CASTELLÓN. La compañía valldeuxense Saf Equipamiento Comercial SA, cuya marca comercial era Stylsaf, dedicada a la fabricación de muebles para establecimientos comerciales y que era, entre otras grandes sociedades, proveedor de Inditex, ha echado el cierre. Lo ha hecho justo antes de que el año próximo comenzase a pagar la deuda millonaria que había acumulado en los últimos ejercicios y que le hizo presentar el 25 de septiembre del 2013 un concurso voluntario de acreedores del que salió casi tres años después.
El convenio con los acreedores, entre los cuales había múltiples bancos, varias cajas rurales de la zona, grandes compañías como Zara España y numerosos pequeños suministradores, marcaba una quita de un 50% y un periodo de carencia de dos años. Para el 2019, la compañía castellonense debía pagar un 10% de la deuda corregida, en el 2020 otro 20% y en el 2021 el 70% restante. Pero ahora, con la liquidación de la compañía, todo ha quedado en saco roto. Esto incluso ha llevado a que uno de los propietarios sufriese un intento de atropello por parte de uno de los proveedores, que quedó arruinado por las deudas de Stylsaf.
La firma, propiedad de varias familias de la Vall d'Uixó y que contaba con 54 años de vida, deja con ello a 154 personas en la calle. Y lo hace después de que estas hayan encadenado cinco años de expedientes de regulación de empleo temporales y no hayan cobrado por los últimos cuatro meses de su trabajo, de junio a septiembre. Además, el presidente del comité de empresa, Pedro López, denuncia que son "prisioneros de la situación" porque no han sido despedidos y "no estamos libres para irnos a trabajar a otro sitio", dado que les impediría cobrar la indemnización, de la que presumiblemente se hará cargo el Fogasa. Por ello, empleados, familiares y amigos se manifestarán el próximo viernes día 16 en un recorrido por la Vall d'Uixó que pasará frente a los negocios de los propietarios.
Con ello quieren tratar de reconducir una situación con la que, sospechan, los dueños de Stylsaf están tratando de dificultar la vida de los empleados para que renuncien a sus derechos laborales. Esto facilitaría, creen los trabajadores, una posible operación de compra de la unidad productiva (que incluye la maquinaria y la subrogación de los propios trabajadores). De hecho, un inversor ya visitó las instalaciones de la compañía tiempo atrás. No en vano, trabajo no ha faltado en los últimos años en la sociedad. Incluso este verano han salido "pedidos importantes", como señala López.
Las últimas cuentas depositadas por Saf equipamiento comercial, del 2016, fijan la facturación en 10,4 millones de euros, muy lejos de los 27 del 2012. Eso sí, tras acreditar unas pérdidas de un millón de euros en el 2015, en el 2016 inscribió unos beneficios de 12,5 millones de euros, basados sobre todo en un resultado financiero de 13,4 millones de euros, ya que la actividad de la compañía había concluido aquel año con casi un millón de pérdidas.
El cierre no hace sino agravar la situación laboral de la Vall d'Uixó. La localidad fue en el pasado un importante polo industrial, pero los reveses de la crisis la llevaron a una situación crítica.