La Abogacía mantiene que lo cometido en el 'procés' fue sedición y Vox retira pena de cárcel para Santiago Vila
La imagen que se ha hecho viral estos días es sencillamente impecable. El rey de España mira con elegancia y seriedad a un presidente catalán que parece interesado por la conversación de su acompañante. La imagen, como dicen de las encuestas, es sólo una foto fija de un instante, pero goza de un potente significado
Conviene volver a Azaña para entender lo que le pasa a España con el demonio independentista. Después de haber sido su aliado, el dirigente republicano renegó de los nacionalistas catalanes, a quienes acusó de desleales e irresponsables en la guerra civil. La historia vuelve a repetirse con el juicio del Supremo. Entre Companys y Puigdemont no hay diferencias. Les sigue uniendo el afán de destruir nuestro país
Calvo avanza que el relator de la mesa de partidos ha de ser español, preferiblemente catalán
Lo de jugar a sacar partido de fotos más o menos efectistas puede traer una rentabilidad momentánea que en un suspiro puede venirse abajo. El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez juega con las pocas cartas que le quedan. Pero corre el riesgo de apostar todo a la misma. Cataluña es un problema de difícil solución y una foto y un Consejo de Ministros en Barcelona no lo resuelven.
El asunto catalán nunca se ha ido, ha estado ahí, está y estará. Nos hemos entretenido, no han entretenido con otros asuntos, no menores (consecuencias del resultado andaluz, enfrentamientos parlamentarios, dimes y diretes con las nuevas derechas o con las izquierdas, exhumación de Franco,…) pero no tan trascendentes como la cuestión catalana. Están en juego entre otras cosas, la estabilidad política del país y la reconciliación entre los catalanes