VALÈNCIA. (EFE) València redujo sus niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en un 15 % en 2021, Alicante en un 11 % y Castelló de la Plana en un 25 %, según un informe del Observatorio de Sostenibilidad.
Las ochenta mayores ciudades de España, en las que viven unos 19 millones de personas (40 % de la población total del país) presentan un elevado nivel de contaminación del aire, pese a las evidencias de los efectos que esta tiene en la salud, según este estudio.
Para la elaboración del estudio, se ha analizado la evolución en 2021 de tres contaminantes clave: dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas PM10 Y PM2,5, en gran medida provenientes de la circulación de vehículos, industria y calefacción.
Entre las conclusiones del documento destaca que los niveles medios de contaminación en 2021 fueron muy similares a la media de 2020, cuando se produjo el confinamiento tras el estallido de la pandemia de coronavirus.
Así, los valores se movieron en el orden de 19,7 μg/m3 de concentración media de NO2 en los dos años y entre 18-20 μg/m3 en cuanto a partículas PM10, aunque en los periodos de máximo confinamiento la media de NO2 fue de 11 μg/m3.
El estudio concluye que en las ciudades más pequeñas se observó un incremento en las concentraciones de NO2 y que, en general, a finales de año pasado aumentaron en general los niveles de contaminación.
En lo que respecta a NO2, las mayores ciudades que más mejoraron sus niveles de contaminación fueron València (con una bajada del 15 %), Málaga (-6 %) y Sevilla (-1 %), mientras que en sentido contrario figuran Zaragoza y Madrid, con subidas del 7 %.
Las ciudades grandes intermedias que más mejoraron fueron Murcia (-38 %), Alicante (-11 %) y Palma de Mallorca (-7 %), en tanto que el otro lado de la tabla lo lideran Vigo y Valladolid, con incrementos del 14 y del 15 %, respectivamente.
En el caso de urbes de entre 1.000 y 250.000 habitantes, las que más redujeron sus niveles de NO2 fueron Castelló de la Plana (25 %), Cartagena (21 %) y Logroño (15 %). Leganés (9 %), Salamanca (14 %) y Badajoz (14 %) fueron las que más los elevaron.
En el grupo de ciudades más pequeñas, las que más redujeron su contaminación por NO2 fueron Gandía (-27 %), Palencia (-23 %) y Avilés (-21 %) y las que más aumentaron fueron Guadalajara (11 %), Ciudad Real (31 %) y Arrecife (43 %).
En términos absolutos, las más contaminadas en NO2 fueron Leganés (32,5 μg/m3), Mollet del Vallès (30,6), Coslada (29,7), Madrid (29,2), Tarrasa (28,1), Getafe (28,1), Granollers (28,1), Granada (26,3), Alcalá de Henares (24,5) y Barcelona (24).
Así, las ciudades con mayor concentración de NO2 son aquellas que conforman áreas urbanas de mayor tamaño, con gran población y en correspondencia con mayores parques de automóviles, como es el caso de Madrid, Barcelona, la costa de Málaga y Zaragoza.
En Granada, los altos niveles se deben a un régimen climático muy específico que, de forma parecida a Ourense, favorece la concentración de contaminantes al permanecer estables grandes masas de aire sobre sus áreas urbanas.
En lo que respecta a partículas PM10, Las Palmas (-45 %), Valencia (-27 %), Arrecife (-23 %) y Valladolid (-13 %) lideraron la mejora, mientras en sentido contrario destacaron Lugo (20 %), Albacete (26 %), Santa Cruz de Tenerife (32 %) y Zaragoza (57 %).
Las que presentaron una mayor contaminación fueron Marbella 32,4 μg/m3, A Coruña 31,2 μg/m3, Murcia 29,9 μg/m3, Guadalajara 28,8 μg/m3 y Las Palmas 28,6 μg/m3.
En PM2,5 las urbes más contaminadas son Marbella 16,9 μg/m3, Granada 15,5 μg/m3, Granollers 15,4 μg/m3, Barcelona 15,1 μg/m3 y Murcia 14,8 μg/m3.
Según el Observatorio, los datos sobre NO2 revelan la necesidad de disminuir el uso del vehículo privado, establecer zonas peatonales, impulsar la utilización de bicicletas, motos y coches eléctricos y reforzar el transporte público, que debería ser gratuito durante los periodos de máxima contaminación.
Además, habría que reducir las emisiones de grandes industrias, incluso en aquellas situadas a kilómetros de distancia, incineradoras, polígonos industriales, gestión de residuos y de las calefacciones domésticas.
Las recomendaciones respecto a las partículas son menos obvias, ya que, con los datos empleados, no se observan patrones claros de mejora durante el periodo de confinamiento, de acuerdo con la fuente