El sistema pedagógico diseñado por Joaquín Pascual presta atención a aspectos como la improvisación, los experimentos sonoros, el folclore valenciano y las músicas y danzas tradicionales de Indonesia, Japón o China. Músicos como Jordi Sapena (La Habitación Roja), Dani Miquel y Pep Botifarra han ayudado a adaptar este programa, que nació en Castilla La Mancha y ya han incorporado catorce centros escolares de la Comunitat
VALÈNCIA. En su triple faceta de padre, profesor de Primaria y músico con una larga experiencia en escenarios y estudios de grabación, Joaquín Pascual es muy consciente de que el gusto por la música debe inculcarse con un planteamiento lúdico y desde una perspectiva holística. Quizás no es tan importante obcecarse en que un niño o una niña repita como un loro una secuencia de notas del Himno de la Alegría, como que aprenda a escuchar y a disfrutar de forma activa de una canción, ya se trate de un extracto de Beethoven, el “Thriller” de Michael Jackson, una banda sonora de Ennio Morricone o una pieza balinesa de gamelán.
Esta es la filosofía sobre la que se asienta el método pedagógico para colegios de Primaria desarrollado Pascual, guitarrista y teclista de Surfin’ Bichos (1988-1994), líder de Mercromina (1990-actualidad) y autor de cuatro discos en solitario. Nacido en Ayora y albaceteño de adopción, Pascual es una pieza clave de la escena independiente española de los años noventa. Su vinculación con València, ciudad en la que tiene su segunda residencia, siempre ha sido muy estrecha. Ha realizado arreglos y producido a bandas valencianas como Ciudadano, Tórtel, Ramírez Exposure o Pink Frost (la banda formada recientemente por su hija Ángela y su yerno Jordi Sapena, ex miembro de La Habitación Roja).
“Mi propuesta no surge para suplir ni para eliminar carencias del sistema educativo actual, lo que no significa que no las tenga -señala Pascual en declaraciones a Culturplaza-. Llevo desde 1992 enseñando música a niños en un centro de Albacete, y siempre lo he hecho trabajando por proyectos, utilizando mis propios materiales. Desde el principio observé que la estrategia funcionaba muy bien en el aula, porque motivaba mucho a los niños. Son dinámicas de trabajo cooperativo que tiene muchos beneficios añadidos. La música en Primaria es una herramienta increíble de inclusión social y de desinhibición”. En el año 2016, Pascual se decidió a recopilar todos esos materiales propios, tanto de texto como audiovisuales, para darles un formato funcional y organizado, que se pudiera exportar a cualquier colegio. No lo hizo solo, sino que contó con la colaboración altruista de profesores de conservatorios, grupos de coros y danzas regionales y músicos contemporáneos. La ilustradora Ana Cuevas y la start up especializada en videojuegos Gökotta Studio también han tenido un papel importante en el diseño de la plataforma web y los contenidos interactivos para alumnos y profesores de este sistema, denominado La Música i Jo.
Vídeo para improvisar sobre escalas pentatónicas y conocer la armonía de las esferas.
Uno de los proyectos que incluye este método se llama Música y Sentimientos, donde los docentes seleccionan piezas de música muy simbólicas y dejan que los alumnos hablen y expliquen qué sienten al escucharlas. Por ejemplo, la banda sonora de John Williams para la película Tiburón, la canción “Surfin’ USA” de Beach Boys, o una pieza de Ryuichi Sakamoto. La idea es que los niños descubran cómo consiguen los compositores arrancarnos la sensación de suspense, de alegría o de nostalgia. “Cada pieza tiene en su interior elementos musicales -un tipo de ritmo, o un tipo de melodía- que hacen sentir de una manera determinada”, apunta el ex Surfin Bichos.
Otro de los elementos innovadores de este método, que ya estudian 4.500 alumnos valencianos de 14 centros escolares de la Comunitat, es el hincapié que hace en lo global (las músicas orientales, africanas, asiáticas) y lo local (el folclore valenciano). “Me apasiona el uso y función que tiene la música en las sociedades. Enseñamos a los niños que por ejemplo en África no se entiende la música como un hecho artístico, sino como una forma de comunicación familiar y doméstica. Como, por el contrario, en la música de los países caribeños tiene una función eminentemente festiva, muy diferente del carácter lírico y poético de la música de China o Japón -explica Joaquín-. Estas clases ayudan a tener una mayor amplitud de miras, y nos da pie a los profesores a hablarles de otras culturas y civilizaciones. Del mismo modo, me parece importante que los niños conozcan la música de su entorno más cercano. El origen de las canciones que se escuchan en las fiestas de su pueblo o que cantan sus abuelos, que están llenos de leyendas y sabiduría popular”. Para adaptar esta sección a la realidad valenciana, Pascual ha contado con la ayuda de músicos como Dani Miquel y Pep Botifarra. “Es complicado encontrar una referencia al folclore de tu Comunidad en los libros de música convencionales, porque normalmente hacen un recopilatorio de folclore nacional, en el que se menciona la sardana, la muñeira, la jota.. pero nada tan específico de tu región”.
Vídeo para adentrarse en los elementos que forman la composición musical, el ritmo, la armonía y la melodía a través de la música india.
Existen muchas maneras de cortar de cuajo el interés de los niños por la música. Una de ellas es dar un valor excesivo al virtuosismo, la técnica y el talento natural. Otra, desde luego, es que tengan que tocar la flauta dulce por decreto -como bien sabemos los que estudiamos en la EGB-. Para evitar estas deserciones psicológicas, el programa de La Música i Jo contempla clases de experimentación sonora y de improvisación -en las que se invita a todos los niños a borrar el concepto de tocar bien o mal, y a tocar libremente sobre patrones rítmicos muy primarios, sin que haya que seguir ninguna partitura-. También hay una sección de Organología, en el que se habla de todo tipo de instrumentos, desde los más clásicos hasta los electrónicos.
“De todos los niños que van al colegio, solo un 5 o un 10 por ciento desarrollarán en el futuro un interés por la música a nivel interpretativo. Pero esa no es ni mucho menos la única función que tiene la música. Cualquier niño puede desarrollar sensibilidad hacia la música, aprender a analizarla y a emocionarse con ella, tener la sensación de que entiende el lenguaje aunque sea a un nivel básico. Es de justicia inculcarles eso desde edades tempranas, porque a muchos niños no se les da esa oportunidad y no llegan a conocer la sensación increíble de ponerte un disco en casa y olvidarte del mundo durante unos minutos. Me parece terrorífico vivir sin esa sensación”.