CASTELLÓ. La reforma integral del edificio de Borrull pivotará sobre un gran patio central (y ajardinado) que no solo proporcionará iluminación natural a las dependencias interiores, sino que también resolverá el acceso a los espacios de trabajo. La construcción del atrio reducirá ostensiblemente la superficie útil del inmueble, que pasará de los actuales 12.455,30 metros cuadrados a los 10.709,83 una vez finalizada la obra civil. Además, dividirá el inmueble en dos áreas muy concretas: la denominada zona A, que albergará distintos negociados del Ayuntamiento de Castelló relacionados con la atención ciudadana, destacando un amplia pieza para registro; y la zona B, donde se ubicarán los servicios sociales, de igualdad y políticas inclusivas, tanto municipales como autonómicos.
Según los cálculos anunciados este martes por el conseller de Hacienda, Vicente Soler, los primeros trabajos arrancarán "en la última parte de 2021" pese a que se dispondrá de la licencia de obras "durante la primera quincena de diciembre de 2020", añade. La licitación del proyecto arrancó este lunes con la publicación del pliego en la plataforma de contratación, que recoge un valor estimado del contrato de 18.147.751 euros y un plazo de ejecución de 22 meses. Las firmas interesadas pueden presentar sus ofertas hasta el 7 de diciembre. Al tratarse de una actuación susceptible de ser cofinanciada a través del Programa Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), el concurso está abierto a mercantiles y Unión de Empresas Temporales (UTE) de la Unión Europea.
La creación de ese gran patio obligará a demoler parte de la estructura interior en un proceso que se alargará en el tiempo. Además, se modificará la altura libre de la planta de entrada al edificio. Por otro parte, se prestará especial atención al diseño de la cubierta en la sexta planta, donde se habilitará una sala polivalente, dotada de una grada retráctil y tabiques móviles, que permitirá subdividir el espacio y adaptarlo a las necesidades. Las configuraciones contemplarán desde la disposición de una estancia única de 148 plazas, pasando por dos de 84 y 64 asientos, respectivamente, hasta un recinto de exposiciones de 156 m2 con un habitáculo para 84 personas.
Todas las alturas del bloque, sótano y semisótanos incluidos, verán reducida su extensión por el atrio. La partición en dos zonas independientes funcionalmente otorgará versatilidad al edificio y dejará abierta la posibilidad, en el futuro, de acomodar determinados despachos y oficinas a otros usos.
La restauración de Borrull se realizará a partir de tres premisas claras: la mejora de la eficiencia energética, la potenciación de las condiciones de accesibilidad universal y el ahorro de energía y aislamiento. Respecto al primer y tercer punto, se instalarán nuevas climatizaciones más eficientes y una fachada de cerámica. Igualmente, placas fotovoltaicas y un moderno sistema de iluminación de tipo LED, optimizando la distribución y las luminarias, con el consiguiente control y barrido de alumbrado para el apagado automático.
La alzada de los techos será de 2,90 metros, aunque en realidad la cota se quedará en 2,40 metros para facilitar una falsa techumbre, con bandejas metálicas extraíbles, que servirá para situar los equipos de climatización, los conductos de ventilación, el cableado eléctrico y de telecomunicaciones. Los revestimientos consistirán en piezas de gres, modelo Arquitec de Saloni o similar.
El inmueble dispondrá de varios ascensores, ubicados estratégicamente y con la última tecnología para garantizar las máximas prestaciones. Asimismo, habrá un sistema cerrado de videovigilancia con cámaras en todos los pisos. En el exterior, se colocarán distintos aparatos de control de acceso, que se centralizarán con una habitación ex profeso en el interior.
A excepción del esqueleto, todo el continente y contenido sufrirá una profunda renovación, más cuando se trata de una edificación con 50 años de antigüedad, ya que se levantó en 1970 pese a que se proyectó en 1968. La inversión de la actuación rondará los 18 millones de euros, si bien la Conselleria de Hacienda semanas atrás aprobó una ampliación de crédito de 6 millones para llegar a un total de 24 millones hasta 2023.
De hecho, las actuales condiciones obligarán a impeler un refuerzo estructural. Por el deterioro de los últimos años al permanecer cerrado desde 2006, las deficiencias del bloque son notables, como recoge la memoria. Por ejemplo, lesiones derivadas de la presencia de humedad tanto por filtraciones como por fugas en las instalaciones o fisuras en fachadas, particiones y revestimientos de techos. En el sótano, a esos daños se suman grietas en las vigas y oxidación de las armaduras como consecuencia de la carbonatación del hormigón. No existe ningún nivel que se libre de estos daños, de aquí que la reforma se haya planteado de manera integral.