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MAY THE 4TH BE WITH YOU, PETER MAYHEW, BETTER KNOWN AS CHEWIE

Bichos que amamos

6/05/2019 - 

ALICANTE. De ser cierta la literalidad de la cita de Alfred Hitchcock, según la cual había que guardarse de rodar “con animales, con niños y con Charles Laughton”, el padre del thriller se las habría tenido que tragar dobladas de trabajar en la industria cinematográfica, una vez pasados los años 70 del siglo XX, si concluimos que la conjunción de estas tres categorías, a partir del estreno de “La guerra de las galaxias” en 1977 (ahora conocida como Star Wars: Episodio IV, Una nueva esperanza) y Alien (Ridley Scott, 1979), da como resultado un nuevo tipo de personaje a tener en cuenta en el casting, el de los bichos.

Porque bicho es Chewbacca y bicho es Alien, bichos son los ewoks y también los gremlins, bicho es Jar Jar Binks y bicho es Gollum. Alguien dirá que antes de todos ellos ya había bichos en el cine, que qué si no son los compañeros de aventuras de Dorothy en El mago de Oz, o el nipón Godzilla, del ya lejano 1954, incluso el mismísimo Rey Kong de 1933. Arquetipos todos, sin el grado de antropomorfización, de prosopopeya, de metáfora ontológica (especialmente en los casos de Alien -el Otro- y Chewbacca -la amistad incondicional, el bien absoluto) que vamos a encontrar desde la bisagra setentera.

A lo que podemos añadir ese efecto fascinante y misterioso que hace que algunos actores y actrices enamoren a la cámara y roben la atención de los espectadores, en cada plano en el que aparecen, que se reproduce de igual manera con los bichos. Por eso amamos a Chewbacca y odiamos a Jar Jar, por eso los ewoks nos resultan irritantes, pero no podemos evitar que los diablillos gremlins nos caigan bien.

Como se ha podido comprobar en estos últimos 40 años, bichos hay de todo tipo y condición, y también la manera de interpretarlos en la pantalla, desde el disfraz recubierto de pelo de Yak y mechones de cabra de angora que llevaron al desmayo a Peter Mayhew durante el rodaje de la segunda parte de la saga Star Wars, El imperio contraataca, allá por 1979 (ya que este Episodio V se estrenó en 1980), hasta los recientes casos de bichos totalmente digitales, lo que imposibilita su participación en las grandes fiestas de estrenos, para las cuales deben ser sustituidos por “el actor que le pone la voz”, “el actor que le presta la silueta”, “el actor del que digitalizamos la cara”...

Chewbacca, con su diminutivo con sonoridad de goma de mascar gigante, Chewie, es un wookie de grandes dimensiones -aunque esto es una redundancia en su especie, por lo visto-, tanto como los 218 centímetros del británico Peter Mayhew, los 208 de Mark McNamara, el baloncestista que le echó una mano en aquella grabación infernal, o los 211 de Joonas Suotamo, el también baloncestista finlandés que ha tomado el relevo de Mayhew en las últimas entregas de la saga, así como en el universo expandido.

Aunque alguien pueda opinar lo contrario, no se trata únicamente de enfundarse en pelo de yak para parecer un alaskan malamute gigantesco que gruñe y ruge como si tuviera el aparato fonador averiado, sino de ser el personaje, más allá de la máscara, de representar de manera fidedigna la figura del bruto noble y compañero fiel, del amigo irreductible, que nos es representado siempre por persona interpuesta, a través de la interpelación de Han Solo a sus conversaciones, y al conocimiento del temperamento y la tradición socio-cultural que del wookie tiene el mercenario, patente en este breve diálogo de la primera entrega, ante una disputa entre R2D2, otro grandísimo bicho, y Chewie, a costa de las reglas de un juego a medio camino entre el ajedrez tridimensional y la lucha de gladiadores, con otro bicho metomentodo por excelencia de por medio, C3PO:

Han Solo: "Déjale ganar, no conviene soliviantar a un wookiee"

C-3PO: "Sí, pero a nadie le preocupa soliviantar a un androide..."

Han Solo: "Eso es porque un androide no le arranca los brazos a su rival cuando pierde."

C-3PO: "Comprendo señor... Te sugiero otra estrategia R2: deja ganar al wookiee".

En las (por suerte, muchas) fotografías que se pueden ver de los diferentes rodajes de la serie de Lucas, Peter Mayhew aparece siempre en ellas como Chewbacca, tanto enmascarado, como detrás de su bigotón y su melena de británico setentero, y las miradas, los gestos y el lenguaje corporal que el resto de compañeros de reparto dirigen hacia él, fuera ya del papel, se adivinan los mismos que adoptarían ante el kashyyykeño peludo.

Y eso que Chewie estuvo a punto de ser un Jar Jar Binks más, en aquel deliciosamente infame The Star Wars Holiday Special de 1978, en el que el wookie volvía a casa por Navidad -no sabemos si a la llamada del turrón-, y conocíamos a sus padres, su mujer, su hijo...

El 4 de mayo, May the Fourth, es considerado como Día Mundial de Star Wars, y todo por una broma de los miembros del Partido Conservador Británico a Margaret Thatcher, ¿otro bicho?,  en el London Evening News del 4 de mayo de 1979 para felicitarla por su primera victoria como primera ministra, haciendo un juego de palabras entre may the fourth be with you y may de force be with you. Un días antes de la celebración de 2019, 40 años desde aquella chanza, 42 desde el estreno de la primera entrega, la familia de Peter Mayhew anunciaba a través de su cuenta de twitter que el actor británico había fallecido unos días antes, el 30 de abril, en su rancho de Texas. Contradiciendo al maestro Hitchcock, los nuevos directores pensarán que es estupendo rodar con bichos, ya que la general Leia es un carácter que ha tenido que desaparecer de la franquicia, tras la muerte de Carrie Fisher, pero siempre habrá algún gigantón que se enfunde el traje de Chewbacca. Se equivocan, si puedes evitarlo, no ruedes con animales, niños, Charles Laughton o bichos, se les coge mucho cariño.

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