Impulso una palabra sencilla, casi inocente e inocua. Es un auténtico eufemismo que el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska defina la purga que ha realizado en la cúpula de la Guardia Civil como un nuevo “impulso”. Y encima ponga en entredicho la eficacia probada de este cuerpo policial
Pegarse un tiro en el pie. Salimos a escándalo político cada semana y el que surge es más enrevesado que el anterior. Sin irnos muy lejos, la semana pasada teníamos el pacto a hurtadillas con EH Bildu para la Reforma Laboral y así conseguir una inútil abstención en la prórroga del Estado de Alarma. Ahora estamos en una crisis de gran calado nada menos que en el ministerio del Interior con la Guardia Civil. El ministro Fernando Grande-Marlaska se ha metido en un jardín considerable. Torpeza, intención política o una auténtica limpieza en la cúpula de la benemérita. Se ha puesto en solfa el trabajo de la institución policial y se ha forzado un relevo de los mandos como quien entra como elefante en cacharrería. La disciplina castrense por la que se rige este instituto ha sido violentada. Y da igual el origen y motivo. Se ha utilizado como disculpa un informe policial entregado a la juez que instruye las consecuencias sanitarias derivadas de las manifestaciones del 8M cuando ya había avisos de que se venía encima una crisis sanitaria de envergadura. La UDEF de la Policía Nacional, los GAR, la UCO de la Guardia Civil actúan como policía judicial en la instrucción de muchos casos, cumplen la ley como servicio público. El dichoso informe no dejaba en muy buen lugar la actuación del Delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, o las explicaciones del director del Centro de Alarmas y Emergencias, Fernando Simón. Se ha minusvalorado y desacreditado el informe calificándolo de chapuza. En toda instrucción y ha ocurrido en la Gürtel, Lezo, Púnica y demás casos de corrupción en los que ha investigado la Guardia Civil, se ha tomado como una auténtica Biblia lo que decían esos informes policiales. Ahora parece que ya no valen. Evidentemente se pueden cometer errores
El prestigio de la Guardia Civil. Decir que la purga y cadena de ceses y dimisiones en esta Institución es un ‘impulso’ para cambiar el equipo de Interior es patético. Ha sido política pura y dura. Si quieres hacer una remodelación y buscar ese ‘impulso’ no hay que montar estos fuegos artificiales. Ocurre que los informes los carga el diablo. De verdad se saca mentira y viceversa, lo hemos visto en muchas instrucciones. Llovía sobre mojado. Lo escribimos aquí. La presencia de uniformados en las ruedas de prensa del Comité Técnico del Coronavirus era un arma de doble filo. El JEMAD, los DAO de la Policía Nacional y de la Guardia Civil comparecían a diario al inicio de la crisis con Fernando Simón. Todo era información técnica. Hasta que el General José Manuel Santiago leyó aquello de que “se estaban monitorizando los bulos y críticas contra el Gobierno”. Lo dicho se les utilizo como cortafuegos o salvoconductos para proteger a los cargos políticos. El malestar en la Guardia Civil era y es monumental. Y ahora el informe del 8M ha sido la espita que ha agotado la paciencia de los Tenientes Generales. Es un cuerpo jerárquico y militar acostumbrado a trabajar con honor, lealtad y disciplina. El terremoto con el cese inicial del Coronel Diego Pérez de los Cobos y las subsiguientes dimisiones o relevos de los números 1 y 2 Laurentino Ceña y Fernando Santafé son un despropósito y es que además los abandonos pueden seguir. Es decir una crisis institucional en toda regla. Al ministro Grande-Marlaska se le ha ido la mano por curiosamente ejercer el “ordeno y mando” y menos mal que es juez. Lo de saltarse el escalafón para nombrar a Generales de División por encima de Tenientes Generales es una boutade política para controlar no sabemos qué, o nos lo imaginamos. Y el presidente Pedro Sánchez que en público no le respalda, digo que será para no meter más ruido. Algunos dicen que Marlaska debería tentarse la ropa. Otros aseguran que no llegará la sangre al río y que Sánchez no dejará caer a uno de sus ministros de Estado. De momento está en el disparadero y de qué manera. Por cierto en medio de todo este caos legislar la prometida equiparación salarial para los cuerpos policiales se antoja como un querer “tapar la boca” a los agentes para que no se vuelvan tan levantiscos como sus mandos. En fin, otra torpeza.
Teniente General Fernando Santafé Soler. El hasta ahora Jefe del Mando de Operaciones como buen Guardia Civil que inició su trayectoria en el cuartel/Comandancia de su pueblo, Bétera, es disciplinado, leal y profesional. Ha demostrado su capacidad, inteligencia y formación en un trabajo discreto y callado en todas las responsabilidades que ha desempeñado. Acostumbrado a tomar decisiones duras y trascendentes en foros nacionales e internacionales, en esta hora ha actuado con lealtad al cuerpo y harto del ninguneo que estaban viviendo en el ministerio que les ha utilizado como parapeto de su incompetencia política. No es una rebelión de Tenientes Generales como algunos se esfuerzan en convencernos. Ahora le colocaran en “un sitio que no moleste”.
Vertiente judicial. El lío institucional también es considerable en la judicatura. La instrucción de la juez Carmen Rodríguez Medel sobre el 8M y la presión a la que se está viendo sometida es otro ejemplo de la torpeza institucional del Gobierno. Sobre todo si hacemos la comparativa con los informes e instrucción de esta magistrada. Recordemos que procesó e imputó a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes por el caso Máster. Entonces todo eran loas a su trabajo judicial, a su profesionalidad, a su insistencia, a su carácter insobornable. Ahora no, todas las dudas se dirigen sobre ella. Se habla de una conspiración o “causa general” contra el ejecutivo. Y aquí el papel, otra vez de la Abogacía del Estado se vuelve polémico. Y todo aderezado con una presión intolerable, que si es familiar de Guardias Civiles, que si su instrucción es manifiestamente mejorable, en fin lo que empieza a ser un clásico en política cuando estás débil.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno a Pablo Casado: “Si actúan como Vox, vota como Vox y habla como Vox, si no son lo mismo empiezan a parecer lo mismo y eso es un problema para la democracia española” ¡Pura estrategia para eludir las críticas por la actuación de su ministro de Interior!
Pablo Casado, presidente del PP a Sánchez: “Desde Luis Roldán nadie había manchado así a la Guardia Civil. El que sobra en esta farsa convertida en una tragedia no es un coronel. El que sobra es su ministro” ¡Infructuoso, Sánchez se salió por la tangente a pesar de la presión. Ya se encargaba Iglesias de animar la sesión parlamentaria!
Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno a Cayetana Álvarez de Toledo: “Mejor ser burro de Troya que marquesa” ¡Provocador. Lo consiguió. Todos hablamos de Iglesias, de su padre y de la portavoz popular!
Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz del PP a Pablo Iglesias: “Señor Iglesias, es usted el hijo de un terrorista” ¡Rompe el relato al PP y deja a Casado descolocado y sin protagonismo!
Edmundo Bal, portavoz adjunto de Ciudadanos al ministro Marlaska: “¿Se cree usted que la Policía y la Guardia Civil son tontos? ¡El magistrado en excedencia sabe de qué habla. Fue cesado como jefe de lo Penal de la Abogacía del Estado por negarse a firmar un informe retocado a conveniencia del Gobierno. Todo muy edificante!
Teniente General Miguel Ángel Villarroya, JEMAD (Jefe del Estado Mayor de la Defensa) :“No fuimos capaces de prever la rapidez de expansión y la virulencia del coronavirus” ¡Fue utilizado en las comparecencias del comité técnico, junto al dimitido DAO de la Guardia Civil, Teniente General Laurentino Ceña. Uniformados demasiado expuestos!
María Neira, directora de Salud Pública de la OMS: “Hemos rebajado tanto la tasa de transmisión que el virus tendrá dificultades para sobrevivir, aún así la población no debe tener ni paranoia ni excesiva relajación.” ¡Cada vez que habla la OMS, en la misma frase dice una cosa y la contraria!