Entrevistamos al joven editor setabense de Aurora Dorada Ediciones, sello recientemente roto que ha liberado todo un catálogo de temas filosóficos, espirituales y místicos que ya cuenta con dos títulos
Este relato se piensa y se construye desde diferentes espacios y diferentes tiempos. Cuando uno piensa en cómo va a recopilar los fragmentos de realidad que constituyen una narración -del tipo que sea-, tiende a idealizar una cronología que nunca se cumple, porque la vida es imprevisible y nos lleva por cualquier camino menos por el que contemplábamos. Esta historia bípeda comienza con la invitación a conocer una editorial -Aurora Dorada Ediciones- cuyo primer título es un galimatías en forma de siglas impronunciables: SSOTBME Revisado, Un ensayo sobre magia, del matemático y mago inglés Ramsey Dukes, es un libro de culto, un “grimorio contemporáneo” en palabras de su contraportada. La historia de esta historia toma unos derroteros profundamente sincréticos poco antes de nacer: su cuerpo comienza a tomar forma en mitad de un encuentro con la directora del legendario periódico Granma, Yailin Orta Rivera; es allí, en mitad de una conversación estrictamente racionalista -que deja margen a las versiones e interpretaciones pero no a los milagros- donde la mente se bifurca y se recompone en el éxtasis de una revelación político-mística: las palabras de la entrevista realizada a un joven editor setabense con formación en Historia del Arte se entreveran con ideas perennes como esa que afirma que no hay nada más revolucionario que la verdad. La verdad uno se pregunta si será el espectro descompuesto que refracta un prisma. ¿Qué será la verdad antes de ser las verdades? Nadie lo sabe. El Comandante en Jefe se fusiona con lo mistérico y esa distorsión perniciosa que convierte un bloqueo en un embargo se derrite sobre la inmerecida mala fama del ocultista al que los diarios productores de fake news de la época decidieron bautizar como el hombre más malvado del mundo, the world’s most evil man. Hoy los herederos de esos periódicos, convertidos en medios, no han abandonado la costumbre de convertir en demonio al que no comulga. La demonología vive uno de sus mejores momentos: sus enciclopedias de seres diabólicos se llenan cada día a golpe de descalificación, sanción o condena. Pero vayamos a lo que de verdad importa.
-¿Qué es la magia?
-Carlos M. Pla (Xàtiva, 1990), editor de Aurora Dorada Ediciones: Es la capacidad para poder modificar elementos de la realidad mediante la acción propia del ser humano. Lo que es cierto es que en la magia hay ya muchos estratos: tenemos magia ceremonial, magia ritualística, y luego tenemos la magia de Dukes, que no es ni ceremonial ni ritualística, sino otra cosa. Es magia moderna, o mejor dicho, posmoderna.
-¿Qué diferencia hay entre religión y magia?
-Alberto Ávila, traductor del libro, dice que la religión tiene que ver mucho con la magia. Muchos actos religiosos no dejan de ser magia un poco más institucionalizada y no tan estigmatizada como viene a ser este tipo de magia. Al final todo acto ritualístico es magia de alguna manera. El propio rezo se puede interpretar como algo mágico, porque estamos intentando -aunque sea por medio de un ente divino- modificar la realidad, hacer que ciertas cosas ocurran. Dukes establece aquí matices, pero tienen muchos puntos en común.
-¿Qué es la Magia del Caos?
-Es un tipo de magia posmoderna que se desarrolla a partir de los años setenta y que dice -entre comillas- que tú puedes crear tus propias creencias o convicciones mágicas y ritualísticas. La desarrollan Peter Carroll y Ray Sherwin y este libro -SSOTBME- es un precursor de todo ese tipo de pensamiento. Es una vuelta de tuerca al ocultismo: pasamos de la magia ceremonial de la daga y la copa a otra cosa. Ha influido a grandes pensadores de la novela gráfica como Alan Moore o Grant Morrison.
-Pongamos que quiero hacer como Alan Moore e iniciarme en la magia, ¿cómo debería proceder?
-Hay muchas maneras de iniciarse en la magia. En el caso de la Magia del Caos te puedes iniciar por sigilos, que son símbolos codificados que te hablan de tus deseos. Tú los memorizas, dejas pasar un tiempo y te olvidas de ese deseo, y quizás se haga realidad. Yo no estoy diciendo que eso sea real, digo lo que postula ese tipo de magia, que es muy diferente a la magia ritual; tú te coges un libro de magia ritual del siglo XIX y ves que a lo mejor tienes que sacrificar una paloma para invocar a un ángel...
-Hemos hablado de Dukes. ¿Qué hay del segundo título de la editorial, Makgia sin lágrimas, de Aleister Crowley? ¿Puedes hablarnos un poco de él?
-Claro. Aleister Crowley es el mago más importante del siglo XX, injustamente tildado de satanista. Esto ocurrió porque en Gran Bretaña se le quiso desprestigiar. Lo cierto es que él fue religioso hasta un nivel extremo, estuvo en los Hermanos de Plymouth -algo así como diez veces el Opus Dei-, una secta muy pequeñita de gente cristiana pero muy extrema. De ahí pasa a la magia sin renunciar al cristianismo, forma parte de la Golden Dawn, sociedad esotérica de finales del siglo XIX -por ella el nombre de la editorial-, pero acaba desencantado y se marcha para fundar su propia filosofía de vida, el Thelema, aquello de “haz tu voluntad, sea toda la ley”. Hay que decir que él presuponía que la naturaleza del ser humano era buena.
-Seguro que te van a preguntar mucho esto: aunque estemos hablando de tu editorial y no de ti a nivel personal, creo que es interesante conocer tu perspectiva. ¿Crees en la magia?
-Hay cosas de esta temática en las que creo y otras en las que no. Por ejemplo: yo no me considero un mago. Eso lo digo claramente. Me considero más un místico que un mago. Es decir, me interesan mucho más las visiones, la unión con lo sagrado, que tratar de manipular la realidad mediante la magia. Vamos a sacar libros místicos, de lo místico entendido como la unión con lo sagrado: desde el druidismo hasta Novalis o las religiones sincréticas.
-¿Cómo llegaste a la magia?
-Realmente era agnóstico y no lo llevaba mal, pero empecé a sentir un vacío bastante fuerte en mi vida, es decir, sentía que ser agnóstico no era necesariamente malo, pero mi vida no tenía un propósito, me sentía vacío, entonces me metí muchísimo en el budismo, y me empezó a gustar, pero no acababa de verlo claro, así que comencé a leer sobre otras religiones: cristianismo, que ya lo tenía muy incorporado, luego el judaísmo también lo toqué, el islam también, sobre todo el sufismo, que es la parte más mística del islam. Más tarde llegué a la magia, si te digo la verdad no sé muy bien cómo, supongo que al interesarme mucho por la literatura fantástica y de terror, que son grandes receptáculos de todos estos conocimientos herméticos, porque los utilizan de una manera fantástica. A partir de ahí fui tirando del hilo: alquimia, cábala, tarot, astrología... Me cambió la vida hasta el punto de convertirme en un iniciado en estos temas. Es un antes y un después, es rasgar un velo, el velo de Isis. Rasgas un velo de realidad. Tu vida de repente tiene un sentido diferente del que tenía y dices: hay algo más. Me interesa saber que no estoy aquí de paso. Es incluso una salida desesperada a todo el nihilismo racionalista. A mí todo lo que es cuadriculado me agobia. La ciencia es necesaria, la tecnología es necesaria, los números son necesarios, pero bajo mi punto de vista no podemos fiar todo lo que somos como seres humanos a eso. Yo creo que hay algo más. Tiene que haber algo más. Y si no, nos lo inventamos.
Candaya publica esta historia que se proyecta desde un volumen de relatos para convertirse en la narración íntima de la búsqueda de una casa a la que poder volver