VALÈNCIA. El inicio de la votación de las enmiendas a los Presupuestos de la Generalitat de 2021 no ha simbolizado, ya de entrada, la foto final que anhela el PSPV de Ciudadanos apoyando por primera vez las cuentas junto a los partidos que conforman el Gobierno valenciano. Aunque esa imagen, si es que acaba dándose, se acercó a lo largo de la tarde, lo sucedido por la mañana en la comisión de Les Corts alejaba posturas que parecían más cercanas en días atrás. Nada, al parecer, irrecuperable si se pregunta a los protagonistas.
La formación naranja, representada por los diputados Tony Woodward y Ruth Merino -los cuales han participado en las negociaciones con el Consell durante las últimas semanas- se enfrentaban a la comisión con la seguridad de que sus enmiendas estrella en los departamentos que se debatían estaban pactadas y que iban a salir adelante. La percepción en la bancada de la izquierda era diferente, a juzgar por el sentido del voto.
El conflicto llegó en el texto que pedía un Fondo Covid de 76 millones de euros para los sectores más afectados por la crisis económica como autónomos y pymes, que Ciudadanos planteó como condición indispensable a la hora de aprobar los Presupuestos. Para su sorpresa, PSPV, Compromís y Unides Podem lo rechazaron, mientras la parlamentaria de Compromís Aitana Mas replicó que no era necesario crear ese fondo porque las cuentas ya contemplaban ayudas de este tipo.
El posicionamiento del tripartito provocó una airada respuesta de Ciudadanos, que votó en contra del articulado de la ley de Presupuestos. Además, Tony Woodward llegó a afirmar que el voto final a las cuentas pasaba a ser negativo porque esa enmienda estaba dentro del "paquete de 25 medidas" que habían negociado con el Botànic. A continuación, trató de salir a apaciguar las aguas el parlamentario socialista José Muñoz, quien aseguró que la negociación todavía está abierta y que de aquí al pleno de la próxima semana hay margen para aprobar las propuestas de los naranjas.
La cuestión de todo este asunto es qué ocurrió en realidad. Si se pregunta a cargos de PSPV y Compromís, se dibuja una versión que puede ser factible. Aunque los socialistas podían estar en un inicio dispuestos al "sí" de entrada, desde la coalición -que también ha participado en las reuniones entre Hacienda y Ciudadanos- no se daba por cerrada la propuesta del Fondo covid por el dinero que suponía. Ante esas reticencias de sus socios, el PSPV optó por posponer la votación al pleno, pero con el pequeño detalle de que nadie habría avisado a los proponentes. De ahí que en los naranjas la reacción fuera de cabreo.
La lectura del desacuerdo sólo por una cuestión de dinero resulta, sin embargo, coja. Pues es evidente que la estrategia política va encaminada a que no se perciba que el Botànic da todo de entrada a Ciudadanos. Lo que se conoce como hacerse de rogar puede suponer continuar negociando en función de los intereses hasta el último momento, que es lo que parece que buscan los partidos de izquierdas. A lo que se une que una votación decisiva en pleno la víspera de Nochebuena despierta la atención que ansía, especialmente, el PSPV.
La "ruptura" entre el tripartito y Cs de la mañana de este lunes dio paso a una cierta reconciliación pasadas las horas. Según fuentes de la formación naranja, los socialistas les trasladaron que el episodio del Fondo covid se debía a un "malentendido" porque ellos creían que, como dijeron públicamente hace algunas semanas, condicionaban el apoyo a las cuentas a que les aprobaran su enmienda a la ley de Acompañamiento para reducir medio punto el tramo autonómico del IRPF para las rentas inferiores a 50.000 euros. Un argumento que en Ciudadanos no recibieron con mucha confianza pero que no impide que también sigan dispuestos a continuar dialogando, según señalaron a este periódico.
Por la tarde, el Botànic, esta vez sí, aceptó varias de las enmiendas de los naranjas a las cuentas de Vicepresidencia y Hacienda. Concretamente, el desarrollo de un plan de eficiencia de la Generalitat que tome como punto de partida las recomendaciones de la Airef -lo que pretendía inicialmente ser una suerte de auditoría- o un programa para facilitar el incremento de la dimensión empresarial. Los textos para la creación de 2.000 plazas en residencias de mayores (1.500 de ellas mediante colaboración público-privada y las otras 500 con medios propios o por delegación de competencias a ayuntamientos) fueron votados únicamente por PSPV y Compromís. Podem los rechazó porque, dijeron, supone priorizar el "modelo Cotino".
En el caso de que todo su paquete de enmiendas salga adelante, fuentes de Ciudadanos admiten que un escenario posible sería el de votar no a la ley de Acompañamiento -dado que el acuerdo sobre el IRPF parece muy complicado- y sí a los Presupuestos. En el PSPV apuntan a que están por la labor de seguir adelante. "Todo lo pactado se aprobará", auguran, aunque no desdeñen el factor Compromís-Podem. Si existe entente se verá la próxima semana.
Otro de los textos que quedan pendientes hasta el pleno es el del aumento de financiación de À Punt, a la que daban dos millones de euros más. El Botànic se ha abstenido ante el conflicto con Podem respecto a la moratoria para limitar el personal de la radiotelevisión.