ALICANTE. La carestía de la obra civil desde la crisis ha provocado por un lado que grandes constructoras especializadas en infraestructuras hayan apostado en los últimos años por la promoción residencial y la obra privada. Pero por otro también ha motivado que, cuando hay un contrato jugoso a la vista, se produzca una auténtica avalancha de licitadores. Es lo que ha pasado en el contrato del Ministerio de Fomento para reparar una carretera nacional en la provincia de Huesca, por 46 millones de euros: una veintena de empresas de toda España pugnan por hacerse con la obra, incluidas cuatro de la Comunitat Valenciana.
Así, las constructoras alicantinas Ecisa y CHM, que parecen seguir estrategias paralelas, la castellonense Becsa y la valenciana Torrescámara han presentado propuestas al Ministerio, junto a otras empresas del sector de toda España, incluidos los 'gigantes' habituales de este tipo de contratos como Acciona, FCC, Dragados, Ferrovial u OHL. Las representantes de la Comunitat en el concurso han decidido presentarse en UTE con firmas del sector de otras latitudes, para incrementar sus opciones de hacerse con la adjudicación. Así, Ecisa concurre con la madrileña Lantania (la 'nueva Isolux'); CHM se ha aliado con la catalana Arnó; Becsa va de la mano de Copcisa, también catalana; y Torrescámara ha formado UTE con Copisa (ex concesionaria del metro de Barcelona).
El Ministerio abrirá las ofertas económicas presentadas por las distintas empresas y UTE el próximo 22 de abril, apenas unos días antes de las elecciones generales de final de mes. Las obras podrían adjudicarse en otoño y comenzar en torno al mes de octubre, siempre que se cumplan los plazos previstos y descontando que, visto el interés suscitado, sea cual sea la resolución de la mesa de contratación habrá recursos ante el Tribunal Administrativo. Los trabajos tienen un plazo de ejecución de 38 meses.
El contrato se refiere al acondicionamiento de la carretera nacional N-260 en la provincia de Huesca, entre el municipio de Campo y un paraje natural denominado el Congosto de Ventamillo. El Consejo de Ministros autorizó el pasado mes de diciembre la licitación de la obra, largamente reivindicada en la provincia oscense debido a los problemas de tráfico que se generan en una carretera de montaña que discurre por un espacio natural de elevado interés ambiental. Las obras se realizarán a lo largo de un tramo de 12 kilómetros del llamado Eje Pirenaico, sobre el que se actuará para ensanchar la carretera, conservar el firme en un tramo que no se puede ensanchar por razones ambientales y reurbanizar otro tramo.