A PROPÓSITO DE… / OPINIÓN

Verde que te quiero verde

28/04/2024 - 

MURCIA. El pasado 19 de abril, Murcia se prendió en pleno corazón un broche de oro: El Romea se vistió de gala. Nunca mejor dicho, tiró la casa por la ventana: subió al escenario Bernarda Alba.

Al llegar a la Plaza donde se alza el teatro del siglo XIX, de fachada ecléctica, con influencias neoclásicas y elementos modernistas, como el baldaquín y las verjas de forja en la entrada, la primavera chillona, brillante y voluptuosa coqueteaba y se exhibía, excitando los sentidos. El reloj de la tarde, en lugar de marcar las horas, parecía ofrecer flores de hojas anchas y tallos elevados en formas de parasol hacia el cielo, proyectando sombras azuladas en el asfalto de la glorieta y dibujando trazos en las gradas que conducen al vestíbulo.

En la parte superior, coronando el edificio, los bustos de Beethoven, Mozart y Liszt daban la bienvenida a los asistentes, mezclando sus acordes en una armonía celestial. Desde las orlas de piedra, como si no quisieran perderse el bullicio que se vivía en la calle, se asomaban, en la planta principal, los dramaturgos murcianos: Andrés de Claramonte, Damián Salucio del Poyo, Gaspar de Ávila y José Selgas.

En el interior, se podían ver caras conocidas aquí y allá, miradas perdidas y saludos en el aire. Nunca antes me había fijado en el techo del recinto: un firmamento adornado con imágenes alegóricas de la mitología y el arte.

De pronto, las luces se apagan. Se alza el telón: comienza la función. Del escenario emanó un humo verde, un resplandor etéreo que serpenteaba por la herradura del patio de butacas, rodeando la platea y coloreándolo todo, mientras se elevaba en espiral hacia los tres niveles de palcos y las gradas superiores. En unos segundos, la atmósfera de la nave se volvió clorofila, sumergiendo a todos en una experiencia única.

"La llegada de Pepe el Romano desencadena rivalidades y pasiones reprimidas y les lleva a un desenlace trágico"

Eurípides y Sófocles se subieron al espacio escénico en los personajes enfrentados a sus pasiones y arrastrados por sus conflictos. Además, estuvieron presentes figuras de nuestro teatro áureo, como Lope de Vega y Calderón de la Barca, impregnando la escena con el amor, la pasión, los celos, la rivalidad, las relaciones y las disputas familiares, con la presencia de las desventuras de lo trágico y lo jocoso de lo cómico, en un melodrama como si de un suceso de la vida real se tratará.

La Casa de Bernarda Alba narra la historia de Bernarda, una mujer autoritaria, y sus cinco hijas, quienes sufren bajo su riguroso luto tras la muerte de su esposo. La casa se convierte en una cárcel para las jóvenes, cuyos deseos de libertad y amor chocan con la opresión de Bernarda. La llegada de Pepe el Romano desencadena rivalidades y pasiones reprimidas y les lleva a un desenlace trágico, que revela la lucha por la autonomía en una sociedad dominada por la tradición y la represión femenina.

La obra de Federico García Lorca denuncia varias problemáticas sociales y políticas de la España de su tiempo, especialmente durante la Segunda República Española (1931-1939) y la tensa atmósfera que precedió a la Guerra Civil Española (1936-1939). Lorca aborda temas como la represión y el autoritarismo, la hipocresía y el conservadurismo, los conflictos de clase y la represión de la sexualidad femenina en la sociedad española de la época. Para tal fin, empleó técnicas simbólicas y alegóricas, que evocan las utilizadas por los dramaturgos del Siglo de Oro, llenando el escenario de signos a través de objetos, elementos, y diálogos sugerentes para transmitir la tensión sexual y los deseos reprimidos entre los personajes. Ejemplos de esto son la propia casa que representa la España reprimida de 1936, Bernarda, que simboliza la tiranía y opresión, la presencia de Pepe el Romano, señal del deseo reprimido, desencadenando rivalidades y desafiando las normas sociales, el caballo y su jinete (que están muy presentes en toda su obra) como alegoría de muerte y erotismo masculino y el luto representante de la rigidez de las normas sociales y la priorización de las apariencias sobre la autenticidad.

"El erotismo en Lorca se viste con piel de mujer, en una mezcla de pasión y voluptuosidad"

Además, emplea descripciones poéticas y simbólicas para evocar la sensualidad y, a modo de piedras preciosas, metáforas de gran riqueza como la primavera, la luna, las flores y el agua para reflejar los deseos reprimidos de los personajes, desembocando en un erotismo complejo y sutil que no se limita a la sexualidad física, sino que se extiende a la emocional y psicológica. El erotismo en Lorca se viste con piel de mujer, en una mezcla de pasión y voluptuosidad, manejado con tal sutileza que adquiere tintes poéticos. Su arquitectura escénica y el empleo del significado implícito con el lenguaje de lo no dicho, la carga emocional no expresada, y el mensaje oculto de los pensamientos no compartidos, lleva al espectador a conectarse con los personajes y sus experiencias de una manera íntima y profunda.

Al fin, el desenlace da paso a la tragedia: Bernarda Alba se iza como un estandarte negro en el centro del drama y clavando su mirada en el espectador exclama: “Mi hija ha muerto virgen y ¡Silencio!". Baja el telón. El teatro entero se pone en pie, fusionado en un aplauso atronador. Y los corazones dejaron de latir en rojo para latir en verde. Yo era una partícula de ese bloque humano, un elemento más en esa masa de emociones. Los aplausos, los vítores, la ovación, todo resonaba en la sala. Aún puedo sentir el rubor en la palma de mis manos, la exaltación del corazón se niega a desvanecerse.

Federico García Lorca es un autor de una magnitud impresionante, de talla universal, uno de los autores en español más leídos en todo el mundo. Su fama ha traspasado fronteras y ha llegado también a países de Asia. Por ejemplo, en Japón, la obra de Lorca es tan popular como la de Cervantes.

Su épica rebasa los límites del relato. Su vida y su obra son temas de extenso y detenido análisis. Este artículo es nada más que una humilde reseña de una tarde de teatro, que solo pretende compartir emociones y rememorar al autor, trayendo aspectos de su personalidad y curiosidades de su vida y obra como evocación y remembranza, sin siquiera intentar abarcar algo del alcance de su producción literaria. Para ello, existen bibliografías, estudios, tratados y cátedras que se encargan de explorar en profundidad su legado.

"Es imposible hablar del Lorca autor sin mencionar al Lorca hombre"

Es imposible hablar de Lorca autor sin mencionar al Lorca hombre, ya que ambos están íntimamente ligados, como las dos caras de una moneda. La vida del escritor parece la de uno de sus personajes inmersos en su propia catarsis, luchando por sus reivindicaciones, enfrentándose a sus conflictos interiores y corriendo su dramático destino.

García Lorca era conocido por su carácter extrovertido y su sentido del humor, lo que lo hacía muy amado por sus amigos. Era muy cercano a su familia, especialmente a su madre, y su hermana Isabel, a quien solía escribir cartas llenas de confidencias.

El dramaturgo era una personalidad de contrastes: un señorito andaluz de familia acomodada, con una amplia formación. Licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, y una exquisita sensibilidad y cultura, siendo también músico y pintor. Fue, además, director de teatro de la Compañía teatral universitaria La Barraca, a la que dirigió precisamente aquí, en vivo y en directo, en el teatro Romea, en enero de 1933, con un lleno absoluto y un no menos caluroso público murciano que el de la otra tarde. Relevante miembro de la Generación del 27, mantuvo amistades con personalidades como Dalí o Picasso y se formó en la Residencia de Estudiantes, donde también estuvo Einstein.

A diferencia de lo que podría esperarse, Lorca era un amante fanático y entusiasta del campo, de la huerta y de lo rural. Envuelve el campo, sus labores, sus gentes y lo relativo a ellos en la magia de lo lirico. La Huerta de San Vicente en Granada, la finca de vacaciones de su familia, era un espacio idílico rodeado de árboles frutales y jardines, donde el dramaturgo pasaba largas temporadas durante los meses de verano. En este entorno bucólico nacieron muchos de sus personajes. Por allí deben deambular todavía, vestidos de lo invisible, Doña Rosita la soltera, don Perlimplin, Belisa, y otros. En este lugar y en la vida cotidiana del mismo, se encuentran las raíces del entorno andaluz y el ambiente agreste que se respira en La Casa de Bernarda Alba. La riqueza y la profundidad de su universo humano están inspiradas en ese paisaje natural y cultural granadino.

No solo universal, sino, también de dimensión atemporal. Su contemporaneidad reside en sus temáticas y en el filamento humano con el que está tejido su mundo novelesco, personajes trazados con sentimientos, pasiones y emociones iguales a los de carne y hueso, tan solo distintos a ellos en la inmortalidad. Especialmente en la actualidad dos de sus inquietudes lo atan a nuestro presente del siglo XXI:

De un lado, el tema de la mujer y la perspectiva de género. En su obra, capturó la esencia de la mujer y su experiencia vital desde diversas ópticas, abordando las tensiones y luchas internas de las mujeres en la sociedad española. Lorca buceo en el alma de la mujer, desentrañó su psique como nadie, semejándosele solo en ello otro de nuestros gigantes: Benito Pérez Galdós. En "La Casa de Bernarda Alba", se presenta una clara división de roles y una fuerte opresión de género. Aunque en el siglo XXI ha habido avances en igualdad de género, persisten desafíos como brechas salariales y violencia machista, y tanto en la obra como en la actualidad se lucha por la autonomía y la igualdad de las mujeres, desafiando las estructuras patriarcales.

"Lorca se maravilló, pero también se sintió alienado, al igual que nosotros, frente a avances científicos"

Y de otro, su actitud de vigilancia y análisis frente al mundo que se le venía, cuando por primera vez visitó Nueva York, mezcla de escepticismo y temor. Un mundo distópico a los ojos de un hombre llegado de un medio rural ante una ciudad de rascacielos fría, material y tecnificada. "Ciudad de metal y alambre", la llamó en su obra Poeta en Nueva York. Hoy, ante la realidad que se nos avecina, con los avances tecnológicos y la I.A., nuestros sentimientos también reflejan asombro y desconfianza ante lo desconocido. Lorca se maravilló, pero también se sintió alienado, al igual que nosotros, frente a avances científicos. Ambos enfrentamos la incertidumbre y desafiamos percepciones previas del mundo.

Como hemos dicho, es imposible aproximarse a su dilatada hazaña artística y humana, pero sí vamos a trazar una tenue pincelada en su vasto lienzo, un apunte didáctico sobre la obra del poeta. Para los estudiantes de literatura y los admiradores del dramaturgo, presentes en nuestra audiencia, despejar el perpetuo enigma del término "verde" en su obra: el verde en las composiciones del autor granadino es sinónimo de libertad. La conquista de la libertad es el hilo conductor de su creación. Lorca tiñó de verde el término libertad, porque este es el color de la esperanza. La esperanza que él tenía de lograr aquella.

De ahora en adelante, cuando leáis la palabra "verde" en las composiciones de Lorca, traducidla como "libertad", y comprobaréis cómo se amplía la comprensión del lenguaje lorquiano, y con él el significado de la metáfora.

Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca nació el 5 de junio de 1898, en Fuente Vaqueros. El escritor nació más tarde en 1918, con la publicación de su primera obra Impresiones y paisajes. A los dos los mataron bajo un olivo el 16 de agosto de 1936. Una mancha imborrable en la memoria de los españoles y una dentellada en las entrañas de la literatura universal.

Los visitantes a la ciudad andaluza del escritor, cuando vagan por el extenso territorio ajardinado, donde se ubica el conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife de la etapa nazarí, se encuentran con el emblemático patio de los leones y cuentan que, al acercarse al monumento, se escucha a las bestias de piedra hablar entre ellas y las han oído decir:

Se lo llevaron de madrugada vestidos con sombrero de picos y capa

Cuando el silencio hace de hueso la garganta

¡Un disparo! ¡Un estallido! La tierra colapsó su movimiento

Espantado por las esquinas huyó el viento

La noche acobardada apresuro su retirada y

en lo alto despavorida la luna se asomaba

Cuánta sangre bañando la blusa blanca ¡Qué hermosa tinta para hacer palabras!

Se lo llevaron de madrugada vestidos con sombrero de picos y capa

La sierra amaneció enlutada y

el rio Guadalquivir no arrastró agua dulce, sino lagrimas saladas

Lo arrancaron de la huerta, de la vega, de la ventana

Le quitaron al paisaje los ojos que lo soñaban,

asustadas las miradas al cielo volaron como palomas blancas

Cuánta sangre bañando la blusa blanca ¡Qué hermosa tinta para hacer palabras!

Se lo llevaron de madrugada vestidos con sombrero de picos y capa

Pero no pudieron borrar su sombra verde de la Alhambra

ni su silueta de versos bordada de los umbrales del alba

Su voz por el suelo quedo desparramada y

el aire, al mundo entero, la ha empujado desde Granada

para gloria de la lengua castellana.

Cuánta sangre bañando la blusa blanca ¡Qué hermosa tinta para hacer palabras!

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