Cada año sobre estas fechas no puedo evitar escribir sobre algo relacionado a mi maternidad y mis años de entrega a mi hija. Es mi declaración de amor anual a la reina de la casa y la niña de mis ojos que este año ha cumplido 5 años. ¡Felicidades Leo-Khadija!
Esta semana mi hija ha cumplido 5 años y de manera inevitable hago un barrido por este año que ha pasado y no puedo evitar comprar el cumpleaños pasado con este. Seguro que no soy la única. No por el cumpleaños en sí sino por cómo ha cambiado la manera de relacionarnos, de socializarnos y de celebrar efemérides y encuentros de este tipo.
Aunque parezca narcisista y egocéntrico hablar sobre mi maternidad y mi niña (cosa que no discutiré que tenga parte de ello) realmente mi intención es escribir sobre sentimientos y preocupaciones generalizadas y compartidas con otras mamás y papás sobre la infancia en general a partir del ejemplo concreto que yo vivo en mi día a día. Cada persona vive la maternidad, la paternidad y la crianza a su manera , pero en general, existen nexos de unión y sentimientos universales que son los que nos unen… o nos separen.
Si el año pasado celebré su cumpleaños por todo lo alto con fiestas varias de las que le gustan a su mamá ,e ste año ha sido un cumple confinado y online.
Celebrar o no celebrar un cumpleaños es lo de menos en los tiempos que corren, y no discutiremos lo contrario. Pero si profundizamos más, la manera tan diferente de celebrar una misma efeméride es una muestra más del momento que vivimos. Volvemos a vivir esta situación de desasosiego, miedos, inseguridades, temores, incertidumbres donde las relaciones sociales están restringidas y donde la privación de libertades está integrada en nuestro día a día.
Justo cuando arrancaba 2021 con la gran esperanza de la vacuna que iba a empezar a darnos alas para salir de esos meses de incertidumbre y un soplo de aire fresco, llega una ola de casos y nuevas cepas que nos ha hecho volver a una situación similar a la que vivimos el pasado mes de marzo con una gran diferencia: lo que en 2020 era novedoso y desconcertante porque era la primera vez que vivíamos algo así, en 2021 esta siendo psicológicamente más duro.
Este incremento preocupante de más casos, las nuevas medidas de confinamiento necesarias y las inseguridades, temores y vértigos que provocan una pandemia mundial viene acompañada de un cansancio, de un hastío y de un enfado generalizado que pesa más y que se entiende menos a la hora de aceptar volver a una etapa que pensábamos había terminado con la llegada de la vacuna.
Una vacuna de la que viven ajenos los niños y niñas que se adaptan a nuevas maneras de vida y de socializar tanto en los colegios como entre sus amigas y amigos o con la familia. Y es que son auténticos héroes y heroínas de esta pandemia también.
No poder celebrar el cumple de mi hija esta semana, limitarla en la visita a los yayos y que no pueda abrazarlos o darles besos, no jugar en los parques infantiles, no compartir la merienda con sus amigas, llevar mascarilla obligatoria en algunos momentos y una serie de restricciones que no acaban, me hace reflexionar y dudar de si este tiempo marcará una manera diferente de socializarse que puede haber llegado para quedarse. Personalizo en mi hija porque es mi realidad y la que yo vivo, pero se entiende que cuando hablo de mi hija hablo de todas las niñas y niños que viven la misma realidad.
La celebración de un cumpleaños infantiles lleva intrínsecos una serie de mensajes que este año muchas niñas y niños no los tendrán. También es cierto que en otros países y en otra culturas, ni tan siquiera se celebra y en ocasiones ni tan siquiera se sabe el día del cumpleaños.
Sin olvidar estas otras realidades , nos vamos a contar al aquí y ahora y a todas esas niñas y niños que no han podido ni van a poder celebrar sus cumpleaños y más efemérides como han hecho otros años y como nuestra cultura está acostumbrada.
Hablar y hacer referencia a esta celebración diferente de los cumpleaños infantiles lo que pretendo es hablar del comportamiento ejemplar de los niños y niñas en esta pandemia. Los niños y niñas son también los grandes héroes y heroínas de esta pandemia. Y especial mención quiero hacer con las niñas y niños con necesidades especiales, personitas que necesitan unas dinámicas y una atención especial y que en ocasiones no cuentan con sus necesidades cubiertas como necesitan y se merecen.
Esta semana hemos celebrado un cumpleaños “medioconfinadas” y de manera online pues las nuevas restricciones así lo establecen. Y ha sido un nuevo aprendizaje para mi. Lo que pensaba que sería un cumpleaños triste sobre todo a esas edades cuando esperamos dicha celebraciones desde semanas antes, se convirtió en un día muy especial y un cumple diferente pero lleno de amor. Las niñas y los niños se adaptan a las situaciones con una facilidad admirable.
La felicidad insultante de mi hija el día que cumplía 5 años me ha demostrado que lo importante ha sido poder celebrar el cumple de mi niña, y que celebrarlo las dos juntas solas ha sido un regalazo y un aprendizaje en todos los sentidos. Una nueva realidad que me ayuda a desmontar con un “zasca” mis prejuicios y mis angustias y dejarme a un lado mis tonterías del primer mundo.
Lo más importante este año ha sido darme cuenta que lo que de verdad importa es cumplir años, estar juntas y celebrar la vida de alguna manera … y más en estos tiempos que corren.
Igual que mi niña finalmente pasó un día estupendo y feliz con su mamá con muchas demostraciones de amor (aunque fueran online), el esfuerzo y el sacrificio que están haciendo cada día por adaptarse a la nueva realidad y a las nuevas condiciones que coartan la libertad infantil de manera directa es digno de ponerlo en valor.
Para mi lo importante era convertir el día en un día especial, un día diferente y un día para celebrar tanto por ella como por mi. Hace cinco que mi vida cambió para siempre y quienes me conocen saben de mi entrega total y absoluta a una crianza con mucho apego. Desde hace cinco año celebro la vida de otra manera. Así que cada año que pasa y especialmente este año me siento tremendamente afortunada y feliz de tener a mi hija. Y motivos para celebrar un año más de vida tenemos las dos. Yo de tenerla cada día, de abrazarla, de besarla, de disfrutarla y de aprender con ella.
El 27 de enero es desde hace 5 años un día y un mes muy importante para mí. Un día en que cambió mi vida para siempre y un mes que , además del arranque del año, es un mes que me permite hacer balance de todo un año desde la perspectiva de mi niña que ya dejó de ser bebé y es toda una niña con sus pensamientos, sus disertaciones, sus inquietudes, sus alegrías y sus frustraciones. La vida es cada vez más fácil y más completa con ella. Veo su evolución y su crecimiento y desarrollo en todos los sentidos y no puedo más que sentir admiración por la vida.
Si bien es cierto que aunque yo estoy encantada con mi maternidad, es duro haber cambiado de vida tan radicalmente como ha sido mi elección, y por ello también defiendo una vida llena y plena sin hijos.
Al final la plenitud está en nosotras mismas, y no en nuestros hijos e hijas. Está en cómo ver nuestra vida, entenderla y aceptarla. Sentirnos afortunadas con lo que tenemos y no con lo que no tenemos. Algo tan sencillo sobre el papel y tan difícil de poner en práctica.
Un año más, no puedo más que estar agradecida por un año más de vida de mi hija siendo consciente de la cantidad de personas que no pueden ni quieren celebrar cumpleaños y que estas fechas en vez de ser un motivo de alegría se pueden convertir en un día de tristeza.
Yo por mi parte sigo celebrando y disfrutando los cumpleaños de una manera totalmente infantil y me siento afortunada de vivirlo así. Un año más me siento agradecida a la vida que me ha dado tanto.
¡Feliz cumple Leo-Khadija! Por muchos años más…
La semana que viene… más!