Apoteosis amarilla en las calles de Vila-real. (Fotos: Antonio Pradas/Toni Losas)
VILA-REAL. Las calles de Vila-real hirvieron con la celebración de la Europa League. Una ciudad más amarilla que nunca disfrutó este jueves de lo lindo con el paseo por sus calles del primer trofeo logrado por el equipo de la localidad, de poco más de 50.000 habitantes, frente al Manchester United en un partido de infarto. Quizás por eso la rúa con que el club obsequió a los aficionados, más si cabe, todavía más espectacular. Las calles, abarrotadas de gente, resonaban con los cánticos groguets, quizás también como homenaje a los 2.100 aficionados que se desplazaron a Gdansk y no pararon de animar durante todo el partido.
En su recorrido, finalmente de casi dos horas, algunos de los cánticos más repetidos fueron "si, si, si, la copa ya está aquí" o "campeones, campeones", como plasmación del primer trofeo que ya adorna las vitrinas de La Cerámica. Sobre el autobús, sobre todo los jugadores, pero también los integrantes del cuerpo técnico, no cesaron de cantar y bailar durante el recorrido.
Especialmente destacaron Asenjo, Gerard, Alberto Moreno o Manu Trigueros, que no cesaron de interactuar con los aficionados animándoles a disfrutar de la fiesta. Pero entre quienes estaban sobre el autobús destacaba una figura, la del presidente Fernando Roig, que en un gesto poco habitual entre los mandatarios quiso sumarse a la celebración después de no haber podido disfrutar de la victoria en Polonia.
Y es que, como señala el vicepresidente del Villarreal, José Manuel Llaneza, la figura de Roig estaba en la cabeza de todo el mundo una vez que Gero Rulli logró detener el penal a David de Gea. Llaneza se reconocía este jueves todavía "casi en una nube", la misma de la que aún no han bajado los aficionados del Submarino. No extraña, puesto que, aunque para un club como el Villarreal "el premio es estar en Primera División", la victoria frente al Manchester United es "el premio grande", reconoce el vicepresidente amarillo.
Ser "el primer pueblo de 50.000 habitantes" en conquistar la Europa League es toda una hazaña, de ahí la celebración del equipo y la afición. Entre los participantes en la apoteosis grogueta, sobre el bus se encontraban los canteranos que suelen entrenar con el primer equipo y que el miércoles también recogieron la medalla que les acredita como campeones de la segunda competición continental. Faltaron dos de los que más presencia tienen sobre el campo, Yeremy Pino y Fer Niño, que ayer ya quedaron convocados con la selección española Sub21 para preparar la segunda fase del Europeo.
Ellos no pudieron desfilar con el resto de sus compañeros en la fiesta que, a continuación, puso el broche final en el estadio de La Cerámica a la celebración. Asenjo y Mario Gaspar fueron los dos primeros en hacer el recorrido hasta el centro del campo, en un paseíllo que cerró Fernando Roig, sus dos hijos y sus nietos. Tras las respectivas fotos y el parlamento, un castillo de fuegos precedió a la cena y al baile con que los jugadores, cuerpo técnico, la directiva y los trabajadores del club, junto a sus familiares, celebraron un título que quedará para siempre en el imaginario groguet.
