Los implantes constituyen el avance más revolucionario de la tecnología médica con aplicación clínica diaria y gran eficacia. Los dentales han adquirido tanta importancia que cada año en el mundo se ponen más de un millón, ya que permiten corregir la perdida de dientes por enfermedad o traumatismos.
Los implantes son materiales inertes (no orgánicos) destinados a su implantación en la mandíbula o en el maxilar, que se introdujeron por Brenemark en 1971. Su principal problema son las infecciones, que se asocian con déficit o fallo y fracaso del implante, al tener una elevada contaminación la superficie alrededor del mismo.
En un metaanálisis de la literatura, después de los implantes tipo Branemark se observaron fallos o fracasos en el 7,7%, siendo más frecuentes en maxilar que en mandíbula.
Los principales factores que influyen en el desarrollo de las infecciones y fallos precoces se pueden clasificar atendiendo a: características de implante, hábitos, tipo de pacientes y tipo de técnica quirúrgica.
Así, tabaquismo y alcoholismo son los hábitos que influyen significativamente en su evolución. Como factores locales del paciente tenemos la higiene oral, presencia de gingivitis, situación del estado óseo de la mandíbula o maxilar, partes blandas y vascularización.
También hay factores sistémicos: diabetes, obesidad, cardiopatía valvular o con prótesis, marcapasos, dispositivos de estimulación cardiaca(DAI), enfermedades sistémicas, tratamiento crónico con corticoides o inmunosupresores, quimioterapia/radioterapia, hipersensibilidad a algún componente del implante.
En relación con la técnica quirúrgica, la duración del procedimiento quirúrgico, manipulación de las encías o del tejido periapical y la elevada contaminación perioperatoria.
La Microflora periimplante es semejante a la encontrada en las periodontitis, es decir, predominio de Porfiromonas gingivalis, Prevotella intermedia y Veillonella sp. Sin embargo, en los últimos años, diversos autores han encontrado microorganismos, aislados en lesiones periapicales, que no se encuentran en las periodontitis como Sthaphyloccocus sp, Estreptoccocus sp, E. coli y en ocasiones Candida sp.
Staphyloccocus está relacionado por su mayor adherencia a los implantes de titanio. Streptoccocus se asocia con procedimientos dentales invasivos en pacientes de alto riesgo de endocarditis (especialmente en prótesis valvulares). Últimamente lo he podido observar en un íntimo amigo-hermanico, como familia, que ingresó grave por fiebre y dolor lumbar severo en Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (HCUVA) con antecedentes previos (1 año antes) de tener prótesis aórtica endovascular (TABI) y de implante dental (1-2 meses previos).
Tenía afectación sistémica con hemocultivos positivos para Streptoccocus grupo viridans, con afectación de su prótesis valvular (TABI) y columna lumbar(espondilodiscitis). Su evolución ha sido positiva, tras tratamiento antibiótico intravenoso adecuado y prolongado más corticoides para mejorar su estado general y facilitar la penetración de los antibióticos en diversas áreas. Fue atendido con alto nivel científico y afecto humano por el Servicio de MI-Infecciosas, Reumatología y la Unidad de Hospitalización domiciliaria de dicho hospital.
En la actualidad, se encuentra en remisión clínica y microbiológica de su proceso infeccioso sistémico y se recupera lentamente de su afectación lumbar.
De acuerdo con los estudios de la literatura (Antibiotics, 2023), la manipulación de las encías, tejido periapical y especialmente la perforación de la cavidad oral conllevan el riesgo de posibilitar al Streptoccocus sp, invadir el torrente circulatorio y causar endocarditis Infecciosa. Se debe valorar siempre la higiene oral y dental para prevenir esta infección.
Por suerte, en la población general es poco frecuente. Así, en España, según datos de la Sociedad Española de Cardiología, su incidencia estimada es de 3,1-3,7 episodios por cada 100.000 habitantes y año. En los grupos de alto riesgo especialmente en prótesis cardiacas, MCP, DAI etc), cardiopatías valvulares severas y congénitas no tratadas aumenta de forma significativa.
1.- Control periódico por odontólogo para valorar la situación de su higiene oral y dental. En un estudio publicado del Servicio Nacional de Salud en Malasia, encontraron 88,9% de adultos con caries dental, 94% enfermedad periodontal. De ello, 98,3% precisaban de atención odontológica pero solo 1/3 de los pacientes utilizaron los servicios.
2.- Disminuir el grado de contaminación del área peri-implante. Clorhexidina en suspensión es más eficaz en inhibir Porfiromonas que el uso de antibióticos orales.
3.- Profilaxis con antibióticos sistémicos. Su uso antes del procedimiento quirúrgico, durante y después ha sido motivo de controversias continuas durante muchos años y dependiendo de los diversos estudios y autores. No obstante, existe alguna evidencia que 2gr de Amoxicilina oral administrada 1 horas antes de la cirugía reduce las infecciones y fallos precoces de los implantes. Además, es la profilaxis indicada en prevención de Endocarditis.
En mi modesta opinión personal, esta profilaxis de una sola dosis de antibióticos tendría que prolongarse a partir de las 8 horas de terminar la operación; y con 1g de amoxicilina cada 8 horas 48 horas más para posibilitar disminuir la presencia de infecciones por microorganismos de crecimiento más lento.
Las infecciones de los implantes son muy difíciles de tratar y en muchos casos si no hay respuesta a tratamiento conservador, es necesario retirarlos.
4.- Mejorar el tipo de implantes, asociando al titanio. Otros agentes con propiedades antiinfecciosas con compatibilidad, como las nanopartículas de plata, circonio, zinc, hidroxiapatita, polímeros, clorhexidina, antibióticos etc.
Adell, en un reciente estudio observacional de 895 pacientes con implantes, con un seguimiento entre 5 y 9 años, encontró estabilidad mantenida del implante en el 91% de los colocados en mandíbula y 81% de los insertados en el maxilar.
Por todo lo expuesto, podemos resumir que los implantes dentales son seguros en su mayor parte. Pero precisan previamente de un estudio detenido por su especialista odontólogo o cirujano maxilo-facial, valorando su situación local (higiene bucal y dental, estado óseo mandibular y maxilar, vascularización) y general (diabetes, obesidad, cardiopatías, prótesis), estructurando su riesgo/beneficio, para abordarlo médica, quirúrgica y humanamente de la forma más adecuada y conseguir el objetivo fundamental, la curación sin perjudicar.
Joaquín Gómez Gómez
Profesor Emérito de Infecciosas del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia.