El error político fiscal puede ser igualmente grave, si acaba disparando las primas de riesgo y dinamitando los soportes de su divisa como explica el analista
MADRID. Son unos cuantos riesgos y llevamos tiempo hablando de ello. Pero ahora, a los ya habituales, se une otro: el de los errores políticos. Y teniendo en cuenta el nivel de los políticos que tenemos 'en el mundo mundial' -como dice un buen amigo mío- es como para preocuparse… más. Hace tiempo que hablamos del riesgo de que los bancos centrales hagan demasiado (recesión profunda) o demasiado poco (cronificación de una inflación elevada).
Pero en los últimos días hemos visto que el error político fiscal puede ser igualmente grave, si acaba disparando las primas de riesgo en el mercado de deuda y dinamitando los soportes de su divisa. El anuncio del 23 de septiembre en Reino Unido de recortes impositivos -por valor de 45.000 millones de libras- fue seguido por repuntes en las rentabilidades de los bonos británicos que no se habían visto en las décadas anteriores. La libra esterlina protagonizó un movimiento de esos de los que rara vez se ven en el mercado forex o de divisas: caída del 5% en apenas unos minutos.
Al mercado le resultó especialmente inadecuado el anuncio de una política fiscal expansiva, en un momento en que la inflación es de dos dígitos y la tasa de paro se encuentra en mínimos (3,6%). Un recorte de impuestos así tendría escasa eficacia sobre el crecimiento, alimentaría la inflación y propiciaría una reacción contractiva aún mayor del Banco de Inglaterra (BoE), deteriorando más las ya maltrechas cuentas públicas.
Después de unas horas de angustia en los mercados, la decisión del Gobierno de la recientemente nombrada primer ministro, Liz Truss, llevó al BoE a poner en marcha una acción de rescate anunciando un programa de compra de bonos -contradictorio con las medidas restrictivas adoptadas pocos días atrás-, que fue suficiente -al menos por el momento- para estabilizar bonos y divisa.
Luego se supo que la reacción inmediata del banco central británico se hizo necesaria, por encontrarse un número relevante de fondos de pensiones en riesgo de no poder seguir financiando algunas de sus posiciones de cobertura. Todo ello como consecuencia del desplome del precio de los bonos.
Días después, el Gobierno británico se vio obligado a retirar el proyecto de bajada de impuestos, renunciando a eliminar el tramo más alto del impuesto sobre la renta. Así se anuló parte del caos que se había provocado en los mercados de bonos, llevando a las nubes la rentabilidad de los gilts o bonos del Reino Unido, y a los suelos la moral de los inversores. En realidad, sólo revocó una mínima parte de su controvertida propuesta de presupuesto, pero fue la que llevó la mayor carga simbólica.
El anuncio hizo que los rendimientos de los gilts bajaran a niveles más razonables, animando a los inversores a volver a tomar posiciones tanto en los citados bonos, como en renta variable. De paso, en los mercados vuelve a cundir la teoría de que los bancos centrales podrían ser más benévolos en sus políticas monetarias de actuación contra la inflación. Tal hecho se apoya en los crecientes riesgos económicos globales, la amenaza de una nueva crisis financiera -a la que no creemos que se llegue después de los comentarios surgidos en torno a Credit Suisse- y pensando en la publicación de unos datos de inflación previsiblemente más benignos en los próximos meses.
El hecho de que hasta noviembre no haya una nueva reunión de la Reserva Federal estadounidense (FED) podría ayudar a prolongar el rebote producido. Sin embargo, no debemos de olvidar que los últimos comentarios de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) no apuntan, precisamente, en el sentido de una moderación en su lucha contra la inflación.
Hasta la próxima reunión de la FED tomará protagonismo el inicio de una campaña de resultados que, si bien en los trimestres anteriores ha servido para dar soporte a los mercados, es posible que en esta ocasión no lo haga. Todo ello en un entorno de revisiones a la baja en guías de resultados y previsiones de los analistas.
Y desde luego, ahora que es temporada de propuestas y publicaciones de presupuestos generales de los países, habrá que estar muy atentos a los anuncios que realicen los diferentes gobiernos y que no caigan en errores como el protagonizado por el recién nombrado Gobierno de 'su graciosa Majestad'.
Antonio Castelo es analista de iBroker