VALÈNCIA. Un LP único y un grupo que adapta sus directos haciéndolos también inéditos: esta es la fórmula de Ultralágrima, no resignarse a que el pop también pueda ser un lugar de experimentación total. Hace apenas unas semanas publicaron su primer disco, con el que definitivamente asentaban una apuesta que llevaba ya varios girando por salas y con singles contados en las plataformas. Este viernes lo presentan, junto a Blu Boi, en Loco Club. Después, Diego Navarro, Xenia y Guillem.Srrv protagonizan sendos DJ sets.
La presentación oficial en Nvcli, hace ya más dos años, deslumbro a los pocos asistentes que fueron testigos. Melodías pop que pasaban por el filtro oscuro de la electrónica y el post-punk valenciano. El disco suena, sin embargo, mucho más melódico que lo que se ha ido viendo en directo. ¿Por qué? Porque son dos cosas diferentes. “Tomamos la decisión deliberada de que lo que publicáramos estaría más orientado al pop y, paralelamente, el director lo utilizamos para hacer más experimentación, para llevar siempre algo nuevo. Hacemos lo que pida el cuerpo en cada lugar. El directo es el lugar donde coger y actualizar lo que tenemos hecho”, explican Nacho López y Marco Silvy-Leligois, el dúo que forma el proyecto.
Esta flexibilidad, a su vez, obliga a las canciones también ser capaces de adaptarse a cualquier circunstancia. “Construimos el directo a partir de contrastes. Nos preguntamos qué ocurriría si después de un drop agresivo ponemos un tema de piano, y funciona, y eso es lo que nos gusta generar en nuestro directo”, añaden.
Precisamente, tras las tandas de singles hechos a partir solo de electrónica, en el disco se dejan escuchar pianos y guitarras acústicas que generan una nueva textura y contrasta mucho más con su propuesta inicial. “Nos gusta jugar con el espectro de todo. Queremos que todo entre. No queremos ser ni un grupo acústico ni uno electrónico. Nos gusta explorar, a partir de las connotaciones que tiene cada instrumento, qué imagen sugiere lo que construimos, y sea una guitarra con una voz suave o un grito encima de un ruido”, cuenta el grupo. “A nosotros nos gustan los contrastes e ir de 0 a 100: decirte algo duro mientras suena solo una guitarra o cantar algo bonito sobre un ruido”, añaden.
Trabajan de manera sencilla e intuitiva. Las canciones son esqueletos sencillos a los que ir añadiendo elementos, “como un castillo de naipes”: “Aunque seamos impulsivos en el proceso creativo, no somos nada caóticos. Sabemos substraernos de todo lo que nos apetece experimental y dejar solo lo más importante. Los temas nacen de una conversación y una exploración larga hasta que llegamos a lo entendemos como óptimo”.
Tanto Nacho López como Marco Silvy-Leligois vienen de proyectos más experimentales y es en Ultralágrima donde se dejan notar como más pop. El resultado es, en realidad, un viaje de ida y vuelta que también, desde su experiencia en otras escenas, hacen avanzar al pop: “Intentamos, por ejemplo, hacer todas las melodías muy sencillas y, a lo mejor, ser disruptivos más con la textura que le damos después al tema”, ejemplifican.
Dos elementos llaman la atención a lo largo de su disco. En primer lugar, la utilización de samples de canciones populares, que también forman parte de un proceso paralelo al de la creación: el de la escucha conjunta. Las referencias de un grupo se construyen compartiendo canciones, conversando sobre ellas… Y Ultralágrima deja que permee definitivamente a algunas de las canciones. No es, en todo caso, materia prima sino complemento de ese castillo de naipes del que hablaban antes: “Si nos ha gustado mucho las producciones de Tainy (reggeaton), nos gusta juntarlo con un drum'n'bass acelerado. Sampleamos como se hacía, por ejemplo, en el hip hop, haciéndolo de una manera experimental de la cual salga algo nuevo”.
En las letras, viscerales y transparentes, también buscan dislocar su propio proceso y la timidez impuesta en el pop. En la escritura dejan a un lado la racionalidad y la construcción, y dejan mostrar una nueva capa que no está tan mediada por lo que escuchan o lo que experimentan, sino por lo que sienten. La fórmula es ganadora.
Para la preparación de cada directo, se abre un nuevo proceso. El de elegir qué canciones entran, que proyectos inéditos dejaran sonar y que, tal vez, no vuelvan a hacerlo nunca más. El orden del setlist, la atmósfera, y la actitud con la que salen también cambia. Este viernes acompañan sus canciones con visuales de Alberto Rodríguez y, como siempre, intentan que el espacio escenográfico forme parte de la performance. Están preparando, en todo caso, una gira por salas que pueda expandir aún más la propuesta del dúo en directo, con más instrumentación, por ejemplo.