VALÈNCIA. La consellera de Sanidad, Ana Barceló, ha atravesado los que posiblemente hayan sido los tres meses más intensos y complicados de su trayectoria política y profesional. La gestión de la pandemia ha obligado a interminables jornadas de trabajo que, además, se regaban de comparecencias ante los medios de comunicación casi diarias que ponían a prueba el temple y la capacidad de conexión con la prensa de la responsable autonómica.
Así, desde principios de marzo hasta el 20 de mayo, Barceló salió a ofrecer los datos diarios de incidencia del coronavirus y a responder a las preguntas de los medios de comunicación. Primero, a través de cuestiones escritas y, después, concretamente a partir del 28 de marzo, mediante contacto por videollamada con los periodistas.
Un duro examen para la consellera, que de la noche a la mañana pasó a enfrentarse a los medios en una rueda de prensa muy exigente y ante una situación absolutamente inédita como ha sido la gestión de esta pandemia. Un escenario ya de por sí complejo al que hay que sumar que Barceló no ha sido nunca, y así lo admiten muchos de sus compañeros, una dirigente caracterizada por su 'punch' mediático, sino más bien por el trabajo constante en segunda línea política.
No obstante, la estrategia de comunicación diaria resistió durante casi tres meses en los que la consellera compareció ante los medios en más de 60 ocasiones. El resultado es dispar: por un lado, el gesto de salir a dar la cara es digno de alabanza -para otros es, simplemente,lo normal ante esta situación-, la gestión de los datos ha sido mejorable -aunque en España mucho peor- y las habilidades comunicativas de la consellera han ido mejorando levemente. O lo que es lo mismo, progresivamente ha cometido menos errores y deslices, como el que le costó un duro enfrentamiento con los sindicatos médicos cuando mencionó contagios de los sanitarios fuera del trabajo y mantuvo en que todos los hospitales tenían el material suficiente cuando no era así.
En este sentido, a principios de mayo ya empezaba a barruntarse tanto en Presidencia como en la Conselleria de Sanidad, la necesidad de poner fin a las comparecencias diarias de Barceló. Liberarla de ese peso y entrar en una nueva normalidad. Además, internamente crecían las críticas de que la responsable autonómica perdía demasiado tiempo preparando esta cita con los medios mientras los problemas se acumulaban en la conselleria. Sobre esto, conviene recordar que solo ha permitido que la sustituya o intervenga junto a ella la subdirectora de Epidemiología, Herme Vanaclocha, una alta funcionaria experta en pandemias, pero no ha dejado que ninguna secretaria autonómica o directora general (ya fuera de su partido, el PSPV, o de Compromís), comparezca en su lugar.
Así, desde el 20 de mayo, el gabinete de la consellera transmitió que las ruedas de prensa pasarían a realizarse dos veces por semana; una reducción notable dado que hasta ese momento llegaban a producirse cinco e incluso seis comparecencias en siete días. Además, debido a los cambios en el Ministerio de Sanidad, la rueda de prensa y la transmisión de datos pasó a ser por la tarde, lo que indudablemente conllevó una pérdida de interés informativo que parecía aunarse al descenso de contagios.
No obstante, esa nueva fórmula ha ido decayendo progresivamente. Varias de esas semanas no se ha celebrado alguna de las ruedas de prensa por motivos de agenda, y se ha ido imponiendo el método de ofrecer los resultados solo mediante comunicado. De hecho, este último martes ni siquiera se notificó que no habría comparecencia, sino que simplemente se remitieron los datos diarios, lo que indica que Barceló y su equipo han puesto fin a sus comparecencias regulares.
Sobre esto, llama la atención esta rápida evolución de la máxima sobreexposición al 'apagón' comunicativo. Más aún cuando, por ejemplo, esta semana se han producido hecho importantes: se está debatiendo el decreto de la nueva normalidad y el Gobierno valenciano todavía está trabajando en variaciones sobre distintos ámbitos para las próximas semanas. Además, también se ha producido un pequeño brote en una empresa cárnica de Rafelbunyol del que la conselleria prefirió no informar. Cuestiones que sí podrían haber servido para que Barceló saliera ante los medios pero que, al parecer, queda fuera de la estrategia comunicativa planteada ahora, que apunta a un perfil más bajo de la consellera.
Un perfil que, para algunos, corresponde también con el deseo de Presidencia de sacar del abrasivo foco a Barceló, que evidentemente ha sufrido un fuerte desgaste en la crisis sanitaria y que sea el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien obtenga la máxima visibilidad en el pilotaje de la vuelta a la normalidad, lo que en principio se asocia a impactos positivos ante la ciudadanía.