CASTELLÓ. El estudio diagnóstico para la mejora del barrio de la Bosca propone revitalizarlo promoviendo la cohesión social, la rehabilitación de los espacios urbanos, la formación laboral para la mejora de las oportunidades laborales y la reactivación de la vida comercial en sus calles.
El documento, que plantea propuestas de intervención social y urbanística, ha sido encargado por el Ayuntamiento para planificar las mejoras que quiere impulsar en el marco de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible de Burriana (EDUSI), cofinanciada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), que cuenta con un presupuesto de 830.000 euros para el plan cuatrienal de 2018 a 2022.
Tal y como se indica en el diagnóstico, el barrio de la Bosca se ha caracterizado desde mediados del siglo xx como un barrio de clase trabajadora donde se ubicaban las viviendas más asequibles del municipio. Se encuentra dividido en dos secciones censales con diferentes características, una con alto porcentaje de población migrante y baja inclusión y otra de población envejecida que habita en un parque de vivienda de baja calidad.
Actualmente, la población migrante tiene un gran peso entre los rangos de edad que se corresponden con la población activa y hay una mayor concentración masculina entre las edades de 35 a 55 años, representando el 10% sobre el total de población. En concreto, actualmente es la población marroquí, seguida de la rumana, la que tiene un mayor peso con respecto al resto de nacionalidades, y el peso total de la población extranjera es del 21’2%, cinco puntos por encima de la ratio municipal.
Para este espectro de población los factores de vulnerabilidad más importantes serían, en primer lugar, la falta de estudios, seguida de la tasa de desempleo y, en tercer lugar, el riesgo de pobreza. De hecho, este sector del barrio posee la renta familiar más baja de Burriana, concretamente de 16.271 euros, situándose a mucha distancia de la media municipal, fijada en 25.505 euros, según los últimos datos.
Por ello, la formación para la ocupación y la intervención sociocomunitaria se remarcan en el Plan de Acción como herramientas necesarias para reducir la vulnerabilidad. También incide en tener en cuenta políticas de salud activa y el cuidado de la población mayor, así como en políticas de reforma y rehabilitación de la vivienda. Además de buscar una solución a los problemas típicos de movilidad de una población envejecida, con el mantenimiento de aceras y del propio firme de la calle o construcción de rampas.
Otra vulnerabilidad detectada por el diagnóstico de la Bosca es el de un espacio urbano degradado, con un territorio aislado del centro urbano y algunas calles deshabitadas, así como los comportamientos incívicos. De tal manera que existe el riesgo de que se territorialice la inseguridad en este área.
Según los datos que recopila el diagnóstico, entre 2018 y 2919 se contabilizan un total de 113 infracciones y actuaciones policiales. Sin embargo, la Policía indica que las intervenciones por incidentes de convivencia han descendido de manera continuada.
En ese sentido, en el Plan de Acción se propone como medida la creación de un modelo de policía vecinal, comunitaria o de proximidad junto con un equipo de mediación para dar acompañamiento y seguimiento a los sectores de población con una fuerte vulnerabilidad.
Según se desprende del estudio, la Bosca tenía una fuerte identidad y cultura de barrio durante la década de los 60 y 70, pero a partir de los siguientes años la construcción de bloques de pisos y la falta de una planificación urbana que dotase de servicios al barrio y lo conectase con el centro ha ido laminando la cohesión vecinal.
Para dar solución a esta problemática el Plan de Acción plantea ideas como la creación de un centro social que permita la realización de actividades comunitarias y de encuentro; un punto de información para que los residentes puedan resolver dudas sobre trámites administrativos, brecha digital, o relaciones laborales; otro punto de acogida e información para migrantes; y un impulso del asociacionismo vecinal con un sistema similar al de los Hoteles de Entidades.
También se señala en el estudio la necesidad de aumentar los equipamientos para favorecer alternativas de ocio y tiempo libre para la población más joven.
Como punto positivo el vecindario destaca los ejemplos del programa de fútbol sala en el polideportivo o la actividad del propio colegio público con ’Patios abiertos’, que han supuesto una alternativa de ocio cercana para los jóvenes y adultos del barrio. Consecuentemente, se le da mucha importancia a la labor del colegio, clasificado como centro CAES (Centro Compensatorio de Acción Educativa Especial), como espacio comprometido para fortalecer, a futuro, acciones educativas en el barrio.
También se concentran las esperanzas en la renovación de la infraestructura y la oferta formativa del IES Jaume I, que puede ser un espacio de transformación importante para el barrio, sobretodo porque atraerá alumnado de otras zonas del municipio y de otras poblaciones.
Otra de las propuestas es la incorporación de educadores de calle para dinamizar los espacios públicos en los que ahora mismo se concentra la población joven y adolescente, así como el planteamiento de actividades con jóvenes y personas migrantes, con intervenciones en el espacio público a través de acciones artísticas, gastronómicas o culturales.
En el aspecto urbano, se considera que la reciente remodelación del bulevar de la Bosca puede ser un punto potencial de mejora si se “contagia” al resto de vías del barrio. De manera que se subraya la importancia de aumentar el espacio peatonal para pacificar el tráfico, así como remodelar algunas vías para evitar que se conviertan en atajos de paso de vehículos entre otras zonas del municipio.
Por otro lado, la actividad comercial es muy baja, y la mayoría de usos en planta baja son de almacenes y garajes. Con la desaparición gradual del tejido comercial minorista, sus habitantes se ven obligados a desplazarse fuera del barrio para encontrar servicios de consumo diario, una situación que dificulta la autonomía de los colectivos dependientes.
Por ello, en el Plan de Acción se propone un Plan de usos de locales de titularidad pública para revitalizarlos y dotarlos de contenido y actividades que fomenten la inclusión social. Otras formas de dinamización propuestas son la creación de espacios de trabajo compartido (coworking) como punto de encuentro y dinamización, la definición de condiciones ventajosas para la implantación de comercios y pymes o un Plan de empleo para la mejora de los espacios públicos del barrio.
En materia de urbanismo se proponen algunas medias como la instalación de una iluminación homogénea y continua, la mejora de la permeabilidad peatonal con pasos de peatones y recorridos accesibles, así como la adecuación de los pasajes, adecuándolos para que haya mayor conexión con las calles colindantes, y eliminando zonas sin visibilidad desde la calle, para aumentar la sensación de seguridad.
El documento ha sido encargado al estudio Siete arquitectura más ingeniería (7a+i) en colaboración con el equipo de investigación social aplicada al territorio monoDestudio, utilizando una metodología que combina la investigación y la estadística con acciones participativas.