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un libro ilustrado de ricardo díaz peris

'Ética para Julia': guía de supervivencia para 2019

20/12/2019 - 

VALÈNCIA. Meterla o que te la metan también es un acto político que conlleva una decisión ética. Amar es una tarea con más capas de las que nos cuentan cuando somos jóvenes, cuando un cura dice que hay que amar al prójimo como a uno mismo o el cine resuelve de alguna manera rocambolesca un drama amoroso en 80 minutos. Ricardo Díaz Peris es consciente de aquello y ha recogido en Ética para Julia (Premio Honor Puchi Award) aquello que ha aprendido con sus experiencias amorosas y sexuales, aquello “que te contaría un hermano mayor y no un padre”, según reza su faja. 

Cuenta el ilustrador y escritor que tomó como referencia una relectura de Ética para Amador, de Fernando Savater, aunque el origen del libro en realidad está en un colegio católico cerca de València, en una clase de “educación sexual” en la que se hablaba de la responsabilidad de las chicas de ayudar a los hombres a aguantar su pureza o preguntaban al alumnado si no les gustaría que su pareja no se hubiera acostado con nadie que no fueran ellos. Este dirigismo hacia una manera de amar que no mira a la libertad sino al moralismo es el catalizador de la pregunta: ¿necesita el sexo y el amor en el siglo XXI un marco ético en el que se desarrollen las personas?

Hay mil maneras de responder a esta pregunta, y Ricardo Díaz Peris ha decidido hacerlo en forma de un libro ilustrado que es en realidad todo un ensayo sobre cómo vivir (o al menos, sobrevivir) en esto de desear en 2019. A las preguntas de Culturplaza suele responder con historias en vez de con opiniones. Así lo hace también en el libro. Sin tonos paternalistas y juicios absoluto, el valenciano solo busca que sus vivencias sirvan para algo.

El libro trata temas como los momentos inmediatamente posteriores a una ruptura, las aplicaciones de citas, el racismo y los prejuicios, o el sexo. Todos con un tono divertido, pedagógico, visceral, y en total sintonía con la generación que vive ahora su juventud. El libro es un "ok, boomer" en toda regla. "La educación emocional o sexual también es una responsabilidad política, y está en manos de nuestros padres ayudarnos en esto. El problema es que ellos no lo han vivido como lo estamos haciendo nosotros y muchas veces no actúan con la empatía necesaria", comenta el autor.

Y añade: "Savater dice que comunicarnos es lo que nos humaniza y lo que hace entendernos. Por eso también he escrito este libro. Porque yo he cambiado conforme he ido conociendo a más gente, y me he dado cuentas de algunos errores o cosas que tenía interiorizadas y no quiero que a mi hermana le pase lo mismo". Lo comenta a partir de una historia: mientras mantenía relaciones con un chico de color, se rompió el condón y le llevó corriendo a una clínica de ETS: "Lo que parece un acto muy responsable, en realidad, analizando cómo he tratado esta misma situación con otras personas, en realidad era un acto racista. Con 20 años que tenía, no tenía mucha cultura del mundo homosexual, solo había interiorizado la idea de el SIDA que transmitían las noticias en los 90 y cómo nos merecíamos la enfermedad por ser mariquitas. Sobre todo viniendo de una familia cristiana".

Un nuevo marco ético del querer

El libro reza en un momento que "defender una ética común pervierte el ideal hasta el punto de sustituirlo", también que "hay tantas éticas como personas".  Estas dos frases sirven como punto de partida para hablar de uno de los debates más encendidos en esto del tema del amor en 2019: las aplicaciones de citas. La plumofobia, el ghosting, los catfish... "En realidad, las redes sociales no son lugares sino herramientas. En esto de la ética del amor (entre comillas) lo mejor es adaptarse a la ética de la otra persona, aprender a dar y entendiendo que somos todos diferentes. Hay problemas específicos de las redes sociales, pero todo se solucionaría siendo más claros, teniendo respeto y entendiendo que somos humanos y que podemos cambiar de opinión", cree Ricardo Díaz Peris.

Al final el objetivo es "no joder al prójimo y ser feliz". Para eso, ni las escuelas, ni nuestros padres, ni siquiera la juventud nos hemos adaptado a los tiempos que corren: "Hasta los 90 la homosexualidad se consideraba una enfermedad y aún ahora se ve la monogamia como algo normal. Ahora, la sexualidad tiene un marco ético que hay que reformular. Noto que la generación de mi hermana no siente la necesidad de identificarse con una única sexualidad, por ejemplo". 

En todo esto también tiene mucho que decir la eduación. En este sentido, el escritor cuenta que un hermano suyo participó en un estudio sobre cómo se estaba dando educación sexual en los colegios y los problemas que dibujaban algunos profesores eran graves: era un trabajo extra que tenían que hacer en su tiempo libre, no se querían implicar, y no había la suficiente empatía cuando se utilizan ciertos términos como calificar cosas de inmorales o hablar de prohibiciones. 

Lo que no se aprende (es decir, lo que no se vive o no se enseña) poco se puede tener en cuenta mientras metes o te meten cosas en sitios, o simplemente cuando quieres o deseas una persona. 2019 se ha vuelto muy complicado en ese sentido, aunque queda la sensación de que nunca fue fácil. Al final, es inevitable que el amor acabe sobreponiéndose entre todas esas preguntas que rondan las cabezas. Y tal vez la respuesta de alguna de ellas esté en las experiencias de Ricardo Díaz Peris.

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