CASTELLÓ. El tejido industrial castellonense cuenta con un buen puñado de empresas que destacan por su elevado índice de rentabilidad. Muestra de ello es el interés creciente de los fondos de inversión internacionales por la industria cerámica, que se ha plasmado ya con su entrada en el capital de diferentes compañías.
En cuanto a las sociedades más rentables, quizás la mayor densidad se encuentra en el sector de las fritas y esmaltes. No en vano, tras alcanzar el año pasado su récord histórico de facturación, con más de 1.408 millones de euros en ventas, el sector castellonense ha alcanzado una productividad de 361.226 euros por trabajador, según recoge un documento interno de la Asociación Nacional de Fabricantes de Fritas, Esmaltes y Colores Cerámicos (Anffecc).
En conjunto, las 23 compañías agrupadas en esta patronal incrementaron su plantilla en un 1% hasta batir, por segundo año, su techo de empleo, ya que cerraron 2018 con 3.900 empleados. El crecimiento de las ventas fue incluso mayor, casi del 6,6%, y por tanto la productividad de este sector clave castellonense también creció por encima del volumen de trabajo. De esta manera, y de media, el año pasado cada trabajador aportó valor a su compañía por casi 20.000 euros más que en 2017.
Esta capacidad productiva del sector de las fritas y esmaltes, superior a los 360.000 euros por trabajador, está al alcance de muy pocos motores económicos. No en vano, su hermana mayor, la industria azulejera, que agrupa a numerosas compañías con índices productivos más que aceptables, ronda una facturación de 235.000 euros por empleado.
Y es que las empresas agrupadas bajo la patronal estatal Ascer cerraron 2018 con unas ventas de 3.597 millones de euros y cuentan con algo más de 15.000 operarios, según las cuentas oficiosas de la propia organización.
En cuanto a la evolución del sector a lo largo de este 2019, los fabricantes de fritas, esmaltes y colores cerámicos no escapan a la ralentización económica global. De hecho, en el primer semestre las ventas han registrado una caída del 7,3%, reconocen desde la propia patronal. Esta es una coyuntura vinculada a la ralentización de la industria azulejera castellonense, pero que también viven otros países productores. De hecho, apunta el presidente de Anffecc, Joaquín Font de Mora, en el mismo periodo "Italia ha registrado un descenso del 27% según el Icex, India del 9% y Turquía del 36%".
Los motivos de la caída de ventas de este año son varios, pero en un sector que exporta el 70% de su producción (en 2018 las ventas en el extranjero alcanzaron los 995 millones de euros) la inestabilidad económica mundial -con el conflicto Estados Unidos-China, el Brexit y la desaceleración de Alemania como exponentes más claros- no puede pasar desapercibida. A pesar de ello, Font de Mora recuerda que en el sector "ya hemos vivido muchos vaivenes y sabemos que son coyunturas".
En este sentido, para "anticiparse" a estas tendencias regresivas, el presidente de la patronal de fritas y esmaltes destaca la apuesta continuada del sector castellonense por la I+D+i, lo que le ha permitido diferenciarse de sus competidores, "que aún no han conseguido nuestra calidad ni nuestro grado de atención y servicio al cliente". Por eso, destaca Font de Mora, "mientras continuemos invirtiendo en I+D+i, en servicio, asistencia, diseño, calidad,... será difícil que nos quiten el liderazgo" mundial.
Cara a tratar de revertir la caída de ventas de la primera mitad del año, el sector tiene puestas buena parte de sus esperanzas en la próxima edición del salón italiano de la cerámica, que se celebra en Bolonia del 23 al 29 de este mes. "Esperamos que Cersaie suponga un empuje para poder remontar en el último trimestre, recuperar ventas y mantener al menos la cifra de ventas del año anterior", expresa Font de Mora. Y a buen seguro que los fabricantes españoles volverán a ser uno de los focos de atención en Bolognafiere.