VALÈNCIA (EFECOM).Bankia y CaixaBank acordaron que ninguna de las dos entidades pagaría dividendo a sus accionistas antes de que culmine su fusión, aunque el Banco Central Europeo (BCE) lo permitiera y levantara el veto al reparto de beneficios.
Según ha explicado en rueda de prensa el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, en el protocolo de fusión firmado por ambas entidades se recoge que no se puede pagar dividendo hasta que se materialice la fusión, así que si el BCE permite la retribución a los accionistas, el dividendo lo pagaría la nueva entidad.
A cierre de septiembre Bankia contaba con un exceso de capital superior a los 2.500 millones de euros, uno de los grandes objetivos de su plan estratégico 2018-2020, y que planteó que quería repartir con un dividendo extraordinario, que habría servido al Estado, como principal accionista, para recuperar las ayudas.
Sin embargo, ese dinero ya no se destinará al pago de dividendo ni siquiera tras la fusión, sino que servirá para asumir los costes de la integración, entre ellos el cierre de oficinas y los recortes de plantilla que empezarán a negociarse con los sindicatos cuando culmine la creación del nuevo CaixaBank.
El "número dos" de Bankia, cuyo puesto en el organigrama del futuro grupo está por concretar, ha insistido en que los ajustes de personal se harán igual que en el pasado, de forma consensuada con los sindicatos.
El ejecutivo ha insistido en que CaixaBank es un compañero "perfecto" para Bankia y juntos crearán un grupo más fuerte, una buena noticia, en su opinión, para todos los accionistas pues la operación trata de sacar el máximo valor a la inversión.
Preguntado por qué Bankia no se fusionó con Sabadell, el favorito en las quinielas de los analistas, Sevilla ha aclarado que nunca existió una propuesta por parte de esa entidad y sí la hubo de CaixaBank, lo que hizo que se analizara y se viera con buenos ojos.
Y ha justificado la vía elegida de una fusión, fusión por absorción en realidad, frente a otras opciones como una opa lanzada por CaixaBank porque además de ser un proceso complejo, dilataba la operación y encajaba menos.
Durante la rueda de prensa, Sevilla ha advertido de que la segunda ola de la pandemia de coronavirus retrasará la recuperación económica y hará necesario prestar "máxima atención" a la evolución de la financiación concedida a empresas con avales del ICO.
Los impagos que ha habido hasta ahora son "insignificantes", una anécdota, pero el consejero delegado insiste en que hay que prepararse para el año que viene, al igual que con las moratorias concedidas a los clientes.
Las aprobadas para aliviar el pago de los préstamos de consumo van a vencer en el cuarto trimestre porque eran de seis meses y ahí empezará a verse cuántas entran en impago, pero las moratorias hipotecarias son de un año, por lo que las posibles entradas de préstamos morosos se producirían después de marzo o abril.
Por el momento, el nivel de impagos sigue siendo "muy bajo", menos del 0,5 % de la cartera, pero Bankia va poniendo en duda, de forma preventiva, el 6 % de las moratorias concedidas.