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Violencia estética, ¿qué es y por qué ha aumentado? 

Mientras que para algunas personas es la mejor época y es sinónimo de disfrutar, para otras supone un reto, un miedo al que enfrentarse. La culpable tiene un nombre: violencia estética. Ésta obliga a seguir ciertos patrones y mandatos sobre cómo vestirse, cuánto pesar. Algo que se ha normalizado, aunque sus consecuencias psicológicas aumentan con el paso de los años

lunes, 12 agosto 2024

Mientras que para algunas personas es la mejor época y es sinónimo de disfrutar, para otras supone un reto, un miedo al que enfrentarse. La culpable tiene un nombre: violencia estética. Esta obliga a seguir ciertos patrones y mandatos sobre cómo vestirse, cuánto pesar… Algo que se ha normalizado, aunque sus consecuencias psicológicas aumentan con el paso de los años.

Los anuncios, redes sociales o medios de comunicación también contribuyen a la divulgación de estas ideas. Inseguridades, complejos, dismorfia e insatisfacción corporal o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como anorexia, bulimia o el trastorno por atracón son algunas de las consecuencias que pueden generar estos mensajes, sobre todo en los adolescentes, ya que pueden llegar a ser más influenciables. 

Hablamos con Andrea Acuña, psicóloga especializada en perspectiva de género y terapias contextuales. La violencia estética se refiere a las normas culturales y representaciones que dictan cómo debe lucir el cuerpo, particularmente el de las mujeres, imponiendo estándares que validan a las personas principalmente a través de su apariencia física. Un ejemplo claro de esto fue la polémica publicidad de las Clínicas Dorsia en Madrid, que promovía operaciones de pecho con el mensaje "Otro verano más cambiando el panorama de las playas", lo que desató críticas y fue retirado tras la presión social.

Acuña destaca que esta problemática no es nueva; los cánones de belleza han existido siempre, pero la intensificación de estos estándares se ha exacerbado con las redes sociales. Aunque estas plataformas también han dado lugar a movimientos positivos, donde influencers muestran cuerpos reales con sus imperfecciones, el enfoque en la apariencia sigue siendo dominante. La naturaleza gráfica y audiovisual de las redes sociales, especialmente Instagram, magnifica la atención que se le presta a la imagen personal, aumentando la presión por alcanzar ideales de belleza.

La psicóloga señala una alarmante correlación entre esta presión estética y el aumento de trastornos de la conducta alimentaria. Datos del Ministerio de Sanidad indican que los casos de anorexia nerviosa y bulimia han crecido exponencialmente en la última década, pasando de 14.600 casos en 2011 a 83.700 en 2022. Este aumento es especialmente notable entre los jóvenes, quienes están más expuestos a las influencias de las redes sociales.

Acuña explica que estos trastornos alimentarios son a menudo síntomas de problemas más profundos, como la autoexigencia y el perfeccionismo. La sociedad actual, con su foco en la imagen y la viralización de contenidos, incrementa la presión sobre los jóvenes para que se presenten de la mejor manera posible, lo cual puede desencadenar conductas disfuncionales relacionadas con la alimentación y la autoimagen.

En cuanto a cómo el verano puede afectar negativamente a la autoestima de algunas personas, sugiere que quienes se sienten inseguros con su cuerpo deberían buscar ayuda profesional si están evitando actividades que solían disfrutar debido a su apariencia. Para aquellos en etapas iniciales de malestar, recomienda enfocarse en el momento presente y redirigir la atención de la apariencia física a actividades y relaciones significativas. También destaca la importancia de hablar abiertamente sobre estos sentimientos, ya que muchas personas comparten las mismas inseguridades y preocupaciones.

El cambio de rutina durante el verano puede afectar la salud mental en general. Aconseja mantener las estrategias de autocuidado habituales, como el ejercicio y las actividades agradables, y ser flexibles con las dietas y las rutinas. La clave está en evitar la compensación excesiva por indulgencias y en retomar los hábitos saludables cuando sea posible. Esta flexibilidad es crucial para mantener una buena salud mental durante las vacaciones.

La violencia estética y la presión por cumplir con ciertos estándares de belleza tienen un impacto significativo en la salud mental, especialmente en jóvenes y durante el verano. Es esencial abordar estas cuestiones con una mentalidad abierta y flexible, priorizando el bienestar emocional y las relaciones significativas sobre la apariencia física.



Dirección: Rafa Lupión | Redacción: Lucía Nadal | Producción: Nacho Guerrero

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