VALÈNCIA. Stephin Merritt fundó en 1989 The Magnetic Fields, un grupo de pop electrónico que editó su primer álbum en plena eclosión del grunge y el rock alternativo. Así que, para alternativo, él, que sacaba sus discos en el sello de Superchunk y Seam y otras monarcas del indie americano hecho con guitarras. Empezó grabando canciones en su habitación, valiéndose únicamente de un sintetizador, y unos años después los críticos decían de él que era un nuevo Cole Porter. El disco que hizo que pasara de figura de culto a referencia obligatoria fue 69 Love Songs, que este año celebra sus veinticinco años con una gira conmemorativa. Fue un triple álbum que aglutinaba estilos y formas musicales en torno al tema del amor en sus más diversas manifestaciones y posibilidades. 69 Love Songs puso de relieve el gran talento de Merritt, considerado ya como uno de los compositores más prolíficos de la música norteamericana contemporánea.
69 canciones que fueron toda una proeza creativa. El disco abarcaba el jazz, la electrónica, el country, el punk, el musical, el folklore irlandés, y cualquier estilo imaginable. Y cada una de esas formas musicales respondía a una letra directa o indirectamente relacionada con el tema propuesto por la canción. Love Is Like Jazz estaba construida sobre una improvisación instrumental. My Only Friend era una sentida canción de amor a Billie Holiday. When My Boy Walks Down The Street suena a tema de indie rock de los noventa, con una letra consagrada a la emoción de ver al ser amado caminando por la calle. I Tried A New Heart es country que habla de reponer un corazón después de que te hayan destrozado el que tenías. Para muchos, la obra maestra del álbum es The Book Of Love, que desde el momento de su aparición hizo suya Peter Gabriel, que salió a cantarla con el grupo en la presentación londinense del disco que fue interpretado en su integridad a lo largo de tres noches. Posteriormente grabó una versión de estudio en el disco Scratch My Back.
Lo de hacer énfasis en la capacidad creativa de Merritt no es mera retórica. También ha hecho música con el nombre de The Gothic Archies, y Future Bible Heroes. Sin olvidar a The 6ths, un proyecto de estudio en el que cada tema está cantado por una voz invitada. Lloyd Cole, Marc Almond, Anna Domino, Dean Wareham o Neil Hannon (de Divine Comedy, el artista que más canciones de Magnetic Fields ha versionado hasta la fecha) son algunos de los nombres que figuran en esa lista de colaboradores, repartidos entre dos únicos álbumes: Wasp’s Nest (1995) y Hyacinths and Thistles (2000). En cuanto a lo de comparar a Merritt con Cole Porter, esto viene dado por su versatilidad como letrista, el modo en que emplea un lenguaje exuberante, ampliando el léxico de las rimas del pop y trastocando la narrativa habitual de la canción. “Ojalá fuera así -dijo al respecto de dicha comparación en 2020-. Me gusta mucho el humor de Cole Porter y comparto la perspectiva de compositores y letristas como Richard Rodgers, Oscar Hammerstein e Irving Berlin. Pero también me gustan mucho Abba, Stereolab, The Raincoats, Shannon & The Clams, Throbbing Gristle. Me gusta la música más allá de estilos y épocas”.
Merritt colecciona instrumentos extraños que, en muchos casos terminan sonando en sus discos. “Algunos los encargo yo mismo. Mi chelista es un luthier muy imaginativo y me construyó un chelo con una caja de botellas de vino que usamos en algunas canciones del álbum Quickies. También hago percusión con cajas de puros”. Instrumentos heterodoxos para discos atípicos, su especialidad desde 69 Love Songs. Desde entonces, cada nuevo álbum de Magnetic Fields gira en torno a un concepto. Canciones cuya primera palabra empieza por la letra i en el disco i (2004). Canciones grabadas con mucha distorsión para Distortion (2008), cuya continuación apareció dos años después con el título de Realism, que, un disco folk con el cual se cerraba la trilogía de discos hechos sin sintetizadores. Pero el estilo de la banda, lo que los hizo singulares más allá de sus conceptos y retos conceptuales, fue la mezcla entre sonidos electrónicos e instrumentos acústicos. A esas raíces regresaron en 2012 con el álbum Love At The Bottom Of The Sea, un disco realizado sin más concepto que el de reunir una serie de canciones. Después llegarían nuevas proezas, como 50 Memoir Songs (2017), cincuenta canciones para contarse a sí mismo al cumplir los 50 años, a razón de una canción por año.
El último álbum de Magnetic Fields hasta la fecha es ese Quickies al que hacía referencia en una cita anterior. Veintiocho composiciones cuyo nexo es la brevedad. “Quickie, en inglés es un término que se usa para denominar el sexo rápido. “El título fue elegido a conciencia. No es quisiera darle un doble significado, es que ese es el único significado”, dijo entonces. “50 Song Memoir era una historia que se prolongaba a lo largo de dos horas y media. Ahora necesitaba contar historias que durasen alrededor de noventa segundos”. Entonces llegó el momento de publicar Quickies y vino la pandemia. Y Merritt, que había hecho un disco de canciones breves “para que la gente pudiera concentrarse en ellas sin distracciones”, vio como el destino nos regalaba enormes cantidades de tiempo para pensar, escuchar y leer. Curiosamente, desde la pandemia no ha vuelto a haber música nueva de Merritt, ni con Magnetic Fields ni acompañado por ninguna de sus otras bandas. Por aquel entonces declaró que se había tomado unas vacaciones de la forzosa rutina diaria para volver a escribir. “En casa hay demasiadas distracciones, los perros, la limpieza, la colada, y no logro escribir nada que resulte aprovechable. Mi rutina habitual consiste en irme a un bar, pedir un cóctel, abrir la libreta y ponerme a escribir. Incluso cuando no escribo nada que me convenza, es una rutina muy productiva”. Dijo también que ya tenía casi cerrado su siguiente álbum y prometió que no hablaría de pandemias: “Nunca trato temas de actualidad”. Hace bien. Nada caduca más rápido y peor que la actualidad.