VALÈNCIA. Según datos de un estudio publicado desde el Servicio de Dermatología del Hospital Niño Jesús de Madrid, en los últimos 30 años la dermatitis atópica se ha triplicado en España. El factor genético es determinante, pero también los cambios ambientales.
La dermatitis atópica produce un cambio en la estructura de las grasas superficiales de la piel. El agua que contiene estas capas se evapora y da a la piel un aspecto muy seco. Por otro lado, las células inflamatorias liberan diferentes sustancias que provocan picor y que el paciente se rasque. Al rascar, se estimulan las células de la epidermis, se activa su división y se producen otras sustancias que estimulan las células inflamatorias creando así un ciclo de picor, rascado, picor.
La inmensa mayoría de casos aparece antes de los 5 años. De hecho, “dos de cada diez niños en España desarrollan dermatitis atópica”, afirma el Dr.José Manuel Rueda, dermatólogo del Hospital IMSKE.
Los brotes de dermatitis atópica pueden llegar a angustiar a sus padres, que en ocasiones se sienten responsables por no elegir adecuadamente los productos de higiene diaria, especialmente en bebés. En este sentido, y para descarga de los padres, cabe destacar que el factor genético es de suma importancia en esta patología. Y así, “los hijos de un padre afectado con dermatitis atópica tienen una probabilidad del 50% de desarrollar dermatitis atópica; entre los hijos con los dos padres afectados la probabilidad se dispara hasta el 80%”, asegura el Dr. Rueda.
El aumento de casos de dermatitis atópica es paralelo al de las otras patologías atópicas. La reducción de las infecciones en la infancia podría ser responsable de la desviación del sistema inmunitario hacia las respuestas de tipo alérgico. Distintos estudios han sugerido que las infecciones virales o bacterianas tempranas podrían proteger del desarrollo futuro de enfermedades atópicas.
A esta hipótesis se la conoce como teoría de la higiene, y viene respaldada por datos epidemiológicos que indican una reducción del riesgo de aparición de enfermedades alérgicas en los niños a medida que aumenta el número de hermanos; en los niños que pasan los primeros años de vida en granjas; y cuando hay infecciones orofecales frecuentes, que se consideran un indicador general de mala higiene.
En este sentido, apunta el Dr. Rueda, “una de las hipótesis sugeridas, basada en que este aumento de prevalencia se da especialmente entre niños de países desarrollados en medios urbanos, sería la de que la menor exposición a alergenos comunes -por ejemplo los provenientes de animales domésticos o de granja- favorece el desarrollo de reacciones alérgicas en el espectro de la atopia en estos niños, entre las cuales se encuentra la dermatitis atópica”.
No hay forma de prevenir completamente el desarrollo de la dermatitis atópica, dada su naturaleza multifactorial. “Lo que sí se puede hacer es actuar sobre algunos factores ambientales que actúan como desencadenantes o perpetuantes”.
En este sentido, en niños con predisposición a desarrollar lesiones de dermatitis atópica, desde el hospital IMSKE se recomienda: priorizar baños diarios de corta duración con agua tibia, el uso de los denominados jabones syndet, que presentan una composición más acorde con la fisiología de la piel, el uso de prendas de algodón, el uso de prendas blancas en contacto con la piel puede ayudar al evitar la exposición a posibles alergenos presentes en los tintes de la ropa de color, y tras la ducha se recomienda la aplicación de una crema emoliente sin perfumes para mantener la piel hidratada y evitar la rotura de la barrera cutánea.
En los últimos años, proliferan en el sector de la alimentación y cosmético determinados adjetivos-bio, eco, natural, artesano etc.- que disparan el precio del producto y no siempre guarda una relación directa con su calidad/beneficio.
“En la cosmética natural, como en los productos de alimentación, hay muchos intereses comerciales ocultos tras la etiqueta natural”. En algunos casos, esto puede significar que se trata de productos sin efecto beneficioso probado. “Cada vez más productos cosméticos añaden componentes con esa etiqueta”, explica el Dr. Rueda, “pero no hay que olvidar que la eficacia y la seguridad de un producto en salud se demuestra mediante la realización de ensayos clínicos controlados, y la mayoría de productos cosméticos carecen de una evidencia científica tan robusta”.
Respecto a los jabones hechos en casa, el Dr. Rueda apunta que pueden utilizarse en pacientes con piel sana. En cambio, en pacientes con patologías cutáneas “conviene utilizar otro tipo de productos que resultan más seguros por mostrar unas proporciones y cantidades de ingredientes estandarizadas y conocidas”.
La importancia de la dieta en el desarrollo o control de la dermatitis atópica es un tema especialmente debatido, y, en ocasiones, se engloba en la estigmatización de determinados alimentos cuando no hay una evidencia científica de que su consumo afecte directamente al desarrollo de una determinada patología. “Como recomendación general”, apunta el Dr. Rueda, “no se debe evitar ningún alimento al que el paciente no sea manifiestamente alérgico (por manifestaciones digestivas o de otro tipo) ya que el riesgo, sobre todo en niños, de sufrir posibles déficits nutricionales por una carencia prematura de ciertos alimentos es mayor que el beneficio hipotético que podría tener sobre su dermatitis”. En casos resistentes al tratamiento, puede valorarse la realización de pruebas de alergia a alimentos.
Donde sí parece existir una relación directa es entre la dermatitis atópica y el estrés. “El estrés ha demostrado claramente desencadenar o perpetuar brotes de dermatitis atópica, al igual que ocurre con muchas patologías de la piel”, afirma el Dr. Rueda. Y así, “un adecuado control del estrés y estabilidad emocional es fundamental para el control de esta patología.
Para el mantenimiento de un sistema musculoesquelético sano es fundamental un buen estado de la principal barrera contra las agresiones al mismo: la piel. De ahí que el hospital IMSKE haya incorporado recientemente esta especialidad médica a su cartera de servicios.
“Un número importante de patologías que terminan afectando a estructuras más profundas comienzan por la piel, desde infecciones hasta úlceras o tumores”, explica el Dr. Rueda. “Además”, añade, “patologías dolorosas que en un principio podrían atribuirse a lesiones internas tienen a veces un origen cutáneo, como las verrugas plantares o algunos tumores cutáneos”.
Por otra parte, el dolor en algunas articulaciones puede ser consecuencia no de una lesión traumática sino de una inflamación de las mismas. “En algunos casos”, asegura el Dr. Rueda, “los hallazgos cutáneos pueden ser esenciales para llegar a un correcto diagnóstico, como ocurre en el caso de la artritis psoriásica”.
Es importante revisar la pisada, pues un pie debilitado o con alteraciones morfológicas que lo condicionen nos provocarán alteraciones en cadena, siendo la rodilla la articulación que más se suele afectar