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CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

Vuelta a una extraña normalidad

Mientras para algunas familias este fin de semana supone el final del verano y comienzan los preparativos habituales propios con la “vuelta al cole”;  para otras familias esta “vuelta  al cole” significa volver hacia una “extraña normalidad” donde la guerra sigue marcando su día a día. Los y las menores acogidos este verano han vuelto a su país, Ucrania.

10/09/2022 - 

Los 50 niños y niñas ucranianos que han pasado dos meses con familias de acogida de la Comunitat Valenciana gracias al programa de Fundación Juntos por la Vida, ya están de regreso en su país después de un verano alejados de la guerra, las sirenas, y el miedo.

Los menores de entre 6 y 12 años, se despedían de sus familias de acogida, entre risas y lágrimas y con el deseo de poder volver a verse pronto, como explicaba Clara Arnal, la presidenta de la ONG, que viaja con los menores en el bus. "Ha habido risas, y muchos llantos, por las circunstancias especiales  de la situación que hay ahora en Ucrania. Pero también muchas palabras de esperanza y muchas miradas de hasta pronto, porque todos, niños y familias, esperan volver a verse muy pronto".

Foto: BENITO PAJARES/FUNDACIÓN JUNTOS POR LA VIDA

Todos los menores regresan a la región de Ivankiv de la zona de Chernóbil, de donde Juntos por la Vida ha estado trayendo desde hace 25 años a niños y niñas en programas de acogimiento familiar durante los veranos a la Comunidad Valenciana. Es una zona cerca de la frontera Bielorrusia, y una de las primeras zonas que fueron devastadas por el ejercito ruso al inicio de la invasión. "Muchas familias han decidido quedarse y viven en una "extraña normalidad". 

Algunas familias viven en casas que se han mantenido en pie aunque otras se han destrozado. Pero siguen reconstruyendo sus hogares, cultivando sus huertas, con la esperanza de que todo acabe.

En este inicio de curso escolar en Ucrania solo podrán volver a clase de forma presencial los niños que puedan a ir a un colegio con refugio. En estas aldeas de Chernobil no hay, y por tanto tendrán que seguir las clases online, pero no todos pueden porque son familias con pocos recursos", según explica la presidenta de la ONG. No obstante, Juntos por la Vida seguirá apoyándoles para que puedan continuar el aprendizaje durante el curso, y seguir avanzando con la máxima normalidad posible, dentro de la anormalidad de la situación.   

Puede resultar muy complicado ponerse en la piel es estas familias y de estos menores y después de pasar un verano alejado del drama tengan que volver a el  porque Ucrania, aunque ya salga menos en las noticias, sigue en guerra. 

Foto: BENITO PAJARES/FUNDACIÓN JUNTOS POR LA VIDA

En cualquier caso, Clara Arnal dice que el verano ha sido muy positivo tanto para los niños como para las familias de acogida . 

Un verano azul y feliz

"Han sido más de dos meses que han salido del horror, del miedo,  del riesgo, han vivido unas experiencias fantásticas  con sus familias, que han disfrutado del sol de la playa de la piscina, que se han alimentado muy bien ,que han hecho nuevos amigos. Y sobre todo han recibido todo el amor y cariño de unas familias con las que han establecido un vínculo que ya va a durar para siempre", según asegura la fundadora de la entidad. 

La mayoría de los pequeños quieren volver a su país para ver a su familia, pero también hay algunos que no. Nastia de 11 años, decía:  "Lo he pasado muy bien en España con mi familia de acogida, me ha gustado mucho, me encantó,  pero quiero volver a mi casa a ver a mis padres", igual que Ivana: " Me gusta mucho mi familia, me ha gustado la piscina, la playa, todo". Sin embargo Veronika decía que no tenía muchas ganas de volver a Ucrania por la guerra.

Las familias de acogida comentan la buena  y humana experiencia que están viviendo con los menores que han tenido acogidos en casa.

Foto: BENITO PAJARES/FUNDACIÓN JUNTOS POR LA VIDA

"Artem ha sido un regalo en casa de este verano, y esperamos que sea de nuestra vida, porque si quiere, estamos dispuestos a que venga a casa cuando quiera, estaremos encantados. Ha sido un regalazo". Lo dice Cristina, madre de acogida de Artem que acaba de cumplir 12 años durante estos días. El pequeño que venía de un pueblo cerca de Kiev, " se ha integrado perfectamente, y a pesar de la barrera del idioma nos entendemos de maravilla, se siente como uno mas de la familia y nosotros también". "Es una experiencia fantástica, que nos aporta mucho, y ha hecho que volvamos a retomar actividades de familia juntos!"  

Rosa ha sido madre de acogida de Alona. Estoy super contenta con ella, porque veo que es feliz. La nena no cuenta mucho, pero un día estábamos en la playa y vio un helicóptero y se asustó un poco. Le expliqué que no pasaba nada, y se quedó tranquila. Otro día estábamos en casa, y fuera había fiesta y sonaron cohetes, la niña se asustó un poco pero , pero por lo demás se le ha olvidado y esta bien. La niña se ha ido renovada, ha engordado dos kilos, come muy bien, y la he visto muy feliz" . 

Durante unos días Rosa también ha acogido en casa a la hermana de Alona, Anastasia, ambas de Ivankif . Anastasia ha aprendido ya algo de español, suficiente para contar que  "Estoy muy bien, me gusta mucho, no tengo miedo como en Ucrania, Me gusta ir a la playa, tengo muchas amigas, me encanta. Estoy muy feliz  Quiero venir más ".

Foto: BENITO PAJARES/FUNDACIÓN JUNTOS POR LA VIDA

Rebeca, ha acogido en su familia a Antón de 9 años, de Ivankiv. Dice que es su primera experiencia como familia acogedora,  " y es mas enriquecedora para nosotros. Son dos meses que son difícil de borrar lo que han pasado, pero están viviendo unas cosas  nuevas que espero les queden grabadas, para que puedan volver con mas fuerza". Cuenta que Antón, el primer día que vio una avioneta volando, se paralizo y "nos explicó como pudo en ucraniano y con gestos, que había visto armas, amputaciones, y en su pueblo habían caído misiles aunque su casa está bien . La primera noche, mi hija me dijo que estaba en el suelo, acurrucado durmiendo debajo de la cama; imagino que era una pesadilla. Pero a partir de ahí, borrón y cuenta nueva y uno mas.." 

Javi, padre de acogida de Maxim: "No me imaginaba que iba a ser tan gratificante y tan positiva la experiencia, no solo para Maxim sino para mis hijos y toda mi familia.  Tiene 7 años igual que Jorge, uno de mi hijos, y se hablan uno en español y otro en ruso, y se entienden de maravilla. El y mis otros tres hijos han decidido que dormían juntos en la misma habitación durante todo el verano y así lo han hecho.  Viene de un pueblo cerca de Chernóbil y tuvo que salir de la ciudad  por los bombardeos hacia otro pueblo con su familia. Ha sido  nuestra primera  experiencia como familia de acogida. Conocimos la necesidad   y nos decimos enseguida" 

Eva, ha acogido a Kiril, que viene de la zona de Chernóbil. "Al principio siempre con el traductor para comunicarnos, pero luego ya  aprendió algunas palabras en español. Pensábamos que tendía pesadillas por la guerra que ha vivido, pero no ha sido así. Nos ha contado que los tanques rusos entraron en su pueblo , y algunas casas están destruidas. Su familia pensó que era un lugar peligroso y se marcharon de allí. Su vida ha cambiado de la noche a la mañana, porque allí estaba escondido y aquí se divertía y esta todo el día fuera en la playa, piscina, deportes"... 

La vida continúa en sus pueblos y aldeas con un futuro incierto, pero con la esperanza de que pronto pueda acabar el conflicto, y llegue la paz que los pequeños han podido sentir y disfrutar  en España  durante este verano, un verano de paz, lejos de la guerra.   

 La semana que viene… más! 

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