VALÈNCIA. El desarrollo de la campaña de las elecciones madrileñas del 4-M y el envío de cartas amenazantes con balas o una navaja manchada de sangre a varios ministros ha pasado a condicionar las estrategias políticas de los partidos en cada territorio. En el caso de la Comunitat Valenciana, las fuerzas de izquierdas que gobiernan conjuntamente buscan durante estas jornadas una unidad de acción con, hasta el momento, notables matices y ciertas discrepancias.
El centro neurálgico de cómo llevar a cabo una estrategia común son Les Corts Valencianes, donde cada grupo escenifica constantemente sus posturas y la voluntad o no de llegar a acuerdos. Pero lo ocurrido los últimos días también la hace extensiva a posiciones en otros espacios. El ejemplo más reciente es el debate electoral en la Cadena Ser del pasado viernes. El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, lo abandonó después de que la representante de Vox, Rocío Monasterio, no condenara el sobre con balas que recibió. Le siguieron a continuación en su marcha PSOE y Más Madrid.
Lo sucedido ha tenido su réplica en Valencia, donde la misma radio tenía programado un encuentro similar para ayer lunes al que habían confirmado su asistencia todos los partidos, incluyendo PSPV, Compromís y Unides Podem. Finalmente, fue cancelado al declinar la participación las formaciones de izquierda.
Los partidos sí tenían un lugar en el que, sin embargo, se iban a encontrar, como resulta lógico: el Parlamento autonómico. Por la mañana estaba programada la comisión de Sanidad, que como punto inicial del orden del día tenía una iniciativa de Vox sobre la reforma de la unidad de oncología infantil del Hospital General de Alicante.
El diputado David García presentó la propuesta, que en primer lugar por turno de palabra le fue rebatida por la portavoz de Unides Podem en Les Corts, Pilar Lima, para fijar su posición de voto en contra con la exposición de argumentos. García le replicó seguidamente y, por último, volvió a intervenir Lima de manera muy breve –pocos segundos– para reiterar su rechazo.
Hasta aquí la habitual normalidad de un debate en comisión sin apuntes extraordinarios. Posteriormente, intervino el parlamentario de Compromís Carles Esteve, quien comunicó expresamente –a diferencia de Lima– que no iba a debatir con Vox porque "estamos en un momento de emergencia democrática" y "toda la sociedad tiene que parar el odio para evitar el terrorismo fascista que comienza a aparecer de manera más extendida".
El debate continuó con la intervención del resto de grupos, también del diputado del PSPV Carlos Laguna, en la que expresó su opinión sobre el punto del debate y su rechazo al "odio que difunden algunos partidos".
Al desarrollo de la comisión le siguieron algunas reacciones. Pese a que desde Unides Podem sí opinaron sobre la iniciativa de Vox, posteriormente enviaron un comunicado asegurando que Lima se había negado a debatir en ese espacio. Bien porque su actitud fue superada por la de un Compromís que se mueve en el mismo espacio electoral que los morados en esa "lucha contra el fascismo", bien porque se trataba de otra comisión desconocida, lo cierto es que lo ocurrido en realidad era diferente a lo narrado en la nota de prensa.
En ella también constaba un anuncio: "Ante la situación de excepcionalidad generada por las amenazas de muerte contra dirigentes políticos, entre ellos Pablo Iglesias, y la no condena por parte de Vox y puesta en duda de la veracidad de las mismas, Unides Podem-Esquerra Unida no participarán en debates en medios de comunicación o en las instituciones con los fascistas".
En la práctica, y de acuerdo con estas palabras, la intención del partido supone dejar de confrontar opiniones con Vox en cualquier sesión de Les Corts. Algo que, pese a lo que escenificó Compromís ayer lunes, no parece que sea compartido por sus socios.
La coalición, de hecho, ha impulsado un texto para que sea suscrito por más fuerzas del Parlamento autonómico en el que no menciona en ningún momento a Vox pero hace referencia a este partido. En él propone varios compromisos "respetando la autonomía y el ideario" de cada grupo.
El primero consiste en limitar el campo de acción política de las formaciones contrarias al pluralismo y los Derechos Humanos, rechazando en votación todas sus iniciativas y renunciando también a la posibilidad de presentar enmiendas a sus propuestas. En segundo lugar, plantean dejar de realizar declaraciones institucionales, puesto que requieren la firma de todos los grupos, y sustituirlas por proposiciones no de ley (PNLs). Del mismo modo, quieren que se estudie la modificación del reglamento de la Cámara para se puedan introducir estas iniciativas de forma inmediata en el orden del día con el apoyo de dos grupos.
Compromís aboga también por coordinar las votaciones en nombramientos tanto en órganos de gobierno de Les Corts como en aquellos que cuenten con miembros designados por el Parlamento autonómico –por ejemplo, los consultivos– para asegurar que todos provengan de formaciones que respeten el pluralismo político y los Derechos Humanos. Por último, quieren rechazar cualquier acuerdo, explícito o implícito, o iniciativas conjuntas con partidos contrarios a esos mismos principios.
Si el resto de formaciones lo apoyará o existirá un acuerdo sobre unidad de acción al menos entre los que conforman el Gobierno del Botànic se sabrá a lo largo de los próximos días. Muchas de las cuestiones recogidas en esa propuesta de acuerdo son aplicadas ya en la práctica por el tripartito como veto a Vox. Pero no incluye en ningún punto dejar de debatir con ellos en la Cámara como plantea Unides Podem.
Desde el PSPV se muestran claros en su oposición a no confrontar con ellos. "En el debate de la Ser dijimos de hacer una reacción conjunta. En solidaridad con lo ocurrido allí bien, pero las instituciones son sagradas y hay muchos electores de Vox a los que hay que decirles lo que piensan aquellos a los que votan", señalan fuentes socialistas. Las mismas que recuerdan que desde el principio de la legislatura impidieron que estuvieran en las mesas de las comisiones o que no les han aprobado resoluciones ni lo harán.
"El PSPV va a seguir como hasta ahora. Si nos invitan a un debate decidiremos si vamos o no, pero lo iremos viendo partido a partido", afirman. Aun así, sí admiten la necesidad de una reunión sobre la estrategia común de acción del tripartito en la que no descartan que solo puedan acercar posturas con Compromís.