El concepto de “autonomía estratégica” del Presidente francés, surgió en el vuelo de Emmanuel Macron hacia Pekín. “…Para que Europa, presumiblemente liderada por Francia, se convierta en una ‘tercera superpotencia’”. La “presunción” es de Politico, un medio de comunicación estadounidense con sede también en Bruselas.
La visita de Macron a China sucedió a la del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que llevó un mensaje de paz, sugiriendo al mandatario chino para que medie entre Rusia y Ucrania, con una visita al presidente Zelenski. Mientras la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, también coincidía junto a Macro en una trilateral con Xi Jinping. La respuesta de China se ha dirigido a “revitalizar la cooperación de beneficio mutuo y superar las interferencias”, en claro señalamiento a los Estados Unidos.
“Lo peor sería pensar que los europeos debemos convertirnos en seguidores en este tema, y seguir el ejemplo de la agenda de los Estados Unidos y de una reacción exagerada china”, decía Macron respecto a la crisis con Taiwán, la antigua Formosa y heredera de la República China precomunista. Se había reunido durante cuatro horas mano a mano con el líder chino, tras la visita inicial junto a Von der Leyen.
Pero en la mente de todos estaba Ucrania, cuyo conflicto acabará con la industria alemana y, seguidamente, con el sueño de la presidenta Von der Leyen, la reindustrialización de Europa, incluida la armamentística. El alto precio del Gas Natural Licuado (GNL), en sustitución del gas ruso, y la insuficiencia inmediata de instalaciones regasificadoras en la Europa continental hacen inviable este proyecto a corto y medio plazo.
Por eso, lo que Emmanuel Macron quiso decir fue: “Ésta no es mi guerra”. De nuevo, se nos pretende involucrar en conflictos que siguen los intereses de otras superpotencias, como Estados Unidos. A nadie se le escapa que el conflicto de Ucrania es, de nuevo, una “guerra proxy", en la que Europa es la intermediaria. En ambos extremos están Estados Unidos y China, con Rusia como su brazo armado. De nuevo, la Unión Europea se encuentra atrapada en una guerra en territorio europeo, como ocurrió con la guerra de los Balcanes en los años 90, y a la que, de nuevo, mira de soslayo.
Siguen sin hacerse públicos en detalle los 14 acuerdos, memorandos y protocolos firmados entre Rusia y China, durante la visita al Kremlin de Xi Jinping, en el primer aniversario de la invasión de Ucrania. Pero, se conoce ya que parte de los intercambios comerciales entre ambos gigantes dejarán de utilizar el patrón dólar. En esta línea, Macron sugirió que Europa debería reducir su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.
De hecho, el grupo de países conocidos como BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, está trabajando en la creación de una nueva forma de moneda que permita desfasar al dólar estadounidense y se utilice para el comercio. Otros países asiáticos pretenden abandonarlo también, volviendo a sus monedas locales.
-“Veremos lo que dura Macron en el poder, después de estas declaraciones…”, decía la Tieta en la primavera del Año III d.C. -después de la covid-. ¿Sabes, David, cada vez estoy más convencida de que la Gran Guerra fue producto de la IA (Inteligencia Artificial).
-Eso sigue en entredicho. Pero no fue casual la coincidencia en el tiempo de la creación del ChatGPT, la guerra de Ucrania y el intento de la Unión Europea de controlar y regular las aplicaciones y plataformas de IA, como el primer lugar en el mundo.