VALÈNCIA. Me faltan manos para aplaudir a las librerías que se han sacado de la manga aquello de ‘Sentim les llibreries’, un amigo invisible multitudinario que ha convertido la desescalada en una fiesta para los lectores. Con el objetivo de animar las ventas tras los dolorosos meses de encierro pusieron en marcha una iniciativa que, en el fondo, vale más por los vínculos que crea que por lo que puedan despachar. Quizá por eso lo de 'Sentim'. Con conocimiento de causa o por pura casualidad, han convertido el juego en la mejor campaña de marketing para las librerías de barrio, conectándolas con un mayor público, generando conversación, afianzando vínculos y creando nuevos. ¿Y tú qué libro vas a regalar?¿Ya sabes quién te ha tocado?¿Cómo será tu amigo invisible? A la larga valdrá más el puente que han tendido a unos consumidores que, ahora más que nunca, se sienten parte del proyecto que la caja que puedan hacer estas semanas, que ojalá sea mucha. De comboi va la cosa.
Os cuento esto porque el pasado sábado fui a comprar mi regalo. No daré mucha más información, que me da no sé qué que mi amigo invisible lea estas líneas. Por mi dedicatoria tampoco me reconocerá, ya os lo digo. Tuve la tentación de poner un ‘Te firmo en diagonal porque me caes fenomenal’, pero me pudo la vergüenza y acabé firmando con un ‘Espero que lo disfrutes’. Además, con una letra pésima por la que casi me convalidan Medicina. De lo último la culpa es todo mía, de la elección del libro buena parte de responsabilidad la tiene mi librera, que con mucho atino encontró en pocos minutos lo que yo habría tardado horas. Aprovechamos para charlar un ratito, no mucho, porque delante de mí tenía a otros dos clientes y al rato de entrar me achuchaba otra más para que me diera prisa. Qué bien. Me cuenta a toda prisa que están muy contentos con cómo está yendo la 'nueva' normalidad. Qué alegría las buenas noticias. Dejo mi libro y me voy pitando al súper.
Y más buenas noticias. Vuelve el festival 10 Sentidos. Más que buenas, teniendo en cuenta que la danza, teatro o música han sido algunas de las más puteadas en esta crisis. Lo hace con un formato distinto, eso sí, que se alarga todo el año, y habiendo salvado casi toda la programación, para tranquilidad de las compañías que dependían del festival este año. Casi nada. No recuerdo si fue Inma o Meritxell, encargadas de levantar cada año el castillo con mucho esfuerzo y algo de magia, que me dijo durante la conversación: “Ahí vamos”. No sé en qué contexto ni a qué pregunta estaban respondiendo, pero yo le veo mucho potencial como lema para la edición de 2021. Porque con la que está cayendo –que ya sé que da rabia tener que recordarlo a cada momento pero es que no queda otra- seguir caminando no es cosa menor. La esperanza del verbo ir. Va 10 Sentidos. Van las librerías. Y van tantos otros proyectos culturales que continúan haciendo camino, que no es poco.
Pues eso, ahí vamos.