CASTELLÓ. Red Line se cuela sinuosa en tus oídos, elegante y eléctrica, y si además ves el video te vuela la cabeza, al menos a mí me sucedió. Colores potentes y saturados, ambiente setentero y cierta rugosidad en la fotografía. Puro Giallo, así me lo confirma Sergio Alarcón, guitarra de The Limboos durante esta entrevista, paramos las máquinas y nos ponemos a parlamentar sobre tan interesante género cinematográfico. “De giallo me encantó Seis Mujeres para el Asesino (Mario Bava, 1966), que fue de las primeras, la de Argento, El Pájaro de las Plumas de Cristal (1970); Suspiria me gusta estéticamente pero no es mi favorita, prefiero Profondo Rosso (1975)”, me señala. Inmediatamente he vuelto a ver el videoclip con otros ojos, además el Giallo ha influido estética y musicalmente a la banda, algo que podemos apreciar si escuchamos el último disco, Off The Loop.
The Limboos estarán en Castellón el 19 en la sala La Bohemia y en València el 27 de abril en la sala 16 Toneladas con su swing, rock y RnB perfectamente engrasado para dar un concierto de enorme calidad presentando su cuarto trabajo, Off the Loop, cinco años después de su magnífico, Baia. Una nueva oportunidad para ver a una banda de música negra y raíz rockera.
El grupo nació en 2013 en Galicia, aunque más tarde se desplazarían a Madrid. “El origen es galaico, nació ahí”, señala. “Roy y yo, el cantante y yo somos primos, y Roy y Daniela vivían juntos, y entonces ahí empezó todo, el germen empezó ahí. Yo vivía en Madrid entonces, luego ellos se vinieron para aquí, entonces ahora somos una banda un poco apátrida, nadie nos ubica muy bien (risas)”.
Antes de su primer trabajo discográfico, Space Mambo (2014) el combo ya estaba girando por salas con su propia música. Un descaro y ganas de actuar que ya señalaba que ese grupo iba muy en serio. “Empezamos hace diez años, al principio realmente el germen, la idea original era coger todo el rollo de Nueva Orleans, la música de Nueva Orleans, que nos flipaba. Sobre todo Roy, que fue un poco el cabecilla en primera instancia de llevar la banda a cabo, y hacerlo un poco a nuestra bola, porque realmente teníamos un poco la ingenuidad y la inexperiencia de los comienzos de las bandas, en ese sentido. Entonces no lo planteamos en ningún momento como un ejercicio de estilo, de decir, vamos a hacer rollo Nueva Orleans, pero sí fue como, vamos a coger esta referencia del rhythm and blues que se hacía allí, en los 50 y 60, y bueno, y a ver qué sale”, recuerda.
The Limboos es una banda de directo, de crecer en directo, de seguir evolucionando en el escenario y de querer tocar cuando sea y como sea. Antes de tener el disco en las manos salieron a la carretera, incluso giraron antes en Europa que por España. “Creo que lo primero que hicimos fue irnos a Europa, creo que fue justo antes de que saliera el disco”, recuerda. “Fue porque cuadró así realmente, fue de estas cosas que al principio la organización es un poco errática, y la primera vez que fuimos a Europa, que fue una gira así, bastante mochilera, entre comillas, fue muy batallera, pero fue muy divertida, la verdad, y tocamos por, yo qué sé, tocamos por Italia, por Bélgica, Alemania…”
Alarcón me explica que la gira fue extensa, había que aprovechar la oportunidad de salir por el continente. Sin el disco en la mano pero con un puñado de canciones se liaron la manta a la cabeza. “Si no recuerdo mal, fueron como veinte días, quince conciertos, o algo así, fue bastante potente, y, de hecho, recuerdo recoger el disco físico, verlo por primera vez, el elepé, en, no me acuerdo ahora, en una distribuidora muy potente que hay ahí en Alemania, que nos pasábamos por ahí a recogerlos para llevarlos en la gira y empezar a venderlos de merchan”
Su gira por Europa estuvo más circunscrita al circuito de música negra, aunque Space Mambo, su primer álbum, tenía un sonido diferenciador, más latino, algo que conectó rápidamente con el público. “Eran pequeños festivales, o cosas así, organizadas por promotores locales, el típico promotor que ya programa música de ese estilo”. La gente se acercaba a ver qué hacía esa banda desconocida. “La respuesta fue bastante buena, en general, yo lo que recuerdo, sobre todo, es que cuando nos poníamos más latineros, más exóticos, es cuando la gente flipaba un poco, con la mezcla, porque eso, yo creo que fue lo que nos diferenció bastante en esa primera etapa, toda esa parte más latina, más exótica”, apunta el guitarra.
Como buena banda que investiga un sonido, en Limbootica! (2017), su segundo trabajo, no tiran por el camino fácil y se vuelven más swing, aparcando un poco el latineo sencillo del que hablaba antes. Ya habían tocado bastante y habían cogido más tablas y más rodaje como grupo. “Digamos que nos sentimos como más capaces de hacer cosas un poco más, no te voy a decir sofisticadas, aunque, bueno, desde luego es más sofisticada en el segundo disco que en el primero, hizo mucho la entrada de Santi con el contrabajo, que Santi es un súper tocón”, dice.
Limbootica! contó con un sencillo que se escuchó en todas partes, que propulsó a la banda a otro nivel. La gente tornó los ojos en su dirección. I Don´t Buy It fue el single. “Me acuerdo que aparte el tema ese funcionó muy bien en redes sociales y todo esto, la gente como que nos empezó a tomar más en serio, dijeron, hostia, esto no es una banda más de rock and roll, aquí hay inquietud, porque hay una evolución, yo creo que con Limbootica! fue con el disco con el que más tocamos en directo”, dice. Con ese disco comenzaron a crecer mucho por Europa, sobre todo en Francia, donde además ya habían logrado una base de fans. “Giramos aparte casi dos años con el disco, fue como muy intenso”, recuerda.
Es curioso lo que sucedió con Baia (2019), porque tras grabarlo y publicarlo, en directo lo tocaban de otra manera, con una evolución musical y técnica, me lo aclara el guitarrista. “Es un disco que lo grabamos de una manera y ya en directo lo empezamos a tocar de otra, porque es un disco que grabamos con contrabajo todavía, ya hay una evolución en las canciones, salimos un poco de la naftalina, de la cosa más viejuna, y hay un espíritu un poco más inventivo en la producción, en los arreglos, siendo clásico todavía, pero ahí vemos una evolución, lo tomamos ya como una evolución hacia el futuro”, me explica.
Baia es el disco con el que The Limboos logran penetrar en festivales más grandes como Low Festival o Warm Up, además con un público mucho más heterogéneo en gustos que el habitual. “Desde luego un concierto como en una sala con el público cerca, es que eso no te lo va a dar ningún festival, sea Los Limboos o sea Artic Monkeys, me da lo mismo; o sea, la forma de cómo conectas con la gente en una sala nunca va a ser como en un recinto grande, porque es otra cosa, te da otras cosas. Recuerdo con Baia tocamos en las fiestas del Apóstol en Santiago, que yo creo que es de los conciertos más grandes que hemos hecho, en la plaza La Quintana, detrás de la Catedral, y era una plaza llena de gente que tocamos con los Allah-Las, y había a lo mejor 7.000, 8.000 personas, o sea, estaba repleta esa plaza, e impresiona, y fue un concierto que flipas”, recuerda.
Llegamos a 2024 cuando sale su cuarto trabajo, el que vienen a presentar a Castellón y València, Off the Loop. Cinco años entre Baia y éste, algo extraño en una banda que sacaba elepé cada dos años de media. “Lo empezamos después de la pandemia. Y en ese impasse, Santi nos dijo que dejaba la banda porque se iba para València. Y también fue un momento en el que decidimos que ese saxofón que quisimos meter en el 15 o por ahí, pues dijimos, ostras, vamos a darle un descanso, porque también veíamos que nos estábamos un poco encasillando en un sonido porque al final, si juegas al Rhythm & Blues, si metes metales, pues vas a estar ahí, o sea, eso va a sonar a eso, no vas a poder salir de ahí. Y entonces eso ya lo teníamos medio claro incluso antes de que hubiera lo de la pandemia, ya estábamos pensando el siguiente paso. No lo habíamos definido, pero lo estábamos pensando”, comenta
Ese sonido lounge, meloso pero rockero se mantiene en el álbum. Tras una pandemia y tres elepés muy próximos entre sí, la parada de cinco años les ha sentado genial a la banda para experimentar y seguir indagando. “Fue poco página en blanco, no fue en plan de vamos a coger a partir de Baia, no, fue en plan vamos como derruir la casa, y volver a construirla de alguna forma”, señala.
Había que buscar ese sonido que tenían en la mente. “Me acuerdo de estar con Roy y Daniela ahí dándole. Empezando a divagar sobre ideas y estábamos un poco desubicados. Sabíamos de alguna forma dónde queríamos ir, pero no sabíamos cómo llegar. Entonces teníamos como muchas referencias. Teníamos referencias como, por ejemplo el disco que grabó Dan Auerbach, el cantante de los Black Keys, que produjo a Dr. John en 2014, Locked Down. Es un disco que de alguna forma fue bastante clave. Luego también un disco que nos marcó mucho en esta etapa ha sido el Tranquility Base Hotel & Casino de Arctic Monkey, pero ese disco, que aparte a los fans más acérrimos no les gusta mucho, porque es otro rollo. Pero ese rollo lounge, ese rollo atmosférico... Como que estábamos queriendo caer en ese redil. Y fue como ¡Hostia, mira estos pavos que encima son los Arctic Monkey! Que es un grupo puntero y sacaron ese disco y nos fascinó. Nos fascinó cómo estaba grabado. Cómo están las canciones arregladas y demás. Nos sirvió también un poco como puntos de partida” Me despido de Sergio con ganas de verlos en directo en Castellón y gracias a este disco me ha entrado otra vez el gusanillo de volver a ver alguna película de Mario Bava o Dario Argento.