VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig (Morella, 1959), se presenta como candidato de la formación del puño y la rosa con el objetivo de continuar al frente del Gobierno valenciano.
El dirigente socialista, que ha apurado hasta las últimas horas sus decisiones y medidas relacionadas con la gestión en el Ejecutivo, comente algunos aspectos de la precampaña y el escenario general de las próximas elecciones autonómicas y locales del 28 de mayo.
Esta es la segunda parte de una entrevista de más de hora y media de duración, la última de Puig antes de la disolución de Les Corts, cuya primera parte está centrada en la gestión con el siguiente titular: "Si la cerámica vive algo excepcional, debe tener soluciones excepcionales"
-¿Cuáles son las claves a nivel estratégico de las próximas elecciones?
-La disyuntiva entre el pasado o el futuro. La clave para nosotros es demostrar el aval de ocho años de gobierno en el que todos los indicadores económicos y sociales han ido mejor. A pesar de que estamos aún en grandes dificultades en muchos aspectos y que todavía no hemos llegado a los objetivos, hay grandes parámetros que la sociedad valenciana debe conocer: por ejemplo, la Comunitat ha avanzado en el índice de la competitividad industrial el doble que Madrid y el triple que Cataluña; en innovación, por primera vez estamos por encima de la media europea de regiones innovadoras. También hemos reducido prácticamente a la mitad el fracaso escolar.... Todo eso pese a la situación que hemos vivido, avala nuestro gestión.
-El PP parece apostar por una españolización o madrileñización de la campaña...
-Yo creo que las dos cosas.
-¿Cuál es la respuesta de Ximo Puig como candidato?
-Estas son unas elecciones autonómicas. Hay que tener respeto a la ciudadanía y a las instituciones y saber en cada momento de qué se trata. ¿Por qué? Porque los ciudadanos tienen que saber que la comunidad autónoma es donde reside una gran parte de la gestión del Estado del Bienestar y también de la economía. La ciudadanía debe saber, por ejemplo, que si no hubiera existido la Generalitat Valenciana jamás hubiera venido a Sagunto la gigafactoría. Por tanto, la Comunitat Valenciana no es un trofeo para nadie y los ciudadanos deberán decidir si va hacia adelante o hacia atrás. Esto sería la parte de la españolización. Y por otra parte, la 'madrileñización' creo que simplemente se responde por sí misma. Que se venga aquí a alentar otro eje de la prosperidad después de lo que pasó con el eje de Gürtel en su momento me parece una ofensa inenarrable a los valencianos que, al final, ayuda a comprender que somos dos modelos distintos.
-¿Teme que pueda penalizar al PSPV lo que ha ido saliendo del caso Azud y el relacionado con las empresas de su hermano Francis Puig?
-Bueno, eso es lo que quiere el PP y de hecho se están repartiendo sobre esto folletos por las casas de una manera absolutamente ilegal. Lo que intentan es simplemente desgastar pero a mí no me preocupa en absoluto. Hay una causa judicial, el caso Azud, que nace cuando gobernaba el Partido Popular en la ciudad de València y tiene que ver fundamentalmente con ellos.
-Pero esa causa también tiene que ver con el PSPV...
-Hay una derivada que puede haber afectado en algún momento determinado a algunos gastos de campaña que no sabemos si fueron legales o ilegales. Pero en cualquier caso, nosotros lo hemos dicho y lo hemos hecho, cuando ha habido algún caso en el que ha podido ocurrir algún error, o algo peor que un error, se ha actuado en consecuencia. Lo hicimos aquí y con costes evidentes desde el punto de vista político. Así que ya veremos cómo acaba ese asunto, aunque por lo que he hablado con dirigentes de aquel tiempo, hace 15 años, aseguran que no hubo ninguna irregularidad. En cualquier caso, nadie de aquella época que esté imputado está en algún cargo de responsabilidad ni ha tenido nada que ver con el Botánico ni de lejos. Y en el caso que afecta a la empresa en la que trabaja mi hermano, oiga, si han hecho algo mal, tendrán que asumir sus consecuencias. ¿Qué quiere que le diga? Nosotros no hemos hecho absolutamente nada. El problema que hay es que se llega a la excentricidad por la obsesión de intentar manchar, en este caso, al presidente de la Generalitat.
-En el caso de su hermano, el caso está parado porque se está a la espera de un informe de la Intervención de la Generalitat, que lleva mucho tiempo sin entregarse, y que el juez ha insistido en recibir.
-La verdad es que no lo sé, no tengo ni idea, porque no estoy ocupado en eso, pero desde luego la Generalitat cumplirá como ha cumplido en todo momento. Al final, lo que se intenta simplemente es generar dudas y desafección, que es lo que le gusta al Partido Popular, porque no tiene defensa en lo que ha sido su actuación. Así que su objetivo es decir que más o menos todos somos iguales y no somos todos iguales. Porque, mire, los presidentes de la Generalitat encausados son los del Partido Popular. Hay muchos consellers y muchos directores generales que han pasado por la cárcel, aún tienen muchos casos abiertos, pero afortunadamente lo mejor es que la corrupción en estos momentos ya no es una preocupación para los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, lo que indica que en estos años hemos mejorado reputacionalmente.
-¿Cree que el estado en el que llegue la marca PSOE y el propio Pedro Sánchez serán realmente decisivos para lo que pase en las elecciones valencianas?
-Cada uno debe asumir su responsabilidad siempre y los ciudadanos de la Comunidad Valenciana saben que ahora se van a elegir alcaldes, alcaldesas, el presidente o presidenta de la Generalitat, eso es lo que nos concierne y esa es mi obsesión. Eso no quiere decir en absoluto que yo renuncie a lo que es una acción del gobierno, el de España, que en términos generales ha sido muy positiva. El acuerdo de las pensiones y el aumento este año del 8,5% son cuestiones que garantizan cohesión social. Y todo lo que ha sido el planteamiento de los ERTE, todo lo que ha sido el planteamiento en definitiva de una salida diferente de la crisis que hemos hecho, tanto el Gobierno de España como nosotros, en comparación a lo que se hizo en la crisis financiera. Eso avala claramente que hay dos modelos, y que este modelo ha funcionado mejor que el pasado para la inmensa mayoría.
-¿Y cree que la presencia del presidente del Gobierno en campaña suma, resta, o es indiferente aquí en la Comunitat Valenciana?
-Yo creo que el presidente del Gobierno, en su calidad de secretario general del PSOE, va a venir aquí a la Comunitat Valenciana con toda la normalidad. Pero oiga, si viene Mariano Rajoy, que fue un presidente nefasto para los valencianos, ¿no va a poder venir Pedro Sánchez, que ha tenido hitos mucho más considerables para esta autonomía?
-¿Por qué ha decidido presentarse encabezando la lista por Valencia y no por Castellón, que es por donde lo venía haciendo?
-En primer lugar, yo soy el único presidente de la Generalitat que se ha presentado por una circunscripción que no sea Valencia hasta ahora. He cambiado porque pienso que necesitamos también fomentar allí nuevos liderazgos y porque creo que esa alianza intergeneracional es muy positiva, ya lo he hecho con Sandra Gómez, con José Muñoz... Creo además que Rafa Simó es una persona sensata, potente y ha demostrado su valía como concejal de Urbanismo, también en el puerto... Y creo que va bien una renovación también de cartel en Castellón. Así que tampoco ha de extrañar a nadie. De hecho, hay que recordar que Alberto Fabra e Isabel Bonig se presentaron por Valencia en su día.
-¿Qué le dicen los sondeos que manejan?
-A nosotros las últimas encuestas que tenemos nos dan una repetición del gobierno actual con un aumento del Partido Socialista. Lo que sí se puede observar es que no hay pulsión de cambio. Ahora bien, aún queda mucho tiempo y las campañas electorales ahora son más decisivas, al parecer. En cualquier caso, yo iré a estas elecciones con la tranquilidad de haber trabajado todo lo que he podido y haber hecho todo lo que he podido.
-¿Se plantea gobernar en solitario?
-Esa es la aspiración de cualquier candidato. Yo quiero representar un proyecto para la mayoría social, no para un grupo, porque pienso que hay que entender la política como un espacio de conciliación y no de confrontación.
-¿Cree que puede haber un Botànic III sin que entre Unides Podem en Les Corts?
-Podría ser una eventualidad, pero en los estudios demoscópicos que existen sí parece que Unides Podem entraría.
-¿Qué perspectivas ve en las grandes alcaldías, València, Castellón y Alicante?
-Yo estoy muy esperanzado en las tres porque creo que hay un valor fundamental que es la solvencia frente al oportunismo y la frivolidad.
-Se ha hablado mucho de los salarios de los políticos. ¿El presidente de la Generalitat y el equipo de gobierno, los consellers, están bien pagados?
-Esta es una cuestión que en algún momento habrá que racionalizar. Yo me considero bien pagado, feliz y con una gran responsabilidad cada día que entro en el Palau de la Generalitat. Es cierto que a veces para captar talento tenemos algunas dificultades. Lo que no debería haber es tantas asimetrías, como que un presidente de la Diputación de Alicante o que algunos alcaldes de la Comunitat cobren más que el presidente de la Generalitat; o que un subdirector cobre más que un director general o que un conseller... Hay muchas personas en el Consell que cobrarían más en sus anteriores trabajos.
-Este debate que al final nadie se atreve a plantear, ¿no debería proponerse al final de una legislatura para la siguiente, y así nadie les acusaría de querer subirse el sueldo?
-Estoy de acuerdo en que sería lo razonable, pero a veces lo razonable no es lo factible. Ya digo, tampoco es que sea una prioridad para mí, pero sí pienso que debería aplicarse algún mecanismo corrector, para que por ejemplo un jefe de servicio de un hospital no pase a ser conseller y cobre mucho menos. No tiene sentido. Tampoco digo un sistema en el que todo el mundo tenga que cobrar más, a lo mejor algunos tendrían que cobrar menos, también dependería de la responsabilidad.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal