto uno como otro. Aun así, de ser yo una persona con la vida resuelta que vive a la sopa boba, también los había cogido.
Aunque ustedes no lo crean, aunque su recuerdo, como el mío, sea traumático y de abulia, en clase los chavales aprenden -o se derraman sobre ellos- temas muy interesantes y estimulantes. Es algo de lo que te das cuenta cuando ya no estás allí y ni los que están te entienden ni tú tienes ya tiempo de volver. Solo queda esto, buscar en la basura.
La primera sorpresa agradable me la encontré en el apartado de literatura del libro de texto de lengua española. El primer tema empezaba con la lectura de El libro del buen amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. La verdad es que mi recuerdo de las lecturas de La Celestina y de El Lazarillo no es malo. Bien es cierto que no recuerdo leérmelos por mi cuenta, que parcialmente tendría que haberlo hecho, pero sí me viene a la memoria cuando leíamos fragmentos en clase, bien niños, y se nos comentaban. Es posible que fuesen mis primeros momentos de placer lector, no se me borra de la cabeza un capón o un bastonazo que le dio el ciego al Lazarillo, cómo estaba descrito, que me dolió a mí. Luego con Fray Perico y El Pequeño Nicolás empezó la lectura más lúdica y hedonista, pero de las otras, las entendidas como serias, no tengo mala opinión. En mi caso, algo me despertaron.
Esto viene al caso porque cada vez es más común la queja de que en los programas escolares las lecturas obligatorias son muy antiguas y eso no fomenta el gusto por los libros en los chavales. Personalmente, considero que ese gusto por la lectura o reunir las condiciones para que se adquiera el hábito de leer, tal vez puede que tenga que ver más con los padres, no es algo que pueda ser delegado sistemáticamente. Pero es que, además, pasando las páginas de este libro de texto me encontré con que El libro del buen amor es una expresión punk de primer orden. Recuerdo perfectamente el libro dando vueltas por mi casa en su día, todo pintarrajeado, lo percibía como un ladrillazo. Era una época en la que escuchaba Rock Radical Vasco sin parar y, quién me lo iba a decir, lo verdaderamente punk era el libro del cole. Por cierto, que si no me equivoco, mi edición de la obra era bilingüe castellano (de la época)/español (actual). Y no pasaba nada. Misterios misteriosos. Ojo a la portada de la edición de Cátedra, con un fraile bebiendo a dos manos.
Como todo el mundo sabe o debería saber, esta obra iba dejando atrás la Edad Media para centrarse en una visión antropocéntrica del mundo. Según dice el libro de texto: "invita a disfrutar de los placeres de la vida". El personaje era un alter ego que va relatando su biografía, una lista de conquistas sexuales con las que se pretende ir mostrando la sociedad de la época en todos sus estratos. Sigue: "vive una vida de desenfreno y pecado, y parece burlarse de la sociedad de su época a través de una fina ironía".
Del sexo podríamos olvidarnos si entra en conflicto con los valores de igualdad que se quieren inculcar hoy, porque lo verdaderamente fascinante está en la faceta materialista de la obra. En su proto-marxismo, que expresado en crudo, para mofarse y criticar, es, a mi juicio, lo dicho: Puro punk del que estábamos acostumbrados a escuchar, que en España era menos nihilista que el anglosajón y tiraba mucho por la vertiente política o moralizante.
El capítulo de coplas "Enxienplo de la propiedad qu'el dinero ha" es totalmente revolucionario. Las canta el personaje don Amor y vienen a explicar el valor corruptor de las conciencias y las voluntades que tiene el parné. Un magnífico artículo del Cervantes lo estudia y reparte las ideas por puntos. Para mí son un descojono, así de joven e impresionable soy a mis cuarenta.
Con dinero, "el torpe parece bueno e importante, el cojo corre, el mudo habla...". En la copla, "el que non tiene manos, dinero quiere tomar". También sirve el dinero no solo para cambiar de clase social, lo cual es evidente, sino para que adquiramos conocimientos, de modo que "un necio" se convierta en "un hidalgo".
Sea un omne nesçio e rudo labrador,
los dineros le fazen fidalgo e sabidor;
quanto más algo tiene, tanto es más de valor:
el que non ha dineros non es de sí seño
Él faze caballeros de neçios aldeanos,
condes e ricosomnes de algunos villanos;
con el dinero andan todos omnes loçanos;
quantos son en el mundo le besan oy las manos
No les voy a dar ejemplos de genuinos mastuerzos que gracias al dinero se convierten en honorables porque, en la sociedad actual, tendría que editar una obra en varios volúmenes. No obstante, también entiendo que le tiene que venir muy bien a un profesor esta obra cuando, a continuación, las coplas pasan a hablar de las profesiones más propensas a corromperse por dinero, que no son las del "necio labrador", precisamente, sino "jueces y abogados". Pónganle guitarra eléctrica, batería y bajo a lo que sigue:
El dinero quebranta las cadenas dañosas;
tira çepos e grillos e presiones peligrosas;
al que non da dineros échanle las esposas:
por todo el mundo faze cosas maravillosas
Por supuesto, los curas son otros de los que se corrompen por dinero. La copla, sin complejos, apunta también al Vaticano:
Si tovieres dineros, avrás consolaçión,
placer e alegría e del Papa raçión;
conprarás Paraíso, ganarás salvación:
do son muchos dineros, es mucha bendición
Monjas y frailes se meten en el business de la Iglesia gracias al dinero y para hacer dinero, vendiendo y comprando perdones e indulgencias.
Yo vi a muchos monges en sus predicaciones
denostar al dinero e a las sus tenptaçiones,
en cabo, por dinero otorgan los perdones,
asuelven el ayuno e fazen oraciones
El Arcipreste de Hita seguía luego hablando de casoplones, de que el que tiene dinero no tiene problemas en pagar alcahuetas (Tinder de la época) y conseguir sexo y parejas. En el resto, ahora que se nos llena todo de discursos nostálgicos pueriles, incitaciones a añorar un pasado edénico en el que la vida campestre era más sencilla, pero más gratificante, basta esta obra para comprobar que la putrefacción del dinero es tan antigua como la civilización:
El dinero es alcalde e jüez mucho loado,
éste es consejero e sotil abogado,
alguacil e merino, bien ardit, esforçado:
de todos los ofiçios es muy apoderado.
En suma te lo digo, tómalo tú mejor:
el dinero, del mundo es grand revolvedor;
señor faze del siervo, de señor servidor;
toda cosa del siglo se faze por su amor.
Dicho todo esto, la conclusión que saqué el otro día es que, en lugar de elucubrar sobre pedagogías, igual bastan muchos materiales que ya están a disposición de los alumnos para inculcar valores más humanos en la educación. La única diferencia que veo entre La Polla Récords y el Arcipreste de Hita es que el segundo domina mejor los ripios y nunca hubiese caído en la tentación de meterle batería electrónica a un disco.