VALÈNCIA. Si eres de los que necesitas los beats, la fuerza y el metal contundente para machacar la pista de baile. Si eres de los que siempre se levanta cuando suena Front 242 o Assemblege 23 para danzar con sus ritmos, Spammerheads te dejarán noqueado. El dúo valenciano acaba de sacar un álbum de seis canciones en vinilo de título Disclaimer, una bomba de relojería a punto de estallar. Puro EBM Industrial lleno de matices, armonías y ritmos pesados. El día 25 de octubre estarán descargando su música en la Sala 16 Toneladas junto a los míticos Esplendor Geométrico. Antes de esa fecha hablo con David, que junto a Ana, componen éste dúo tan magnético.
Spammerheads tiene su punto de inicio en un concierto, el mejor lugar sin duda para que fluyan las conversaciones, las ideas y los gustos comunes. “Fue un concierto que dábamos en el 16 Toneladas Undersubs en un aniversario, si no recuerdo mal, y ahí yo conocí a Ana y estuvimos charlando toda la noche, y ella me comentó que tocaba el teclado, que iba a clases de piano y que le molaba mucho el mundo de los sintes”, recuerda.
David ya había experimentado con la música electrónica, con el bacalao más concretamente, publicando un vinilo llamado, Poes - Paradise en 1994. “Yo había empezado haciendo música a principios de los 90, o por ahí, con ordenadores. Sacamos un disco con Prodisc, hicimos concesiones al bacalao, pero vamos, que en realidad grabábamos las cintas, en aquella época todo funcionaba con cintas y con cassettes, y lo grabábamos nosotros con multipistas y cosas así, pero desde 95 o 96 yo no había vuelto a meterme en la música electrónica, había comprado una guitarra y empecé a hacer música con guitarras”.
Tras ese paso por la música makina David coge la guitarra y comienza en diferentes bandas. “Luego con las guitarras ya estuve en diferentes bandas, Tail, Undersubs, que han tenido más renombre a nivel local. Con Tail grabamos un elepé, y luego un single, y con Undersubs grabamos un single, y el LP se quedó ahí un poco en standby, porque nos pilló la pandemia, no se descarta que algún día igual volvamos a retomar esta banda”, apunta.
Volvamos a la noche en que se conocieron David y Ana en la sala 16 Toneladas. “En principio surge un poco medio en broma, medio en serio”, señala. Ambos provenían del rock, pero habían coqueteado con la electrónica, se movían en dos mundos. “Yo siempre digo que era que intentábamos un poco molestar a los de la electrónica porque era, tanto Ana como yo, ella había tenido contacto con la electrónica porque había estado montando el festival Observatori, pero ella iba a conciertos de rock and roll, de punk rock, igual que yo, y pensábamos: bueno, la gente de la electrónica nos va a tener manía porque va a decir: esta gente que fluyen de otra escena, y también pensábamos que la gente del rock, del punk rock pues igual iba a pensar lo mismo. Pero al final, nada, hubo mucha aceptación”.
Antes de zambullirse de lleno en el sonido que finalmente practican, tenían que conocer bien las máquinas, sonidos y estructuras del género, para a partir de ahí, concebir algo diferente. Experimentaron cuanto pudieron para definir un sonido, que escuchando sus trabajos suene bastante uniforme. “Al principio nosotros hacíamos una cosa como mucho más, porque estábamos como un poco investigando. Era como un proyecto mucho más Kraut rock, por decirlo de alguna manera. Trabajábamos todo en directo, yo tenía un 16 pistas analógico, lo metíamos todo ahí, todo enlazando pistas una encima de otra y tocamos en directo. Y así empezamos a hacer experimentos al principio, y luego hay una cosa que es fundamental para que el grupo esté, que el proyecto fuera más arriba, que alcanzara otra dimensión y es que nos pilló la pandemia”, admite.
La situación que generó la pandemia, con la gente en sus casas, propicio que se agudizara el ingenio, que aquellas ideas que revoloteaban por las cabezas, aquellos proyectos aplazados tuvieran salida. “Con la pandemia nos quedamos en casa, estábamos aburridos, teníamos los cacharros y empezamos a investigar todo el día, empezamos a crear un mogollón de material, mogollón de canciones, mogollón de cosas. De esa época todavía tenemos muchísimo material por ahí, y ahí es cuando empezamos realmente. Igual sin la pandemia no le hubiéramos metido tanta caña”, señala.
Y de ahí salió su primer cassette, sí, cassette, de Spammerheads, titulado, Sound of Spam.
“Eso fue las primeras sesiones que hicimos totalmente en directo, realmente grabado con pistas y lanzando patrones uno sobre otro e investigando, experimentando mucho”. Un día llegó a la bandeja de entrada del Facebook un mensaje de una discográfica, el sueño de miles de personas. Spammerheads acabaría grabando dos trabajos con dos sellos valencianos. HC Records y Soleil Records fueron los encargados de publicar Espai, Temps i Matèria y Bricks of Reconstrution, respectivamente y prácticamente a la vez.
“En esa época recuerdo que empezamos a experimentar también con el tema de los vídeos, porque para nosotros la parte visual es bastante importante. Fue a raíz de un vídeo de un tema, No Return Point, lo vio, le moló mucho a David Verdeguer y nos pegó un toque: oye, me ha molado mucho, me gusta mucho la canción y nos llamó, se puso en contacto con nosotros. David Verdeguer lleva años como dj, ha sido dj de Barraca, es el regente también de Killing Time, es una institución”, dice.
Si que un sello como HC Records se pusiera en contacto al ver un video tuyo fue un subidón, que otra discográfica también se interese por ti, debe parece una broma. “Pasó algo parecido con Javi de Soil Records, había hablado con él para preguntar unas cosas, y en un momento ya conseguimos con él una fiesta en el Killing Time, y nos dijo: oye, quiero que me paséis material, y vamos a ver que me molaría editaros algo, y bueno, pasamos material a uno y a otro, y al final salieron estas dos cintas, que fueron las que salieron prácticamente a la vez”, recuerda.
Bricks for Reconstrution es un elepé muy crudo que destila EBM por sus cuatro costados, y para sacar el sonido que tenían en la cabeza había que ensayar, aprender, investigar. Es el punto de inflexión en la carrera de Spammerheads, ese trabajo donde ya dominan lo suficiente las máquinas como para exprimir su potencial. “Nosotros queríamos hacer siempre EBM y Synthpunk o industrial”, expone. “Lo que pasa es que nos faltaban conocimientos, nosotros tuvimos una fase de aprendizaje a manejar las máquinas, a cómo hacer esto. Cuando sacamos Bricks for Reconstruction, ya empezamos a conocer las máquinas, y ya fue un poco ese giro hacia el EBM que queríamos hacer”.
David y Ana se convirtieron en dos obreros de la música, al terminar de trabajar se ponían con su proceso de aprendizaje, a trabajar en su música. “Habíamos trabajado muchísimo en casa, esa época, porque este disco salió en el 2021, pues todo 2020 y hasta que sale el disco, fue más entre semana, acababa de trabajar, que estábamos ahí trabajando en casa y nos poníamos con la música, llegaba el fin de semana y con la música. Y así se nota un poco, claro, el cambio a conocer las máquinas, a saber cómo sacarle más rendimiento y luego también se nota de Brick for Reconstruction que también metemos más voces”, comenta.
Conocían las máquinas, había extraído de ellas el sonido que tenían en la mente y deciden dar otro giro, seguir evolucionando, porque parar de crear temas no entraba en sus planes. Tar Blood/Cement Skin sale con 300 copias físicas, y es un trabajo mucho más bailable. “A nivel de la música electrónica lo que más se vende son los discos como más pisteros, porque al final en la música electrónica los que más discos compran, los que más vinilos compran son los djs. Al final la venta ha ido bastante bien, hemos vendido muchísimos discos, de hecho quedan muy pocos ya de ese disco prácticamente”.
Tar Blood suena a fábrica de aceros, a industrial, a EBM old School. “A este disco le tenemos especial cariño también porque es un disco que, por primera vez, ya le damos una vuelta más a las voces, y luego también buscábamos un sonido crudo que tuviera mucho que ver con la época de industrial de la primera época de los 80, intentando transmitir un poco el tema de las fábricas donde nosotros nos hemos criado. Y claro, esto también le daba un punto un poco más chirriante, más sucio, que no sabíamos si iba a gustar “, apunta.
Llegamos a su obra más completa, la última que han publicado, Disclaimer. Un elepé que consta de seis canciones en vinilo, más dos extras en la versión digital. La banda estuvo dos años para componer éste álbum, y llegaron a sacar veinte temas, de los que efectivamente tuvo que haber descartes. Hacía nada que habían publicado Tar Blood y ya estaban enfrascados en más material. Este dúo son unos trabajadores. “A los meses ya nos pusimos a trabajar en este trabajo”, asegura.
Spammerheads tenían claro que en su discografía debía haber un hilo conductor, algo que uniera sus álbumes. Para Disclaimer necesitaban encontrar el tema que le diera sentido a todo. “Nosotros siempre estamos haciendo cosas, yo creo que ahí lo que más nos costó fue encontrar el sonido, que el disco tuviera la esencia de EBM industrial. Este disco parte también del presente pero mira más como a un futuro distópico, tiene también ese punto que buscábamos de película de ciencia ficción un poco. Es un poco épico, y eso nos costó un poco, pero al final esto es un poco como una receta, tú vas echando un poquito de aquí, un poquito de allá, en la mezcla con los sonidos y tienes que probarla muchas veces hasta que al final consigues lo que buscas, el sonido que quieres y eso es lo que más nos gustó”, reflexiona sobre su música.
Aunque hubo descartes, algo doloroso pero a veces necesario, en el disco podemos escuchar temas como Right to Fight, que es una canción hipnótica, We The Machines o la épica Love Shall Prevail. “Luego también elegimos las canciones que yo creo que se adecuaban más con la historia que queríamos contar, muchas de ellas se quedaron ahí, que seguramente las sacaremos a lo mejor en otros trabajo; luego muchas veces vamos con material que tenemos y hay canciones que a lo mejor en un momento no las ves, pero luego en otro disco dices: hostia, ahora es su momento, ahora es cuando tienes que sacar ese tema, porque ahora sí que tiene su espacio”.