VALÈNCIA. Carlos Mazón se sometió este miércoles a su primera sesión de control del año en Les Corts. La última fue el pasado 1 de diciembre, hace más de dos meses. Unas largas vacaciones parlamentarias, por otro lado habituales –con derecha e izquierda en el poder– que fueron afeadas por los partidos de la oposición.
Durante su intervención, el portavoz del PSPV, José Muñoz, le dio la bienvenida al presidente de la Generalitat. "Ya era hora de que viniera aquí, aunque sea sin ganas", dijo, antes de preguntarle sobre su valoración de los meses que lleva dirigiendo el Consell.
Mazón subió a la tribuna del hemiciclo para recordarle que no ha cumplido el récord de incomparecencias. Lo hizo, comentó, su antecesor en el cargo, el socialista Ximo Puig, con 77 días sin someterse al control parlamentario. A la pregunta del portavoz del PSPV respondió con un tajante: "El balance que hago es positivo. El de un Consell que no se arrodilla ante el gobierno de España".
Pero el presidente de la Generalitat no fue el único protagonista de la sesión. La vicepresidenta segunda y consellera de Servicios Sociales, Susana Camarero, adquirió un papel preponderante a la hora de responder a las preguntas de la oposición.
Se trata de algo que Mazón tenía preparado de cara al nuevo año. Después de unos primeros meses de Gobierno en los que ha acaparado él toda la imagen del Consell, ahora pretende dar más cancha a una persona de su total confianza como es Camarero. Tanto en la acción del Ejecutivo y en la negociación –es el perfil más político– como en los momentos de mayor visibilidad, como pueden ser las intervenciones en Les Corts.
Los ataques dirigidos al jefe del Consell los paró ella en las réplicas. Un papel que recuerda al ejercido por Mónica Oltra cuando era vicepresidenta primera de la Generalitat. En el caso de Camarero es todavía más destacado, puesto que es la vicepresidenta segunda mientras que el primero es Vicente Barrera, de Vox, quien no intervino ni con alusiones a su persona.
La sesión se centró en dos polémicas recientes que Mazón y Camarero capearon a dúo. Una, los retrasos en los pagos de las nóminas a funcionarios. Como publicó Valencia Plaza, miles de trabajadores sustitutos de la Generalitat Valenciana dependientes de la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Servicios Sociales e Igualdad y del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) recibieron una circular en la que se les informaba de que debido a problemas informáticos no podrían cobrar la nómina de diciembre. En concreto, por "problemas surgidos como consecuencia del cambio de programa de Siltra a Nefis", la nueva plataforma económico financiera de la Generalitat con la que se procede a realizar la gestión de pagos de la administración valenciana.
A ello se unieron denuncias de la oposición por "impagos" a la dependencia, docentes, becas del comedor o farmacias. Tanto José Muñoz como el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, bromearon con el argumento del Ejecutivo autonómico de que se debía a fallos informáticos.
Mazón respondió que su Gobierno ha abonado este pasado mes de enero 44,54 millones de euros a 117.314 personas dependientes. Mientras, la consellera de Servicios Sociales destacó que desde agosto de 2023 a enero de 2024 se han atendido 8.000 personas nuevas en el sistema de la dependencia, y entre julio y diciembre se han abonado 304 millones a la dependencia, 50 más que el Botànic el semestre anterior.
La otra polémica que puso de manifiesto la oposición en la sesión de control fue el primer gran enfrentamiento de la legislatura que han protagonizado el PP y Vox a cuenta de la campaña 'Orgullo de Comunitat', dirigida a fomentar el reconocimiento del colectivo LGTBI.
Vicente Barrera convocó a los medios específicamente para desmarcarse de ella pese a tratarse de una iniciativa del Consell del que forma parte. Y Mazón respondió con que la discrepancia era evidente y que la posición de Barrera era una opinión personal que no respondía a la del Ejecutivo autonómico.
Tanto PSPV como Compromís preguntaron al presidente de la Generalitat a qué esperaba para destituir a Barrera, a quien calificaron de "homófobo". Y no salió a responder él sino Camarero, quien admitió discrepancias. "Ustedes también tuvieron grandes broncas. Pero aquí lo hacemos de otra forma, con la lealtad que no conocen. Además, a usted lo que le molesta no es la posición de Barrera, sino la campaña, que demuestra que la bandera de la igualdad no es exclusiva de la izquierda", afirmó.
"Nos sentimos orgullosos de una comunidad diversa, moderna. Ahora es un tema de la sociedad valenciana. Lo cuidaremos sin sectarismos y sin ideología", añadió, evidenciando que no es un debate que incomode al PP puesto que le sirve precisamente para distanciarse de Vox pese a que le genere un visible –e importante– choque con su socio de Gobierno. Aquel que este miércoles no abrió la boca.