VALÈNCIA. Los grupos de Les Corts que integran el Botànic II -PSPV, Compromís y Unides Podem- aprobaron este martes en la Junta de Síndics el nuevo calendario parlamentario de la primera mitad de 2021. Una programación de 12 sesiones plenarias con la que el president de la Generalitat, Ximo Puig, estará un total de 77 días seguidos sin someterse a una sesión de control en el Parlamento valenciano.
Más de dos meses en 'plena cresta' de la tercera ola de la pandemia. La Comunitat Valenciana suma estas semanas las peores cifras desde que estalló la crisis sanitaria hace ya diez meses: contagios, fallecimientos, positivos en residencias, ingresos, UCIs al límite y una incidencia acumulada que este martes se convirtió ya en la más alta de España.
Con este escenario -la pandemia desbocada y la consellera de Sanidad, Ana Barceló, admitiendo que la covid-19 está fuera de control-, los grupos parlamentarios de la oposición -PPCV, Ciudadanos y Vox- pusieron encima de la mesa este martes otra propuesta de calendario parlamentario que incluía un total de 15 plenos. La alternativa, sin embargo, fue rechazada por el tripartito, que validó su propuesta que incluía tres sesiones de control menos.
Socialistas, valencianistas y morados justificaron en la rueda de prensa posterior a la junta de portavoces que el calendario aprobado, a pesar de incluir menos plenos que los que pedía la oposición, era el que más sesiones plenarias incorpora "en la historia de Les Corts". Un argumento que los populares cuestionaron al compararlo con el mismo periodo de sesiones de 2013. Los primeros, además, volvieron a utilizar el mismo argumento de siempre, que Puig es el presidente que más veces ha comparecido en la Cámara.
Ahora bien, más allá de quién celebró más o menos plenos, lo cierto es que con su posicionamiento, el tripartito evitará que el jefe del Consell acuda a Les Corts hasta el próximo 11 de febrero para someterse a una sesión de control. La última vez que lo hizo fue el 26 de noviembre; es decir, que cuando vuelva al Parlamento habrán pasado nada más y nada menos que más de dos meses y medio. Casi un trimestre alejado de las críticas de la oposición, especialmente de las de PP y Vox, que son los que han mantenido discursos más duros sobre la gestión del Gobierno a lo largo de la crisis sanitaria.
La circunstancia no es baladí, dado que es el lapso en el que Puig ha estado más tiempo sin rendir cuentas ante Les Corts y lo hará, precisamente, en mitad de una pandemia, cuando se hace más necesaria que nunca la labor de los parlamentos en una de las dos funciones que tienen encomendadas, la de control del poder Ejecutivo.
Su ausencia en la Cámara contrasta, sin embargo, con la exposición que ha adquirido semana tras semana a lo largo de estos meses, bien fuera para anunciar medidas restrictivas, o partidas presupuestarias para amortiguar el impacto que ha tenido la pandemia en algunos sectores de la economía, entre otras muchas otras.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal