CASTELLÓ. La última vez que me encontré con The Godfathers fue en València en 2015, y fue tan espectacular que acabé destrozado. Así que cuando me enteré que los Padrinos iban a aterrizar en Castellón, ni me lo pensé un segundo. Aquella descargar de adrenalina y fuerza salvaje de rock garajero y actitud punk, era una experiencia que no podía dejar pasar.
Los británicos traían un nuevo plástico bajo el brazo, Alpha Beta Gamma Delta con 13 canciones. Su última referencia sonora había sido, el no menos interesante, A Big Bad Beautiful Noise de 2017, del que, por cierto, no tocaron ningún tema en esta noche. El disco que nos ocupa hoy me parece más potente y, con canciones que en directo cobran un nuevo valor.
Para esta ocasión, la banda de Peter Coyne llegaba sin teloneros a la sala Because un lugar al que no había tenido el gusto de ir, y que me sorprendió por su acústica y ambientación. Llegamos a la sala un poco antes de la irrupción del huracán que sería el combo sobre el escenario, había poca gente; pero enseguida comenzó a llegar el público, marcando un sold out que sigue demostrando que la música en directo está muy viva.
Congregado delante del escenario donde aparecieron los cinco jinetes del rock, que esa noche nos haría llegar al clímax sonoro, les veíamos subir al escenario consciente del vendaval del rock que nos iba a tocar vivir. A las guitarras, Richie Simpson y Wayne Vermaak, a la batería, Billy Duncanson, y al bajo, Jon Priestley. Y delante de todos, el capo del rock crudo y directo, mister Peter Coyne, esta vez sin su traje de mafioso y con una camisa negra de manga corta.
La tralla no se hace esperar con This is de War, la última canción de Unreal World, el cuarto álbum de la banda; retrocedemos un poco en el tiempo, hasta 1988, para encontrarnos con las magistrales Cause I said so y If only had Time, de su segundo disco, Birth, School, Work, Death. Esa canción dio paso al primer tema del nuevo redondo, OCD, que a pesar de ser nueva había, calado entre el público y pude comprobar como mucha gente se la sabía.
Coyne se dirigía a nosotros en español para saludarnos e invitarnos a la fiesta que se estaba creando canción tras canción. I Despair y Love is Dead engancharon a un público que seguía alucinando con la fuerza vocal de Coyne, con la contundencia de Duncanson a la baquetas y la versatilidad de los guitarristas y bajista en el escenario, coreando y agitando a la gente a cantar las canciones. Unreal World es una de las mejores canciones del combo, lo saben y se recrean en ella. Coyne brinda con nosotros al aire, y nosotros levantamos nuestras cervezas. Cheers!
Pienso, mientras la banda de Londres machaca el escenario, que es difícil superar la enorme calidad de los cuatro primeros trabajos del grupo, que fueron editados con muy poco espacio de tiempo unos de otros: Hit by Hit (1986), Birth, School, Work, Death (1988), More Songs About Love and Hate (1989) y Unreal World (1991). El grupo era un vivero de buenas ideas, mejores canciones y una imagen que iba ganando enteros con cada elepé. De esa fructífera e ilusionante época, surge la mayoría del setlist que compone la velada de hoy. En las paredes de la sala Because retumban algunos de los éxitos que han jalonado esos discos. Canciones atemporales.
Quizás la mejor canción de su nuevo plástico, o al menos la más eficaz para un directo, I´m not your slave, sonó como un tiro en la noche. Con un estribillo que el vocalista nos enseñó antes de apuntarnos con la canción. Nadie del público, estoy seguro de ello, estaba insatisfecho con la ejecución de la banda, pero estos sí que lo estaban bramando I´m unsatisfied, canción perteneciente a Hit by Hit.
Coyne nos recuerda que su siguiente canción, todo un himno, estaba presente en su primera etapa, hablamos de la icónica, bailable y divertida, She gives me love. Quedaban dos campanazos para terminar con la primera parte del bolo antes de los bises, I want everything sigue tan fresca, potente y contagiosa como cuando se editó en el 86, con la última antes de la pausa, Birth, School, Work, Death, Los Padrinos se aseguran que el público está despierto, pues cantamos el estribillo, las cuatro palabras, como si la vida nos fuera en ello.
Un receso, tan breve que dudo que a alguien le diera tiempo de salir a tomar una bocanada de aire fresco a la calle, llega I can´t Sleep, novena canción del disco, Jukebox Fury (2013) y la bomba en forma de This Damnation que fueron las últimas joyas antes de despedirse del escenario, volviendo a impartir una clase soberbia de rock, garaje y punk. ¡Larga vida a los Padrinos!