Vicente Barrera, en su despedida con el Consell enfrente. Foto: KIKE TABERNERVALÈNCIA. Hay imágenes que sorprenden aunque en política la capacidad de asombro se reduzca cada día. Hace menos de un mes, Vox decidía romper el pacto con el PP en la Generalitat. Los tres consellers de Vox se marchaban descontentos con la decisión de su partido a nivel nacional, aunque obedientes.
Pero una cosa es hacer saltar por los aires un acuerdo y otra finiquitar los lazos personales creados hasta la fecha. Y esa diferencia es la que se ha visto este viernes. El Consell, tras celebrar en Ontinyent su último pleno del presente curso político –era el primero que tenía lugar en esta localidad–, se ha ido a comer a la finca de Vicente Barrera, exvicepresidente primero de la Generalitat y exconseller de Cultura.
Al parecer, el voxista prometió que si alguna vez el pleno tenía lugar en Ontinyent –de donde proviene su familia– les invitaría a comer a su casa. Y así lo ha cumplido. A la cita no se ha podido sumar, aunque lo habría querido, el alcalde de la localidad, Jorge Rodríguez, cuyo partido (Ens Uneix) gobierna junto al PP en la Diputación de Valencia. Aunque ha acudido a recibir a los miembros del Ejecutivo autonómico, tenía otra comida paralela con los concejales de su formación, según comentan desde su entorno.
Barrera y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, siempre han mantenido buena sintonía. Hasta el final. Ambos han tratado de mostrarse comprensivos con las decisiones del otro. En un caso, la ruptura decidida por Santiago Abascal y acatada por el exvicepresidente. En el otro, el cese inmediato por parte del jefe del Consell de los tres representantes de Vox sin darles tiempo siquiera a presentar su renuncia.
El traspaso de carteras del pasado julio se convirtió en un acto de alabanzas cruzadas entre los consellers populares y voxistas, además de un intercambio de gestos de cariño. Mazón y Barrera siempre han dicho que de esta etapa se llevan que son amigos.
