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informe de efpa españa

Así ha cambiado el asesoramiento financiero en los últimos diez años

12/06/2019 - 

VALÈNCIA. El #10YearsChallenge se convirtió en el primer reto viral de este año donde millones de usuarios de redes sociales compartieron imágenes comparando su imagen actual con la de hace diez años, para evidenciar cambios físicos, laborales, personales..

Al hilo de esto EFPA España, la división española de la Asociación Europea de Asesores Financieros, ha llevado a cabo su particular #10YearsChallenge para analizar los cambios más significativos que ha experimentado el sector del asesoramiento financiero en España a lo largo de la última década, analizando los cambios en la relación de las entidades y profesionales con sus clientes, así como en la forma de ahorrar y gestionar sus inversiones. Y aquí las conclusiones:

  • Un sector más y mejor regulado. Diez años después, el asesoramiento financiero está mucho más regulado y supervisado en España, que ha dejado de ser una excepcionalidad en Europa. Ahora, tras la entrada en vigor de la normativa comunitaria MiFID II, los asesores financieros deben contar con una serie de requisitos de cualificación profesional y experiencia mínima, antes de  sentarse con un cliente, para ofrecerle información sobre productos financieros o un servicio de asesoramiento más completo.
  • Más asesores certificados. EFPA España casi ha triplicado el número de asesores certificados en diez años, al pasar de 11.000 a los más de 30.000 miembros certificados con los que cerró 2018, lo que refleja el incremento exponencial en el número de profesionales que cuentan con unos elevados conocimientos, habilidades y aptitudes, cumplen unos requisitos de formación continua y respetan un estricto código ético.
  • Importancia de la formación contínua. Otro de los grandes cambios que ha experimentado el sector del asesoramiento en diez años es la conciencia en la profesión sobre la importancia de la formación continua, como un elemento  fundamental en un sector donde aparecen continuamente nuevos productos y entidades y dependiente de unos mercados expuestos a una gran volatilidad.
  • Apuesta por la inversión en fondos. A cierre de marzo de 2019, la inversión en fondos en España acumulaba 161.325 millones de euros, según datos de Inverco, y el número de partícipes se situaba en 5,9 millones. Diez años después, el patrimonio invertido a través de estos vehículos ha crecido un 65%, hasta alcanzar los 266.318 millones, y el número de partícipes supera los 11,2 millones. Resulta interesante la comparación con respecto a los depósitos, que cerraron 2018 en 806.936 millones, frente a los 788.905 millones de una década antes. En estos años, los Fondos se han convertido en una alternativa óptima para canalizar el ahorro de los españoles en busca de mayor rentabilidad, gracias a su diversificación, las diferentes categorías de activos y algunas ventajas relacionadas con la gestión profesional, la liquidez o la fiscalidad del producto.

  • Nuevas estrategias de ahorro e inversión ante el escenario de tipos bajos. Los tipos de interés en la zona euro se mantienen en el mínimo histórico del 0%, mientras que hace diez años, los tipos que marca el BCE se situaban en el 4,25%. Sin duda, una abismal diferencia que ha cambiado la forma de trazar una estrategia de inversión. En este contexto de tipos cero, que se prolonga en el tiempo, los ahorradores están obligados a adoptar más riesgos para obtener rentabilidades positivas, siempre teniendo en cuenta la variable inflación. En definitiva, se hace más visible la necesidad de contar con el apoyo de un asesor financiero cualificado.
  • Conciencia del fomento de la educación financiera. En los últimos años se ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar una serie de acciones, para fomentar la educación y cultura financiera en diferentes segmentos de la población de nuestro país. A día de hoy, son numerosas las acciones desarrolladas en este ámbito, desde el ámbito de la Administración Pública y también por parte de entidades privadas, y se ha generado una amplia conciencia sobre la importancia de mejorar este aspecto.
  • Un cliente más exigente y mejor informado. Tras la crisis financiera que se desató en el año 2008 y algunos episodios de mala praxis puntuales, pero que hicieron mucho daño reputacional al sector, el cliente se ha vuelto más exigente y más desconfiado, pero también muestra un mayor interés por conocer el funcionamiento de los productos que contrata y las alternativas de inversión con las que cuenta en cada momento del mercado.
  • Nuevos players en la industria. En estos últimos diez años, las nuevas tecnologías han irrumpido con fuerza, provocando la aparición de nuevos players en la industria, como los 'robo advisors' o gestores automatizados, que permiten ampliar y mejorar algunas decisiones primarias de ahorro, mejoran el acceso a los servicios de inversión y pueden reducir el actual gap de asesoramiento de determinados segmentos de clientes, pero que nunca podrán sustituir la labor del asesor financiero personal, puesto que su simple sistema de algoritmos financieros puede generar problemas de distribución financiera inadecuada y dudas sobre la regulación.

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